viernes, 31 de mayo del 2024
 
Por Jair Robles
Columna: A 100 días de las elecciones en los Estados Unidos
2016-08-07 | 09:37:26
La campaña por la presidencia de los Estados Unidos, apenas ha comenzado oficialmente. A finales de Julio, se celebraron las convenciones de los partidos Republicano y Demócrata (en ese orden), donde se asignó formalmente al empresario Donald Trump y la ex senadora Hillary Clinton como sus candidatos.

Al terminar la convención Republicana, las encuestas mostraban a un Trump fortalecido y prácticamente empatado con su contrincante demócrata en la mayoría de las encuestas a nivel nacional.

Hillary Clinton comenzaba su propia convención con un escándalo, en donde se daban a conocer una serie de emails, filtrados por la organización Wikileaks, que mostraba como algunos de los dirigentes del partido demócrata, habían actuado en su favor y tratado de dañar la campaña del también senador Bernie Sanders.

Sin embargo, el escándalo pasó a segundo término, gracias a las intervenciones del propio senador Sanders y de la primera dama Michelle Obama, durante el primer día de la convención.

Es normal que cada candidato suba en las encuestas al terminar la convención del partido que lo postula, de esta manera se entiende que hace dos semanas Trump se acercaba peligrosamente a Clinton. Sin embargo las más recientes encuestas que se han dado a conocer en los últimos días, muestran a la Sra. Clinton con una ventaja de hasta dos dígitos (10 puntos o más), sobre el Sr. Trump.

Esta tendencia, no se explica únicamente por el rebote que Clinton recibió de su propia convención, sino por una serie de errores y confrontaciones que han puesto al equipo del candidato republicano, en su situación más crítica desde que comenzó su campaña por la presidencia.

Es obvio que en las convenciones se dedique gran parte de los discursos a hablar mal del candidato opuesto y del gobierno en funciones cuando se esta en la oposición. A pesar de que el discurso y mensaje de la convención republicana, fue mucho más pesimista y agresivo en contra de los Clinton y el gobierno de Obama, Trump no pudo aguantar la crítica que le hiciera en su discurso ante los demócratas, el abogado musulmán Khizr Khan, padre de un soldado condecorado, fallecido en el 2004, durante la guerra en Irak.

En lugar de apechugar las críticas y mantenerse en su estrategia de criticar a Hillary por sus grandes y crecientes problemas de deshonestidad, en una entrevista en cadena nacional, al ser cuestionado sobre los comentarios del señor Khan, Trump, como ya se ha vuelto costumbre se fue en su contra y de su esposa por haberse quedado callada.

Desde ese día las criticas en contra de Trump, no han parado, y siguen reforzando la idea de su falta de control temperamental, además de racismo en contra de ciertos grupos. Ha sido tan grave su error que dentro del propio partido republicano surgieron algunas de las más fuertes críticas y censuras a su postura.

En lugar de hacer una estrategia de control de daños, Trump ha comenzado a confrontarse con los líderes de su partido, al negarse a apoyar a Paul Ryan y John McCain, que en estos días tendrán que ganar sus propias elecciones primarias.

También ha comenzado a cuestionar la legalidad de la propia elección, con comentarios de que el proceso está arreglado en su contra.

Este tipo de posturas no le afectan con su base de apoyo, que le son fieles hasta la muerte, pero si ha comenzado a alejar a los votantes independientes, que serán indispensables para una victoria, así como algunos miembros del partido republicano, también se están distanciando, si no es que abiertamente apoyando a Hillary Clinton.

El proceso electoral apenas comienza y le restan tres meses de aquí al primer martes de noviembre, que se llevará a cabo la elección. Los mexicanos por mientras podremos dormir un poco más tranquilos, la desventaja en la que se encuentra Trump en estos momentos no ha sido superada por ningún candidato a la presidencia en las últimas décadas y se ve difícil que el magnate americano cambie su personalidad en tan corto plazo, si no lo ha podido hacer hasta ahora.

El riesgo que persiste y que no deja de ser muy real, es que a Hillary Clinton le sigan sacando los muertos del closet, como ya lo advirtió el fundador de Wikileaks, Julian Assange, quien ha prometido dar a conocer información en su poder, que de acuerdo a él es aún más comprometedora.

Hasta el momento, se sabe que hizo un manejo irresponsable de información muy sensible para la seguridad nacional de su país, de acuerdo al director del FBI, que mintió y sigue haciéndolo abiertamente cuando se le cuestiona sobre este tema.

Que los dirigentes de su partido le cargaron la cuchara para ayudarla a ganar la elección primaria. Que ha trabajado y recibido donaciones de una empresa, que también le vende armas al Estado Islámico, más lo que se acumule en la siguiente semana.

El espectáculo y el temor a Trump, nos están distrayendo de algo igual de perturbante. Lo que estamos presenciando en el país vecino, es una muestra más de que la degradación de la política, no es un asunto exclusivo de México, ni de los países del llamado Tercer Mundo.

La corrupción y el cinismo está aflorando por todos lados. De seguir las cosas así en los Estados Unidos resultará ganador el menos peor de dos muy malas opciones. Con Trump o sin Trump, el futuro no es muy alentador para nuestro continente.

Lo poco rescatable de llegar a ganar Hillary Clinton, es que por primera vez la nación más poderosa en el mundo sería dirigida por una mujer.

La diferencia entre un pesimista y un optimista, es que el pesimista piensa que las cosas están muy mal, mientras que el optimista piensa que podrían estar peor.


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