2016-10-03 | 09:07:10

El final de un gobierno es cuando todo termina

Fernando Gutiérrez Barrios comentaba en su época de gobernador de Veracruz que a la mayoría de los funcionarios se les olvida que el poder que detentan, el cual les permite ilegalmente acumular grandes beneficios, en cuanto a negocios y atenciones, es totalmente prestado. Te lo dejaron por un tiempo, pero tarde o temprano te lo quitan y no te dejan nada. Los funcionarios no entienden que se trata de un crédito político que tiene fecha de vencimiento y que hay que regresarlo. Devolver lo que nos les pertenece se convierte en un serio problema. No entienden que el dinero que manejaron no es suyo y hay que reintegrarlo. El caso del gobernador Javier Duarte de Ochoa es diferente, él tuvo el dinero y el poder durante doce años. Desde la mitad de la administración fidelista, es decir, desde el tercer año del gobierno de Fidel Herrera Beltrán se le informó que sería el sucesor, tenía que demostrar su agradecimiento hacia la persona que lo había nombrado y la única fórmula es con recursos. Por eso tuvo el manejo absoluto de las partidas federales y estatales durante los últimos nueve años. El final de un gobierno marca un rompimiento y éste se da en todas las esferas que estuvieron ligadas, provocando en algunos casos situaciones difíciles. En Coatzacoalcos, el señor Antonio Macías, suegro del gobernante, instaló una planta de procesamiento de frutas y vegetales, en un principio se llegó a contar a 40 personas como trabajadores, ahora solo existen dos veladores y prácticamente dejándola desmantelada. Él entendió que los años boyantes llegaron a su final.

Las opciones de Margarita Zavala

Se llegó al colmo del descaro, el problema electoral-político de Margarita Zavala quien se quiere quitar el apelativo de su matrimonio negando a su esposo Felipe Calderón. Tiene dos opciones: divorciarse o convertirse en viuda.

Eso calienta, decirles que son priistas

A los funcionarios estatales como Juan Carlos Rodríguez y José Antonio Manzur, quienes fueron expulsados junto con el gobernador Javier Duarte, están bien molestos porque nunca han estado afiliados al partido tricolor. Lo que más los irrita no es que los hayan sacado de ese instituto político, sino que los hayan considerado como priistas. Dicen que ellos son gente respetable. Eso si lo consideran como grave ofensa, que hayan pensado que en alguna época pertenecieron al PRI. No somos borregos y la fama de corruptos a ningún priista se la quitan. Una persona del nivel del expresidente nacional del PRI, como Manlio Fabio Beltrones quien señaló: “No sería mala noticia la victoria del dirigente de izquierda en la elección presidencial del 2018”. Como respuesta, AMLO afirmó en Sonora: “Hay militantes de otros partidos, incluso como dirigentes, que ya están convencidos de un cambio verdadero y no ven otra opción más que la que representamos nosotros”. Morena tiene las puertas abiertas a mujeres y hombres de buena voluntad que quieran unirse.