lunes, 20 de mayo del 2024
 
Por Celso Erick Garrido del Castillo
Columna: Status Nascendi
Status Nascendi
2016-11-06 | 09:23:15
Estimados lectores, para los amantes del beisbol, tuvimos el gusto de presenciar un partido inédito; como si el mismo hubiera salido de un guión de película de Hollywood; los ingredientes fueron variados, desde el poder observar un séptimo juego en una serie mundial y que concluya en extrainnigs, en donde, uno de los equipos venía de una desventaja de un ganado y tres perdidos, convirtiendo la posibilidad de la remontada como un ingrediente más, aunado a que el club “Cubs de Chicago” tenían 108 años sin conseguir un título en la MLB.

La lluvia, incluso se presentó, suspendiendo el partido momentáneamente abonando al nerviosismo; al final, la “maldición de la cabra” terminó y el júbilo, los gritos, el llanto, los abrazos, así como todas las emociones que embarga el triunfo, fueron contempladas por miles de televidentes que evidenciamos la hazaña.

En contra parte, este cierre final de la serie mundial, pudiera ser una analogía de lo que puede suceder con la sucesión presidencial en USA o bien como decimos, el vecino del norte, donde a días de la elección, el resultado se vuelve más incierto.

Quién iba a imaginar que un misógino, payaso egocéntrico de color naranja, con un extraño estilo cruzado de peinado, xenófobo, homofóbico, narcisista, y sobre todo, persona no grata en nuestro País, pueda en pocos días convertirse en presidente de uno de los países más pode-rosos del mundo. ¿Cómo fue que sucedió esto?

Ante el análisis precedente, debemos partir desde el inicio de la contienda electoral, las conjeturas conducían al supuesto de que al momento de que él se enfrentara en la contienda interna por la designación del candidato por parte del partido republicano, Trump simplemente saldría vapuleado, bajo este argumento, muchos analistas políticos lo consideraban como el representante del sueño de un millonario por la Casa Blanca.

Sin embargo, esto no fue así. Los debates reflejaron el poder del mensaje de Trump, un comunicado de heterodoxia, promulgando un discurso directo, simple y llano, sin tapujos para el electorado, el cual va dirigido al sector más desencantado de la derecha, donde las líneas rectoras de su mensaje abonan al populismo, al maniqueo y el reduccionismo.

En esta perspectiva, puede argumentarse que el discurso de Donald Trump es populista, dado que él mismo aplaude a sus simpatizantes y los felicita por ser “gente fantástica”, donde el sueño americano despierta, alimentando la esperanza de los obreros norteamericanos, revitalizándola con la promesa de que sus puestos de empleos en las minas y fábricas serán recuperados, donde la apertura se dará simplemente, cuando él llegue al poder, lo cual retrata a Trump, como una especie de mesías.

En contraparte, su disertación también tiene su dosis de maniqueo considerando a esta como el valor de las cosas en dos términos: buenas o malas, donde el vocablo medio no existe, pudiendo ser amigo o enemigo de Trump.

Por último, su arenga abona al reduccionismo; definiendo a este como un método científico, con el que se intenta conocer y entender una realidad a partir del estudio de sus componentes más elementales; esto puede ejemplificarse, cuando Donald Trump lanza consignas contra los migrantes connacionales, considerando a éstos como elemento fundamental del problema de la grandeza del imperio yanqui, sin considerar a la revolución tecnológica como otro elemento de la falta de empleo. En términos generales, su mensaje abona a las emociones y apela a los instintos.

De acuerdo con lo expuesto, podemos argüir que Trump abona al romper paradigmas, desarrollando una forma de hacer de la política lo menos político. En este sentido, podemos definir a un paradigma como un conjunto de reglas que rigen una determinada disciplina, asumiendo que las reglas serán asumidas como verdades incuestionables, dado que son evidentes.

Derivado de lo expuesto, asumimos que la gente se resiste al cambio y que las nuevas ideas promuevan que todo parezca difícil, sin embargo, en ciertas ocasiones, es necesario tomar riesgos.

Thomas Kuhn (1962) en su libro “La estructura de las revoluciones científicas”, considera al paradigma como un conjunto de métodos, reglas y generalizaciones, donde el cambio de un paradigma por otro paradigma no ocurre cuando el nuevo responde mejor que el viejo, sino cuando la teoría antigua se muestra incapaz de resolver las anomalías que se le presentan (switch gestáltico), es decir, las revoluciones se presentan cuando hay nuevas formas de ver las cosas.
En esta perspectiva, México está por enfrentar otro de sus mayores retos, en caso de que llegue Trump, dado que de acuerdo a datos del INEGI la balanza comercial con Estados Unidos representa el 80.6% (http://internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/productos//prod_serv/contenidos/espa-nol/bvinegi/productos/continuas/economicas/exterior/mensual/ece/bcmm.pdf) lo cual revista la importancia de las elecciones en ese país, aunado a la fluctuaciones cambiarias que sufrirá nuestra moneda después de la elección, incluso en la posibilidad que se graven las remesas de los migrantes, así como el escenario de cancelar el tratado de libre comercio, en fin, existen un sinnúmero de escenarios que pueden ocurrir, bajo el presagio de que Trump gane.

Ante este hecho, lo evidente que resulta es la falta de visión de una política de comercio exterior, dado que a pesar de que el gobierno mexicano gaste más de 6 mil 500 mdp. en renta para las embajadas y representaciones diplomáticas en el exterior, donde incluso algunos embajadores ganen más que varios presidentes (http://archivo.eluniversal.com.mx/primera/37802.html) resulta, que al medir la efectividad de estas embajadas en relación al flujo de comercio exterior, las mis¬mas quedaría reprobadas, dado que solo representan solo un 20% de las exportaciones, es decir, que después de USA, China, Japón, Canadá, Alemania, Francia, España, Brasil y Colombia otras representaciones no representan un beneficio en las exportaciones. ¿Entonces, para qué mantenerlas?

Para concluir, es inaudito que la “visión” de un candidato de otro país, pueda provocar terror en nuestro territorio; me rehuso a considerar que la base del análisis económico parta de la locución latina Ceteris paribus (mientras todo lo demás permanezca constante) la economía, debería ser analizada desde la óptica, de “todo lo demás es inconstante”. Eso, es romper paradigmas. Dejemos de fabricar migrantes, desarrollemos una política industrial que dé certeza a los empresarios y fortalezca el mercado interno, ese debe ser el cambio de paradigma.

No argumentemos la falta de dinero, dado que el mismo en muchas ocasiones es robado por políticos sin escrúpulos; simplemente dejemos de poner todos los huevos en una sola canasta.

Finalizo con esta frase de Porfirio Díaz: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.

@ErickCelso


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