domingo, 28 de abril del 2024
 
Por Roberto López Delfín
Columna: Vórtice
Herencias malditas del PRI
2016-11-29 | 09:31:17
A unos días de la primera alternancia de poder entre los partidos políticos dominantes en Veracruz y habiendo decidido quedarme personalmente al margen del nuevo gobierno, a fin de tener la libertad de poder actuar desde la sociedad civil para la construcción de un verdadero cambio de régimen que transcienda al corrupto sistema de gobierno que ha propiciado la impune acción de los cárteles criminales que se han alternado el gobierno del Estado y del País, no puedo más que señalar la herencia maldita de autoritarismo, caudillismo, patrimonialismo, corporativismo, corrupción e impunidad que han dejado 83 años de gobiernos priístas en Veracruz y desear la mejor de las suertes a la administración pública de Miguel Ángel Yunes, que por el breve lapso de 24 meses, intentará hacerse cargo de los múltiples conflictos y contradicciones que han arruinado y colapsado a Veracruz. Ojalá que los que lleguen no se corrompan, ni entren en el juego de nuestro sistema político corruptor, que gobierno tras gobierno ha generado sus propios escándalos de ilegalidad, nepotismo, negocios al amparo del poder y sumisión a una figura política central, que si bien es cierto nos gobierna, debe ser objeto en todo tiempo de escrutinio y sana crítica constructiva por parte del electorado que lo eligió, a fin de que el buen candidato demócrata de ayer, no se convierta en déspota impresentable hoy y, prófugo de la justicia mañana. Mucho hemos sufrido los mexicanos por la repetición de esos ciclos, del cual Javier Duarte de Ochoa no es más que uno de los ejemplos más recientes y estereotípicos. A todos satisfacerá ver a JDO capturado al fin –especialmente a quienes lo señalamos oportunamente sus actos de corrupción y sufrimos persecución por ello- pero en realidad, muy poco resolverá su encarcelamiento, pues así se recuperaren -imposible- todos los recursos y bienes que robó él y su Cártel criminal, dichos recursos deberán ser entregados a la Federación, no a Veracruz. Además, así se realice el imprescindible y expedito enjuiciamiento y castigo de todos y cada uno de sus cómplices, será imposible resarcir a los veracruzanos seis años de expoliación sistemática; degradación institucional; inseguridad generalizada; aplicación selectiva, sectaria de la justicia y quebranto financiero, económico, moral,
social y político. Más allá de que se servirá a la justicia con la captura y procesamiento de JDO, Flavino Ríos Alvarado y cómplices, no podrá restituirse a quienes hemos sido sus víctimas, ni podrá evitarse que, cuando se escriba la historia del sexenio que concluye en unos días, sea recordado este como un periodo de obscuridad, crisis para Veracruz, donde la maldad, la corrupción y el cinismo gobernaron impunemente, ante la mirada complaciente de los gobiernos estatales y federales. Y es que son muchas las herencias malditas en Veracruz del priismo aún en el poder a nivel estatal y federal: la cotidianidad de marchas, plantones y bloqueos carreteros no nos permiten celebrar la tan esperada alternancia que esperábamos y por la que combatimos contra un grupo autoritario criminal, ensoberbecido de poder, que a pesar de haber encubierto y justificado los delitos de JDO, cómplices, aliados y sucesor, consideró improbable su derrota electoral y la victoria de un gobierno opositor de coalición. Mejor no lo pudo haber expresado el excandidato Héctor Yunes Landa que después de su humillante sumisión a JDO y consecuente derrota electoral, señaló ya reincorporado a la curul senatorial que nunca debió abandonar: “los priistas de Veracruz votaría hasta por una vaca dormida” (sic). Es debido a las muchas herencias malditas del priismo que después de la toma de posesión del nuevo gobierno, muy pocas cosas cambien en realidad en Veracruz en el corto plazo, pues la inercia autoritaria, corruptora de 83 años; la carencia de recursos; el pobre margen de maniobra del nuevo gobierno; el entorno nacional e internacional adverso y; las propias contradicciones y dinámicas del grupo que ascenderá al poder en unos días, la lógica partidocracia, dinástica y el culto a la personalidad que podríamos padecer, amenazan con hacer intranscendente el cambio de las personas y los partidos en el gobierno aquí. Difícil tarea sin duda tiene la nueva administración. Se le entregan vacías las arcas públicas, quebrada la hacienda estatal, se han basificado a servidores públicos de confianza,
sin contar las notarías que ya fueron repartidas como pago político a aliados de los capos políticos JDO y Flavino Ríos, esperamos últimos gobernadores priístas de la historia. Pero no cantemos victoria: los políticos, las rameras y los comediantes profesionales viven de la mala memoria de su público. Así como después de la fulminante derrota del 2000 el PRI volvió a al poder presidencial 4 años atrás, a dos sexenios de haberlo cedido al PAN, a pesar de sus ignominiosos vicios y catastróficos gobiernos, habrá que mantenerse vigilante para que, con sus malas artes y ante la pobreza moral, intelectual y política de sus sucesores, no vuelva ese grupo criminal de alta peligrosidad social al poder en Veracruz dentro de algunos años, cuando los veracruzanos se hayan desilusionado de los panistas y perredistas que habiendo prometiendo el cambio, podrían perpetuar al corrupto sistema de gobierno que padecemos a nivel Nacional y estatal, si no toman la senda sin retorno del cambio del régimen plutocrático, corrupto y autoritario en que vivimos a uno plenamente democrático, transparente, popular. Seamos optimistas. Demos nuestro voto de confianza al nuevo gobierno y cada uno de sus integrantes. Nuestros parabienes ellos. Sabemos que llegan al poder en un contexto de dificultades y crisis. Su éxito como administradores públicos será el de Veracruz. Ya con JDO descalificado como instrumento de posicionamiento político, veremos en realidad que hará el nuevo gobierno en Veracruz, pues su agenda no puede gravitar únicamente sobre el señalamiento de los crímenes y el imprescindible encarcelamiento de todos los delincuentes que saquearon y defraudaron a Veracruz. Requerimos acciones afirmativas ya. Estemos vigilantes de que los futuros gobernantes cumplan sus promesas y compromisos. Dentro de unos meses volveremos a las urnas y ahí les premiaremos sus aciertos y/o rechazaremos sus errores. Hay que eliminar todas y cada una de las herencias malditas que el PRI y sus gobiernos han dejado en Veracruz. Para ello se requiere mucho más que buena voluntad, carisma y decisión. Hace falta una ruptura con las inercias del pasado y sus tentaciones continuistas, corruptoras y autoritarias, se requiere dar el poder más a los ciudadanos y menos a las burocracias de los partidos y políticos profesionales.


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