2016-09-27 | 20:17:09

El voto de castigo

Las versiones que nos da a conocer la reportera Paulina Ríos sobre la inminente aprehensión del gobernador Javier Duarte de Ochoa provienen en la mayoría de los casos de fuentes cupulares del PRI y de destacados miembros del mismo partido en el Congreso de la Unión.
La explicación no es tanto sobre los casos de corrupción donde se manejan desvíos de miles de millones de pesos, el verdadero malestar priista se concentra sobre la pérdida de la hegemonía del partido tricolor por más de ochenta décadas en la entidad veracruzana y lo que puede influir en la probable derrota en las elecciones presidenciales.
Lo que aducen esas fuentes cupulares sobre lo ocurrido en Veracruz se lo atribuyen al voto de castigo por la pésima administración de Duarte de Ochoa y en ningún caso a una nueva fuerza política adquirida por el PAN. No le conceden al partido azul el peso político del fracaso del candidato Héctor Yunes Landa sino al escarmiento al grupo en el poder de la entidad veracruzana.
Cuando se manejó la posibilidad de que el candidato priista al gobierno de Veracruz fuera José Yunes Zorrilla, en varias ocasiones le pidió el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong que buscara un acercamiento con el gobernador Duarte de Ochoa al que se opuso el senador priista de Perote.
Consciente del riesgo negativo que representaba alguna identificación con el gobernante en turno. Aspecto que ahora es valorado electoralmente del hartazgo de la población veracruzana sobre las dos últimas administraciones estatales.
Yunes Landa había pedido la remoción de Duarte de Ochoa como factor prioritario para ganar los comicios, pero los intereses políticos existentes predominaron hasta que llegó la realidad del fracaso comicial.
Un sentimiento surge casi siempre en la conciencia entre los derrotados que todo gran fracaso es en el fondo bien merecido.
Los priistas veracruzanos necesitaban aprender.
Paulina Ríos asegura según sus fuentes en la cúpula del partido tricolor que con la expulsión de Duarte de Ochoa del PRI no se va él solo, sino que ya tienen una larga lista de funcionarios estatales y familiares que también figuran entre las graves irregularidades que cometieron dañando seriamente la economía.
Se maneja en Xalapa que a Duarte de Ochoa, no le preocupa la expulsión del partido que lo llevó a la gubernatura, en primer término porque lo considera como un instituto que si lo sacan sería como escupir para arriba, ya que pocos priistas se salvan de estar acusados de ser corruptos.
Hace tiempo él ya no se consideraba priista, se sentía traicionado así como una mayor identificación con los principios ideológicos y partidistas de Morena. Él está seguro que en los comicios para las alcaldías de Veracruz será Morena quien se quede con las mayoría y los más importantes municipios del estado.
Llegó al grado de estar acusado el gobernador por los senadores de haber ayudado a los candidatos de ese partido que comanda Andrés Manuel López Obrador. El que fuera candidato, Cuitláhuac García, asegura que ni siquiera conoce a Duarte de Ochoa echando por tierra las acusaciones de haber recibido apoyos.