2016-09-29 | 09:36:33

Aunque intentó esquivarlo, le llegó a Javier Duarte el primer “gancho al hígado” pero sin derribarlo, sin lastimarlo. El PRI nacional “suspendió en forma temporal” sus derechos, lo que no le quita el sueño ni el sentido del humor. Es la primera vez que el priismo “enjuicia” a un gobernador en funciones para armar un circo mediático en un escenario de crisis nacional. Fueron “sancionados” también seis de sus canchanchanes entre ellos Arturo Bermúdez, Gabriel Deantes y José Antonio Mansur. Los otros tres son charalitos de aguas negras. Ni Bermúdez, ni Deantes, ni Pepe Toño aspiran a una carrera política dentro del tricolor. Lo de ellos es el billete verde, los negocios, las inversiones en el extranjero, el buen vino y la buena vida. El glamour. Ochoa Reza, con la anuencia de Los Pinos, lucha por limpiar la vapuleada y maltrecha imagen de su partido y trata de levantar los bonos de Peña Nieto rumbo a 2018, porque políticamente están en la cuerda floja. Pero “sacrificar” a un gobernador no es suficiente ante la irritación y el hartazgo popular. Se requiere de un intenso y abrumador trabajo político para enderezar la nave que se hunde lenta pero inexorablemente. Otro gallo cantaría si las sanciones se aplicaran con el mismo rasero a los demás mandatarios señalados de corruptos. Ahí están los casos recientes de César Duarte, Roberto Borge y Rodrigo Medina. Sin embargo, para otros partidos la acción del PRI es sólo una cortina de humo que ofende la inteligencia. MORENA asegura que se trata de una
tomada de pelo que raya en el cinismo y la complicidad. El PAN afirma que es un show mediático que no resolverá el fondo de la corrupción. En tanto que el PRD pide juicio político contra el Gobernador y su camarilla. Y los medios nacionales se regocijan con las “pifias” del gobierno, convirtiéndose en “la gran pesadilla” del mandatario, su familia y colaboradores. Hoy se habla de un Veracruz en llamas. Hoy se habla de un infierno llamado Veracruz. ¡Hoy se habla del deterioro de la Joya de la Corona! Este sexenio manchó el prestigio de un Veracruz progresista siempre a la vanguardia de la República. Las investigaciones de la PGR y del SAT en contra de Javier Duarte esas sí son auténticas pesadillas, no solo para los políticos sino para cualquier persona. La intervención de la Federación en el caso Veracruz, ratifica la decisión de posicionar al PRI en el ánimo del electorado, pero el pueblo ya tiene el voto definido. La cruda realidad es que se vive en un Estado con finanzas quebradas y una imagen de violencia desbordada que alcanza al clero con eco en el Vaticano. El grupo de colaboradores cercanos al gobernador, “tiró la toalla”, ya no quiere queso sino salir de la ratonera. Solo unos cuantos le son leales. Los demás cuentan con angustia los días que restan del agonizante sexenio, porque sufren sueños siniestros por el escándalo que podría salpicarlos. La expulsión y consignación de Duarte, se ve como un sueño imposible.