2016-11-22 | 21:30:08

PRI y la justicia social

La iglesia universal (católica) a través del obispo de Veracruz, monseñor Luis Felipe Gallardo Martín del Campo, se pronunció por no buscar chivos expiatorios en el caso de los supuestos delitos electorales en Boca del Rio en tiempos de alcalde de Anselmo Estandía Colom, a quién se defendió por ser un reconocido miembro de esta iglesia junto con su familia.

El pronunciamiento del Obispo, tiene que ver con una defensa legítima a uno de sus miembros, junto con los demás involucrados.

También el senador veracruzano del PRI, Héctor Yunes Landa, salió en la defensa de Estandía.

Mientras que en el PRI en todas sus instancias se quedaron mudos y ofendidos junto con su militancia para lo que a muchos les pareció sólo un calambre a tres personas que poco pudieron hacer para desviar algún recurso público con fines electorales, más bien se trató de hacer justicia por lo más delgado de la pita y de esa forma, darle a la jerarquía panista un ejemplo de que el partido en el poder, el PRI, no se mide al ejecutar por la vía penal a algunos de sus miembros en la entidad más politizada del país.

El coletazo dirigido, tiene que ver a una vana intención de lavar imagen, pero ya con acciones tardías es poco lo que se puede hacer, cuando corrupción e impunidad son parte de la médula de un sistema agotado y en decadencia, que ya está invadido de un cáncer que no se ha podido erradicar entre los políticos de todos los colores y sabores que disfrutan de vivir en la opulencia y la abundancia.

En pocas palabras al PRI le hace falta de retornar a sus principios de justicia social y buscar mayor contacto con las grandes mayorías de este país, que ya se preparan con mucha decisión a emitir su voto de castigo en las próximas elecciones en el 2017 y el 2018.

Pero la pregunta es. ¿Cómo el PRI puede cambiar su dinámica perdedora a causa de los políticos que desviaron el camino? Es simple, apoyando a las grandes mayorías desde acciones directas que tangan que ver con vencer los obstáculos y resistencias de las cúpulas del poder que se niegan a darle a los millones de mexicanos que viven en la pobreza y la miseria extrema a cuando menos tengan lo suficiente para sobrevivir y solventar gastos de alimentación, salud, educación y transporte. Elementos indispensables en toda familia y que no se pueden atender con un miserable salario mínimo.

Mientras un político de cualquiera de los tres ámbitos y niveles de gobierno, se meten a la bolsa salarios, prestaciones, bonos y privilegios que pueden ir desde los treinta mil pesos hasta lo inimaginable que pueden ser un millón de pesos mensuales y sin trabajar, porque hay quienes lo devengan hasta en una pensión.

La justicia social es la clave para que el PRI retorne a la batalla electoral y no sé de por vencido ante una situación generalizada de corrupción en todos los partidos políticos, chiquitos y grandotes que saben y disfrutan de vivir de las jugosas prerrogativas.

Por lo pronto, “palo dado ni Dios lo quita” y ya es tarde para quienes en la protesta sólo buscan enmendar la ruta y ganar la foto, por quienes sufrieron del mayor calambre de sus vidas y por lo mismo, ya no van a querer saber nada, absolutamente nada de la política, porque se dieron cuenta de que su partido los abandonó en un momento de desgracia.

Y lo más grave es que no hay evidencias de la comisión de un delito por desvío de recursos públicos con fines y sólo sirvió para ganar la notoriedad mediática en el buen fin.

En otro asunto, seguirán apareciendo en las próximas semanas datos de corrupción de algunos personajes que se sirvieron con la cuchara grande del ramo educativo y andan investidos de diputados locales o federales. El colmo es que andan en nómina aun como maestros. No sé llenan. Así las cosas.