2016-10-15 | 15:59:20

Flavino y la odisea

Personaje de firmes convicciones y principios humanos, morales y éticos de toda la vida, dueño de sensibilidad y mirada profunda. Conocedor de la política y de las intrigas palaciegas. Servidor público de tiempo completo y ante todo honesto.

Con estos atributos y más, llega Flavino Ríos Alvarado, a cumplir el sueño anhelado que sólo se les cumple a quienes a lo largo de la vida con estoicismo y verticalidad han superado y superan todo tipo de adversidades, pero además como los grandes hombres para lo que han sido diseñados por la prodiga naturaleza divina, son de los que tarde o temprano les llega su momento de convertir sencillez y humildad en grandeza, pero para el servicio de sus semejantes.

En el juego de la política como profesión, siempre ha actuado con apego a la legalidad y por eso es como en las últimas dos décadas ha ido escalando hasta llegar a la cima, diríase del poder político, pero para él sin que lo siga se puede percibir, como un momento de éxito, de alcanzar un triunfo en estar dentro de la más elevada competencia en momentos cruciales no sólo en estas tierras, sino para el país, pero con el único deseo y el ideal de servir a los demás.

Con el paso de los años, se le ha visto, siempre en su dimensión de amigo, compañero, político, servidor público, legislador y de un hombre como pocos, convencido de la grandeza de las instituciones.

Ante el reto, hay que verlo con una sonrisa en el rostro y su mirada que parece que escudriña el alma de sus interlocutores, a lo que no convence sino simplemente expone, analiza y argumenta para alcanzar los mejores acuerdos, en donde nunca se le verá como ganador, sino más bien en lo más alto del pedestal de la justicia y la legalidad.

Este tipo de personas que ya no abundan en el servicio público, hasta se pueden dar el lujo de contestar el teléfono y de intercambiar impresiones de forma ágil con diversos actores de la vida pública, social y mediática, con cierta solemnidad y parsimonia.

Los incrédulos esperan y exigen mucho a quien tiene los días contados para ejercer una labor titánica de grandes proporciones, que nunca antes exigieron y hoy quieren ver la magia de un hombre que olvidan que es un ser humano, sí con mucho potencial y capacidad de trabajo con raciocinio en el difícil intríngulis de una actividad que se ha desprestigiado en los últimos tiempos como consecuencia de la voracidad y ausencia de compromiso de quienes han “asaltado” a la política como el arte de vivir en la riqueza y la opulencia como la realización del sueño imposible.

Dueño de un corazón de mayor bombeo y resistencia que el de Induráin, con el que accede al místico modelo laboral de llegar temprano y de ser el último en retirarse del campo de batalla, por ser un General al estilo de Napoleón, de ir siempre al frente.

Respaldado por sus dos ángeles en el cielo al que todos días los evoca en su más íntimo y grato recuerdo que los tiene presentes siempre en su memoria, para rendirles en el silencio una oración que le conceden la bendición y la intercesión divina ante Dios para que lo protejan y le iluminen su camino.

La fortaleza y temple de su firme carácter, nunca se enciende, ni jamás lanzaría consignas de maldad alguna en contra de nadie, nunca una ofensa y menos una mala palabra, sino simplemente en su largo peregrinar por este mundo su vida se afianza con apego al derecho y el respeto pleno para sus semejantes.

Veracruz entra a una nueva dinámica y de lucha en contra del tiempo, pero tampoco es mago. Pero quienes le conocen y saben que con probidad y talento, podrá en tiempo record darle rumbo a la nave y llevarla a buen puerto a pesar de todas las tempestades, porque nunca se arredra ante los imponderables. Buen viento sopla para los veracruzanos. Suerte maestro. Así las cosas.