domingo, 28 de abril del 2024
 
Por Cecilio García Cruz
Columna: Jesús te ampare
Factor Videgaray
2016-11-24 | 09:32:54
Donald Trump le ha bajado una rayita a su discurso belicoso. De altanero, pedante y arrogante, se le ha observado moderado. Los temas que durante la campaña política fueron sus banderas de ataque, hoy son matizados. El presidente electo ha cambiado su actitud, pero persiste en las amenazas contra los indocumentados mexicanos. Las manifestaciones de migrantes desafían con valentía y coraje las consignas de odio de Trump. Faltan semanas para que asuma el mando del país más poderoso del universo. Y el gestor de su polémica visita a México, sigue en la banca. El barbado Luis Videgaray se distrae disfrutando los juegos de fut americano de la NFL. Pero pocos conocen cómo surgió la relación Videgaray-Trump. Se sabe que es afectuosa y de respeto, pero no tan cercana como algunos suponen. Cuando el magnate se enteró de su renuncia, tuiteó: “México ha perdido a un brillante ministro de finanzas y a un hombre maravilloso. Con Luis, México y EEUU hubieran hecho negocios maravillosos juntos”. Y esto sale a colación porque Trump ya pintó su raya de lo que será la relación bilateral con nuestro país. Complicada y crítica. Muchos consideran que es “el peor escenario”.
Lo que vendrá de Estados Unidos no será color de rosa, porque el republicano emprenderá una deportación masiva de mexicanos. Sus propuestas son antiinmigrantes, xenofóbicas, sexistas y económicamente desastrosas. Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Relaciones Exteriores, implementó acciones para apoyar a los migrantes con información oportuna para evitar que sean víctimas de abusos. Los especialistas consideran que estas medidas son débiles e insuficientes. Por ello, algunos consideran que Videgaray es la persona ideal para encabezar la delegación mexicana que coordinará la agenda de la próxima cumbre entre los mandatarios. Ello facilitaría los acuerdos debido a que el mexiquense está en el ánimo del Presidente millonario. La lógica señala que podría ser el nuevo inquilino de la embajada de México en Washington. La decisión la tiene el presidente Peña Nieto. Videgaray es el factor para suavizar lo humanamente posible la actitud belicosa de Trump hacia México. Los palabras afectuosas que externó hacia el exsecretario de Hacienda, no las tuvo ni Obama cuando abrió las puertas de la Casa Blanca a su sucesor. Sin embargo, el escenario de la relación bilateral es complejo, ofensivo y racista. Nadie en su juicio quisiera tener como vecino a un sujeto de tal calaña:
poderoso y arrogante. De su visita a México, unos opinan que Peña Nieto “le pegó al gordo” y acertó para bien de nuestro país con esa “actitud visionaria”. Para otros la invitación fue una supina necedad que en nada beneficiará las relaciones entre los dos países. El mandatario mexicano recibió rechiflas y severas críticas por la presencia del intolerable candidato. Y no era para menos. El magnate nos endilgó calificativos de drogadictos y violadores. En pocas palabras nos etiquetó como personas non gratas. A pesar de todo Peña Nieto defendió a su amigo Videgaray. Y con una expresión molesta manifestó que sería con el tiempo cuando se comprendieran las razones que lo motivaron para reunirse con Trump. Confirmado el triunfo del republicano el mandatario mexicano con ánimo renovado lo felicitó. Expresó que comparte su idea de trabajar en base a coincidencias y sin hostilidades. Peña Nieto reiteró que defenderá a los mexicanos “en cuerpo y alma” en donde se encuentren y velará por sus derechos, bienestar e intereses. Entre tanto, en México hay zozobra por la crisis económica que se complicaría con la llegada masiva de indocumentados desesperados por encontrar sustento para sus familias. Nuestro país tendrá otro rostro: el de la incertidumbre.


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