2016-08-17 | 10:17:09

Las recientes declaraciones de los dirigentes nacionales del Partido Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa Reza y Carolina del Mazo Monroy, han creado buenas expectativas entre los priistas sobre el rumbo que lleva ahora el discurso del PRI. Y hasta se podría decir que les ha vuelto el alma al cuerpo o al menos un poco de tranquilidad.
Ambos han coincidido en que el Revolucionario Institucional no va a permitir que los partidos de oposición y adversarios políticos se dediquen a calumniar y denostar. Que a los partidos de oposición se les acabó el recreo y no habrá más mentiras, ni más embustes, lo que parece darle gusto a los del tricolor.
Y es que la posición de defensa del PRI llega en el justo momento donde en Veracruz ya se necesita una urgente reconciliación por la derrota de las elecciones pasadas en junio, donde el tricolor perdió la gubernatura y los ataques para ese partido, pero especialmente en contra del gobernador Javier Duarte, han polarizado a propios y extraños.
En ese sentido, para los priistas de Veracruz causaba extrañeza que el PRI nacional no se hubiese pronunciado al respecto de las imputaciones de su gobernador veracruzano sin tampoco devolver los señalamientos a los actores políticos que lo acusan.
Por eso el cambio en el discurso de los líderes tricolores esta sembrando otro ambiente en tierras jarochas y rompe un poco con la tensión que se ha vivido desde los resultados electorales, pero habría que ver que opinan los actores como el ex candidato Héctor Yunes Landa, quien se ha sumado a las acusaciones.
Así los priistas podrán presumir el día de mañana que si bien estás a expensas de los nuevos tiempos en los que hay que someterse a la transparencia y el escrutinio público, también serán un frente para denunciar las corrupciones y acciones de sus adversarios políticos, que tampoco salen limpios de cualquier auditoría o revisión a sus fortunas personales.
Y es que hasta eso fue el principal reclamo al presidente de su partido, en el sentido de que en Veracruz, el caso alcanza a Miguel Ángel Yunes, el gobernador panista electo de Veracruz, quien no sólo ha usado una campaña reiterativa y sistemática para atacar a Duarte y a su administración, sino que también esta ya alcanza al PRI en todos los niveles.
Pero en este caso, lo que han criticado desde Veracruz es que sea Yunes Linares el que use esa bandera de “autoridad moral” cuando es inocultable su millonaria fortuna, propiedades de lujo en México y el extranjero; que sus expresiones contra Javier Duarte, más allá de lo legalmente comprobable, solamente están causando más daño al PRI… teniendo en puerta las elecciones locales del 2017 y la próxima gubernatura del 2018. A eso hay que sumarle las elecciones presidenciales.
Al parecer es lo que realmente buscaban los del tricolor, y es que ha surtido efecto tanto las denuncias como la campañas mediáticas. Por cierto en la lucha legal contra Miyuli los del PRI, a excepción del líder del SNTE, Juan Nicolás Callejas, han dejado solo al primer gobernante.
Y es que el PRI nacional no puede ser omiso a los reclamos de la sociedad para el combate a la corrupción, pero tampoco puede dejar que le den de bofetadas para poner la otra mejilla, así nada más sin responder, especialmente si el gobernador electo tiene mucha cola que le pisen, pero especialmente porque ya derribado el árbol quedarían demolidos.
Por algo será que el presidente Enrique Peña Nieto no lo ha recibido en Los Pinos, a diferencia de los gobernadores electos José Rosas Aispuro, de Durango; y Alejandro Tello Cristerna, de Zacatecas, pese a que Yunes Linares niega que el mandatario nacional los haya recibido.
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