2016-11-20 | 21:21:39

Surge el temor de la familia.
La profunda preocupación de la familia del fugado gobernador Javier Duarte de Ochoa es lo que está ocurriendo con el exgobernante de Sonora, Guillermo Padrés y su hijo del mismo nombre a quienes ya se les dictó formal prisión por los delitos de lavado de dinero, defraudación fiscal y delincuencia organizada, lo mismo de lo que están acusados el gobernante veracruzano y su parentela. El grave problema radica en el temor de que para estos delitos no hay fianzas ni amparos y son castigados hasta con más de noventa años de prisión.
Se podría considerar como cadena perpetua. Una vida entera bajo las rejas a cambio de sólo seis años de lujos y poder.
Esta visto que las autoridades mexicanas quieren sentar un precedente nacional para que ningún alto funcionario del país vuelva a cometer este tipo de violaciones con recursos públicos que le pertenecen al pueblo de México.
Lo que más inquietó a la familia de Duarte de Ochoa es la sanción penal impuesta y sobre todo que no se compara el monto de los desvíos del mandatario sonorense que apuradamente llegan a 300 millones de pesos cuando se habla en Veracruz de miles de millones.
Ambos gobernadores movieron el dinero a países en el extranjero pretendiendo ocultar el origen público de los mismos.
Nunca se imaginó Duarte de Ochoa que sus amigos cómplices los ex contralores Iván López, Mauricio Audirac y Ricardo García, ante el temor de ser enjuiciados empezaran por rebelar lo que se sabía sobre la licuadora de la Secretaría de Finanzas donde se enviaban los recursos federales de miles de millones para que se perdiera el rastro y el pago a las empresas fantasmas donde se beneficiaron los secretarios de su gabinete, pensando que con el fuero de diputados se podrían salvar.
Las investigaciones sobre Erick Lagos, Adolfo Mota, Alberto Silva, Vicente Benítez, Juan Manuel del Castillo siguen su curso y en cualquier momento podrían ser detenidos. La lista de funcionarios estatales es bastante larga donde también aparecen figuras femeninas que resultaron beneficiadas en este descomunal reparto de dineros del pueblo. Amores subvencionados que les otorgaba el recurso público transformarse de funcionarios burócratas en codiciados galanes.
El ex secretario de salud, Juan Antonio Nemi Dib ha sido invitado por el congreso estatal a destapar la cloaca en las diversas dependencias donde laboró bajo los gobiernos de Fidel Herrera y Javier Duarte. Una historia en la que se guardaba la complicidad del silencio.
El mismo caso de la comunicadora Irma Chesty que llegó al final de la Coordinación de Comunicación Social donde se movieron otros intereses que permitieron el surgimiento de pasquines, periódicos y medios oficialistas que durante todo el tiempo dedicaron la foto y la nota de ocho columnas a los gobernantes priistas en turno. La única información importante era la referente al amo que pagaba nóminas, papel, tintas, vehículos nuevos y dinero suficiente para sus gastos personales. Eran los invitados especiales de los viajes del gobernador.
La especial función de la vicegobernadora María Georgina Domínguez Colio que trastornó al gobernador Duarte de Ochoa como el nuevo virrey veracruzano en el manejo de los medios e intocable para la justicia.