martes, 28 de mayo del 2024
 
Por Roberto López Delfín
Columna: Vórtice
¿Qué hará el presidente respecto a Veracruz?
2016-08-03 | 09:00:30
Recordando a Octavio Paz -el más grande de los escritores que ha dado nuestro País- a inicios de febrero de este año, utilicé como imagen de mi Facebook una fotografía que tomé de mi playa favorita, frente a la que vivo, ensombrecida por nubes bajas, tempestuosas, previas a una tormenta. Rememoré especificamente “Tiempo nublado” (Seix Barral, 1983) en el que, en una serie de ensayos, nos adelanta visionariamente una época problemática por vivir y, entre otros eventos, anticipa guerras por el resurgimiento violento y militante de los integrismos musulmán y católico, desafortunado conflicto que no me pareció evidente en 1983, pero que es uno de los símbolos de nuestro tiempo. Días después, el 28 de febrero pasado, mediante una carta que se explica por sí misma, renuncié de manera irrevocable al que había sido mi partido (el PRI) por más de 25 años –tengo 50- y públicamente manifesté mi apoyo a la coalición opositora PAN-PRD, proyecto que, no sin sobresaltos, y después de transponer muchos obstáculos, dificultades y persecuciones generados por el Gobierno priista del Estado, resultó ganador en la histórica elección del 5 de junio, en la que el PRI no sólo perdió, sino que pasó a ocupar la tercera fuerza política en Veracruz. Tiempos de claroscuros, de ventarrones y tormentas hemos vivido este año los veracruzanos, con momentáneos eclipses de luz y lucidez. Vuelve a nosotros el tiempo nublado y eso, es más que una observación meteorológica ante las inminencias de la temporada de huracanes que enfrentamos este agosto. Son muchos los nubarrones en nuestro ambiente. Vivimos días definitivos, si deseamos despejar nuestros horizontes económicos, políticos, sociales. El mes de julio no sólo vivimos preocupantes acontecimientos geopolíticos como los múltiples, sangrientos atentados terroristas; el golpe de Estado en Turquía; el anuncio de una crisis de la economía mundial para este año y el próximo y; la definición de la carrera presidencial estadounidense, que quedará entre Hillary Clinton y el popular, ignorante, expansivo, populista y antimexicano candidato presidencial republicano Donald Trump, que de ganar el 8 de noviembre próximo, augura tiempos críticos para los mexicanos y para todo el mundo por su agenda militarista, visceral, agresiva, populista, demagógica, beligerante. Pero el mes pasado no sólo se distinguió por la preocupante volatilidad geopolítica. En México por segunda ocasión en lo que va del sexenio, el número “oficial” de homicidios dolosos relacionados con el crimen organizado fue mayor al milenio, pues 1,054 personas fueron asesinadas en nuestro País (el 62.5% de ellas en 7 entidades, entre ellas Veracruz), lo cual es gravísimo pues el número de asesinatos viene creciendo tendencialmente en los últimos 3 meses, lo que evidencia el rotundo, evidente fracaso de la política pública de “decapitación”, captura de los líderes de los cárteles criminales en México, sin que se vislumbre ni un reconocimiento a ese fracaso, ni se mencione siquiera la necesidad de abordar el problema del narcotráfico como un problema no de seguridad, sino de salud pública; ni
se proponga, proyecte o discuta una política pública para hacer frente a la creciente violencia que ha ocasionado la “pulverización” del crimen organizado en nuestro territorio. Hace unos días y después de una serie de acusaciones por parte de voceros del clero de traición por parte del PRI, fue modificado el Artículo 4 de la Constitución de Veracruz para “garantizar el derecho a la vida” y prohibir el aborto en el Estado, esgrimiendo razonamientos jurídicos que han sido desacreditados científicamente incluso en países mucho más católicos que el nuestro, como Italia y España, donde el aborto es legal hasta los 3 meses de gestación y los gobiernos son respetuosos de los derechos humanos internacionalmente reconocidos a las mujeres. Antier subieron las gasolinas, en promedio unos 50 centavos el litro de cada una y se va viendo ya, que más allá del discurso y la narrativa oficial que ha oscilado de la soberbia ignorante a la humilde disculpa, el sexenio de EPN será recordado no sólo por el fracaso de sus tan presumidas “reformas estructurales”, que si bien es cierto dieron al País un nuevo marco legal, a la fecha ningún beneficio concreto han aportado a la calidad de vida de los mexicanos, acosados cada vez más por la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la incapacidad e insensibilidad de sus
partidos políticos y gobernantes, así como por una crisis económica que no hace sino profundizarse, devaluar día a día nuestra moneda, prepararnos para escenarios deflacionarios; dificultar la generación de empleos, el desarrollo de negocios y atrapar a nuestras juventudes y grandes mayorías en una pobreza casi sin esperanzas objetivas de superación. La vehemente oposición de organizaciones políticas de maestros han colapsado la vida de varias entidades federativas, la indispensable “reforma educativa” está naufragando y; el gobierno de Veracruz encabezado por Javier Duarte de Ochoa ha realizado denuncias penales en contra de su sucesor; nombramientos a modo en puestos clave; se ha negado a iniciar el proceso de entrega-recepción y dar información oficial al gobierno que lo relevará; basificó a más de 7 mil burócratas, entre ellos a personal “de confianza” a su servicio; ha celebrado contratos y acciones jurídicas “irrevocables” para asignar pagos, servicios y compras para los siguientes años, comprometiendo el destino de la recaudación adelantada de impuestos y derechos en los años por venir; todo ello como parte de la estrategia irracional a 4 meses de dejar el poder, de elegir la confrontación, el albazo como política pública frente a la derrota que lo desalojará a él y al PRI del
poder; implementando, apoyado y patrocinado todas las medidas que están a su alcance para blindarse; extender las ganancias de negocios cuestionados y; debilitar al próximo gobierno para restarle poder, recursos económicos y dejarlo casi sin margen de maniobra. En este escenario de choque de trenes, habida cuenta la persona, personalidad y compromisos electorales del próximo gobernador, el Presidente de la República EPN anunció que visitará el 11 de agosto Veracruz, después de su más largo periodo de ausencia en nuestro territorio, para no tener que ser recibido por el gobernador más cuestionado de la historia de Veracruz y recibir de frente, los reclamos por el cobro de las miles de facturas políticas, económicas y electorales que la gestión de Javier Duarte tiene pendientes en Veracruz. Vendrá el Presidente -apuntalado por la crucial lealtad y servicios de las fuerzas armadas- a un evento obligatorio de su agenda anual: la ceremonia de graduación de los cadetes de la H. Escuela Naval Militar de Antón Lizardo y la entrega de condecoraciones y anillos de graduación a oficiales de la Secretaría de Marina-Armada de México. En el contexto del régimen presidencialista que mandata nuestra Constitución, habiendo EPN substituido al dirigente formal del PRI por un incondicional e instruido
acciones de inconstitucionalidad contra acciones del Gobierno de Veracruz, ¿cuál será el sentido, las consecuencias de la visita del Presidente de la República a Veracruz? ¿Qué noticias nos dará a los veracruzanos? ¿En apoyo de qué, de quién se manifestará? Veamos con atención los días por venir. Conociendo como conozco personalmente a EPN, siempre tan cuidadoso, tan esforzado en sus ejercicios formales de comunicación social y política, creo que los veracruzanos obtendremos muchas respuestas a nuestras preguntas sobre los nubarrones que se ciernen sobre nosotros. Esperemos que el mal ambiente imperante no desmerezca la visita presidencial y se vayan resolviendo conflictos. Nos ha llovido sobre mojado en Veracruz. Ojalá mejore el clima y se despejen los nubarrones. Sentido pésame al gremio periodístico y a los familiares y amigos de don Antonio Liaño Sánchez, quién dejó amplia huella por sus muchos años en la radio y la televisión en el puerto de Veracruz, pero además fue un gran impulsor de la cultura como un experto y gran conocedor de la música en todos sus géneros, como pianista y locutor que con su voz, durante muchos años cautivó a propios y extraños en su programa de radio que aun se sigue transmitiendo (QEPD). Así las cosas.
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