2016-10-20 | 09:05:41

El rencor no fue producto de la calentura política de Javier Duarte, pero contribuyó a su estrepitosa caída. Fueron su compadre y ex gobernador Fidel Herrera Beltrán y Miguel Ángel Yunes Linares quienes construyeron los cimientos del encono. Ellos colocaron la primera piedra del odio y la animadversión que hoy día zarandean a Veracruz. Con el tiempo, se llevaron “entre las patas” al joven Duarte quien, “sin deberla ni temerla”, compró un pleito ajeno que lo tiene al borde de la prisión. El encono enredó a los tres: Fidel, Javier y Miguel. Duarte, defenestrado por el poder central y “amigos aduladores”, padece las graves consecuencias de ese rencor crónico que lo llevó al descrédito y a la tumba política por su gobierno corrupto. Esa herencia funesta tiene sumido a los veracruzanos en una crisis económica, política y social sin precedentes. Se ha lastimado el corazón de la alegría, el humor, el sabor jarocho, el sentido picaresco de su gente. Hay temor, desánimo, tristeza y, sobre todo, desencanto que carcome el alma de un pueblo cansado de sufrir y callar. Empresas en quiebra, violencia desbordada y una sociedad desespe
rada ante un escenario de frustración y enfado. A pesar de este encono “los tres peleadores callejeros” se encumbraron hasta los cuernos de la luna: alcanzaron su sueño. Enfrentados “en un cuadrilátero sin red protectora” el golpeteo se impactó en el rostro de un estado vapuleado por el infortunio. Herrera Beltrán fue el primero en ganar la gubernatura. Polémico y controvertido. Hábil y generoso. Criticado y respetado. Dicharachero y enamorado. Dejó para el anecdotario la “Fideliña”, recurso de engaño para salir del paso. Se le adjudica haber propiciado el endeudamiento, pero se le reconoce su solidaridad con algunos sectores. La clase política no le perdona haber prolongado la fidelidad a través de sus “canchanchanes”. Con su experiencia impulsó a Duarte y lo entronizó en la silla dorada del poder. Ganó la elección a Miguel, el principal rival político de Fidel. Con Javier llegaron los ambiciosos alumnos del Tío quienes se posesionaron de cargos de la mayor trascendencia.
Jóvenes que cayeron en tremenda metamorfosis. Del transporte público, al jet ejecutivo. De los zapatos Flexi, a los Ferragamo. Del ron blanco, al generoso vino Petrus. De humildes casas rentadas, a ostentosas mansiones. La “Fideliña” fue sustituida por la “Duartiña”, auténtico gatopardismo. El diputado Ricardo Ahued dibuja a los “Niños de la Fidelidad” con la frase: “hasta el más pendejo tiene avión”. Miguel es el último en ganar la gubernatura con la promesa de meter a la cárcel a su antecesor. Compromiso fallido porque se le adelantó el Gobierno federal. Pasa a la historia por sacar al PRI del gobierno tras 86 años. Luego de la derrota y denuncias presentadas por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, Duarte pidió licencia para defenderse. Pero no fue así porque decidió fugarse. Hacienda y el SAT no perdonan: donde ponen el ojo, ponen la bala. Miguel protestará como gobernador el próximo 1 de diciembre. ¿Habrá Miyuliñas?