miércoles, 05 de junio del 2024
 
Por Jair Robles
Columna: Revolución del Mandato
2016-08-28 | 10:13:29
Quizá como nunca antes, los veracruzanos viven las consecuencias de un gobierno que ha sido incapaz de atender las más importantes necesidades de sus habitantes.

La generación de empleos y mejorar los estándares de vida, siempre ha sido la aspiración de la ciudadanía y la promesa de los candidatos a puestos de elección popular. Que estas promesas no se cumplan es grave, pero desgraciadamente no es algo nuevo.

Lo que si es inédito aún en Veracruz que por muchos años ha sido de los estados donde la pobreza y la marginación ocupa los primeros lugares a nivel nacional, es la creciente deficiencia en servicios básicos como la salud, la educación, apoyos al campo, y un largo etc.

Es tan pobre la gestión de este gobierno que no cumple ni con el pago a sus trabajadores y pensionados, a proveedores, constructores y hasta con propias instituciones públicas como la UV o a muchos ayuntamientos que no les entregan todos sus recursos.

La deuda pública del estado es tan grave que en días recientes, las agencias calificadoras le han dado la categoría de ¨bonos basura¨. De todas estas deficiencias sin embargo, la que más preocupa, es la inseguridad, así lo reflejan los estudios de opinión pública y las notas diarias de los medios en el estado.

La ola de asesinatos, robos y secuestros esta generando un efecto de implosión, como si fuera un hoyo negro que poco a poco lo va absorbiendo todo. La tranquilidad, la convivencia, la inversión y en los casos más graves la vida misma de muchos hombres y mujeres, se ha perdido.

La poca esperanza que le queda a la gente es que este gobierno ya se va y creen que con la llegada del nuevo gobernador las cosas van a mejorar. Que bueno que los Veracruzanos, se hayan decidido por mandar un mensaje de rechazo con su voto y sacar del poder al PRI, que llevaba más de setenta años en el poder.

Pero tenemos que esperar seis años para hacerle saber a un gobernante que su trabajo no ha sido bueno? Acaso no se conocían desde hace tiempo las ineficiencias y faltas que el actual gobierno estaba cometiendo. El crecimiento de la deuda pública y los casos de corrupción tienen ya más de un sexenio que son cosa pública. En la Cámara de Diputados existe una petición de Juicio Político, en contra del gobierno de Duarte desde hace más de un año y sin embargo hoy es el día que a esta no se le da curso, a pesar de que prácticamente existe un consenso de todas las fuerzas políticas, incluido el PRI, por llamarlo a que rinda cuentas.

La razón por la que el juicio político, no ha prosperado es porque antes de esta petición existen muchas otras, que involucran a miembros del PAN, del PRD y del PRI, que a nadie conviene se activen y se discutan. Si creemos que la propia clase política mexicana se encargará de ponerle frenos a los actos de corrupción y mal gobierno, podremos esperar otros setenta años.

La Constitución Política Mexicana, establece claramente que el poder recae en el pueblo y un instrumento de las democracias participativas más modernas es la revocación del mandato.

Este mecanismo permite a los ciudadanos, remover del gobierno a aquellos gobernantes que no estan cumpliendo con su deber como servidores públicos o que han perdido tanta legitimidad que su debilidad les impide ejercer plenamente sus funciones.

En este momento tenemos varios ejemplos que nos permiten ver de manera muy clara, que cuando un gobernante ha perdido legitimidad y fuerza, las acciones de gobierno se dificultan y ese vacío de poder comienza a ser ocupado por
otras fuerzas, tanto políticas, empresariales, religiosas y hasta de la delincuencia organizada.

En el Estado de Morelos, existe un frente compuesto por diversos grupos, que exige la destitución del gobernador perredista Graco Ramírez. A nivel nacional, se habla insistentemente de cambios en el gabinete y la acción en contra de varios gobernadores, como una manera de darle aire a un presidente que es desaprobado por más del 70% de los ciudadanos.

En Veracruz, ni se diga, la Iglesia legisla, el crimen organizado controla la (in)seguridad de muchas zonas y hasta cobra sus impuestos, los miembros del gabinete estatal, solo aparecen para desmentir las acusaciones en su contra o para decir que no tienen recursos para cumplir con sus funciones, mientras el gobernador saliente y el entrante, pasan más tiempo en las procuradurías cruzando denuncias y presentando supuestas pruebas uno en contra del otro, que atendiendo los problemas de los ciudadanos.

Hasta qué nivel tendrá que llegar la desaprobación de un mandatario para que deje el poder? Las encuestas nos sirven como un indicador de la debilidad de un gobernante, pero de ninguna manera pueden sustituir la voluntad de la ciudadanía que se vería reflejada en un referéndum mediante el cual se decida si el gobernante se queda o se va.

La revocación del mandato, mediante un referéndum, no es una solución perfecta, ya que las mayorías se pueden equivocar, como lo acabamos de ver en el Reino Unido, durante la votación que se llevó a cabo para decidir si se quedaba o se salía de la Unión Europea.

Sin embargo esto no debe de servir de pretexto para que a la gente se le mantenga como un testigo mudo de la cancelación de su propio futuro. Para que la revocación del mandato se vuelva un instrumento de la democracia eficaz, es necesario que se incluyan ciertas condiciones para que se pueda convocar a un ejercicio de este tipo.

Como por ejemplo, permitir un mínimo de tiempo a los gobernantes de ejercer su mandato antes de poder ser sometidos a un referéndum sobre su gestión y permanencia en el gobierno.

Que se tengan que recabar un mínimo de firmas para hacer válida una petición de referéndum. De igual forma un mínimo de participación de la ciudadanía para que sus resultados sean válidos, y legítimos.

El proyecto de Constitución de la Ciudad de México, que en unos días se comenzará a discutir incluye la Revocación del Mandato y de ahí podremos aprender aún más de los expertos, cuales son sus razones y beneficios.

También tendremos la oportunidad de identificar que fuerzas políticas estan dispuestas a ceder un poco de su poder ante la ciudadanía.

Veracruz, tendrá la misma oportunidad con la llegada de sus nuevos representantes.

La memoria de un mal gobierno estará tan próxima que no sería difícil convencer a la población de las bondades de legislar en este sentido. Si los servidores públicos que acaban de ser electos, incluido el nuevo gobernador, tienen una visión de largo plazo y en verdad se interesan por el futuro de los Veracruzanos, deberían de impulsar que la revocación del mandato se vuelva una realidad en el estado.

Con esta medida se estaría garantizando que nunca más tengamos que esperar seis años para cambiar de gobierno si este no esta dando resultados. Y mucho menos tener que pedirle a un presidente igual de impopular que haga algo por nuestro estado y se lleve a nuestros gobernante a otro lado.


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