2016-10-28 | 21:06:24

Desarrollo humano y el planeta

El planeta es el mismo, aunque más destruido, el ser humano no cambia y permanece inmóvil hacia una mejor transformación espiritual y de valores en la persona.

La apuesta hacia los valores materiales y no por los espirituales, la lucha por el poder político y económico de forma desenfrenada, delirante y peligrosa es parte del día a día.

Entre todos los seres humanos, entre los grupos de distintas generalidades, existen los grupos del poder, principalmente económicos y políticos. A los que poco se les puede hacer cambiar en su lucha por crecer en sus fortunas y dimensión de someter a los demás.

Así ha sido, el paso de los años, de los siglos, de los días a lo largo de la humanidad. Nada puede detener o enfrentar a los poderosos que se ostentan por encima de sus iguales y principalmente de lo que se llama pueblo, o los de a pie.

En este momento de una coyuntura en el orden mundial, nada cambia, nadie ofrece alternativas de bondad, generosidad y de ayuda para los pobres, para los afligidos, los abandonados, los enfermos y los de la pobreza, pobreza extrema y los que viven en la miseria.

A esta situación con el paso del tiempo se les dan nombres y categorías, para demostrar el bajo nivel al que se le puede someter al ser humano, que resiste estoico y sublime a los embates del poder.

Aquí con la versión aquella de Charles Darwin, de la evolución de las especies para adaptarse o morir, o más bien dice desaparecer, hay que verla desde la óptica fría del análisis de lo que somos y hacia dónde vamos. A veces con miedo, con temor, con dudas y con la fe por delante ante las adversidades.

En todos estos años, se han observado además los puntos de quiebre y desequilibrio entre las creencias religiosas. Todas se conducen al mismo objetivo de ser mejores, lucha por el tema espiritual del ser humano y los valores hacia el interior, a lo que se ve como el alma.

Pero, entre las religiones a lo largo de la historia se ha visto que existen los enfrentamientos entre unos y otros, en donde el poder también es parte de la disputa por asegurar que las creencias de lo que se profesa se reconozca como las mejores, las más reales, convincentes y genuinas.

Así, es la lucha entre generaciones de las ideas religiosas y las propias creencias a quienes se les imponen muchas veces desde que se nace,

Las diferencias de creer en lo que se profesa en el mundo, han sido parte de un debate de siempre, pero más aun de una guerra de intentar someter a los más débiles.

La propagación de la fe para lograr adeptos y cambiar mentalidades, las creencias del miedo hacia lo inesperado y lo desconocido.

La polarización del mundo en este momento de duda, de cambios y de lucha por el poder, se aumenta la tensión por el trabajo inquisitivo también de una lucha de los medios de comunicación y de la era del ciberespacio con las famosas redes sociales.

La recomendación sería luchar cada uno, cada familia y cada comunidad por fortalecer el trabajo espiritual y darle mayor valor a lo humano. El centro de la atención en el orbe debe ser el hombre, en primer término, pero tampoco dejar de lado a la naturaleza, la protección de la vida en todos sus aspectos, un animal, una planta o un ecosistema, todo tiene valor para el planeta.

Hay que propiciar el desarrollo humano, trabajar en la solidaridad familiar, de vecinos, compañeros de trabajo, amigos y de distintos miembros de cada una de las comunidades.

Hacer trabajo solidario de ayuda con los que menos tienen, emprender una tarea del saludo al llegar, al salir, al pasar, siempre dar un saludo, en señal de educación y de respeto por la persona, del color que sea, del nivel económico que sea, la persona es tal, y ese es su gran valor.

Desde este espacio el pésame y la solidaridad de todos con don Humberto Alonso Morelli y su familia, por el sensible fallecimiento de su hijo Humberto Alonso Robles. Que la misericordia de Dios les de la resignación pronta al dolor por la partida del joven Humberto, que cumplió sueños y anhelos. Recibió el cariño de los suyos y hoy alcanzó la gloria eterna. Descanse en paz. Así sea. Así las cosas.