lunes, 29 de abril del 2024
 
Por Celso Erick Garrido del Castillo
Columna: Los muros de Trump
Los muros de Trump
2016-09-17 | 09:25:51
Estimados lectores, mucho nos ha indignado como mexicanos las declaraciones del candidato republicano Donal Trump en alusión a los ataques repetitivos de discrimación mencionados en su campaña en contra de nuestros compratiotas migrantes, aunado a la promesa de construir un muro divisiorio en la frontera norte del país, esto con el ánimo de acabar con la migración. Ante el imaginario del votante norteamericano pareciera “una ideota” (sic), sin embargo, para un grupo de ellos la idea no suena descabellada, incluso los migrantes son señalados como los causantes del desempleo, generando una animadversión hacia los connacionales, así como a los centroamericanos, esto a pesar, de los beneficios que obtienen los miles de norteamericanos producto de una mano de obra barata. Ante esto, la visita de este personaje en territorio nacional causó indignación en el colectivo nacional, donde la población lo señalaba como “persona non grata”. Sin embargo, y por lamentable que suene, algunas veces, solo vemos la paja en el ojo ajeno. En contraparte, la Encuesta Nacional en Vivienda realizada por Parametria http://www.parametria.com.mx/carta_parametrica.php?cp=109 indicó que cuatro de cada diez mexicanos considera que el color de la piel influye en el trato que reciben las personas, incluso la cifra se eleva en el Distrito Federal, donde 51% de los capitalinos señaló que este tipo de discriminación está presente en la sociedad. Si bien es cierto, la discriminación racial, pareciera en el imaginativo nacional que solo se presenta dado los estereotipos que conocemos por las noticias o documentales y películas del extranjero, en donde, tenemos la vaga creencia que la
discriminación es derivada de prohibiciones explícitas, o bien con la idea de que un hombre blanco limite a gente de color. A los efectos de esto, la discriminación se ve implicada por el trato que se le da provocadas por el color de la piel, raza, género, religión, preferencia sexual, etcétera. Significa entonces, que la discriminación se presenta cuando cualquier individuo, dada su condición social, económica o posición pública y política, se refieran con desprecio en cualquier forma a otro ser humano. En referencia al estudio de Parametria, este indica que el 11% de los entrevistados a nivel nacional han vivido personalmente discriminación por el color de su piel y 16% en CDMX. De todo esto se desprende, que a pesar de que el artículo primero de nuestra Constitución el cual garantiza la no discriminación hacia todas las personas, la realidad sea otra. Por desgracia, tanto nuestra sociedad, así como las diferentes autoridades federales, estatales o municipales, incluyendo a las instituciones de salud y de educación entre otros, discriminan todos los días del modo más natural y desenfadado, como síntoma de una patología del modelo económico. Es decir, donde la discriminación se ve reforzada y complementada con la desigualdad económica, afectando la desigualdad en el trato social que se le da a los más vulnerables, lo cual restringe y viola sus derechos a la oportunidad de su desarrollo tanto humano como económico y social. Ante lo expuesto, podemos decir que la discriminación es un hecho latente en nuestro país, tan solo cabe recordar ciertos anuncios que se colocaban afuera de establecimiento como NRDA (Nos Reservamos Derecho de Admisión) o VIP (Very Important People); inclusive el estigma social que vivieron las mujeres
por el simple hecho de su estado civil, es decir, pasar de casada a divorciada era un sinónimo de exclusión. O bien la posibilidad de ser madre soltera implicaba hasta el menor donde incluso el acta de nacimiento denotaba el estatus de hijo legítimo e ilegítimo; o bien, la discriminación que por muchos años sufrieron en carme propia los indígenas, solo por el simple hecho de haber nacido en esa condición. Debido a esto, podemos aducir que la discriminación además de la cuestión económica puede darse por razones históricas y culturales; no obstante, todos estos cambios y aceptaciones implicaron normas jurídicas, formuladas por la autoridad competente. Es decir, que ella es la encargada de acatar, enfrentar y encontrar soluciones a los problemas actuales de la discriminación, no se trata de evadir la responsabilidad ante la esperanza de que el siguiente lo solucione; al contrario, impera la posibilidad de encontrar soluciones viables, que no laceren a ninguna de las partes, que se busque un equilibrio entre las propuestas de unos y las quejas de otros. Donde la gobernanza involucre a todos los actores siendo estos escuchados y atendidos en sus posicionamientos, donde la solución de los conflictos sea el diálogo y no lo mediático. A veces la solución, está en el sustantivo. Para concluir, existen muros más sólidos que los edificados con concreto, los cuales son construidos con la intolerancia y cerrazón, donde la discriminación cimienta sus bases. Ante esto, cabría recordar el bello poema de Nezahualcóyotl: “Amo el canto del cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces. Amo el color del jade y el enervante perfume de las flores, pero amo más a mi hermano: el hombre.
@ErickCelso


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