miércoles, 05 de junio del 2024
 
Por Jair Robles
Columna: Ciberataques
Ciberataques
2016-12-18 | 09:56:15
Durante la campaña presidencial de los Estados Unidos, uno de los temas que más afectó a Hillary Clinton la candidata demócrata, tuvo que ver con el manejo que hizo de sus correos electrónicos, mientras fungía como Secretaria del Departamento de Estado.

De acuerdo a una investigación encabezada por el FBI, se comprobó que la jefa del cuerpo diplomático norteamericano, optó por administrar sus comunicaciones electrónicas desde un servidor personal, en lugar del que provee el gobierno norteamericano para este tipo de asuntos.

Las críticas hacia la primera dama, se centraban en dos temas; por un lado se le cuestionaba por haber hecho un manejo poco transparente de sus comunicaciones y por haber borrado cerca de 30,000 correos, justo antes de que el FBI le requiriera sus archivos. Este acto ayudó a cimentar la percepción que se tiene sobre los Clinton de ser poco confiables.

El otro aspecto que se le criticaba, tenía que ver con la posibilidad de que al haber hecho uso de un servidor personal, en lugar de los del gobierno, se podría haber incrementado el riesgo de que su información fuese hackeada, hecho que hasta el momento no existe evidencia.

Sin embargo, sí fueron hackeados los servidores y por lo tanto las comunicaciones de los dirigentes del partido demócrata, incluidos los del coordinador ejecutivo de la campaña de la Sra Clinton, el influyente político John Podesta, quien habría venido desempeñando funciones importantes en los gobiernos del Presidente Obama y del expresidente Bill Clinton.

Estas comunicaciones se fueron publicando a través de Wikileaks, durante las últimas semanas de la campaña presidencial y en ellas se evidenció la estrecha colaboración existente entre los dirigentes del partido, los miembros de la campaña de Hillary y algunos integrantes de los medios de comunicación más importantes en ese país.

Desde que se comenzaron a filtrar por internet todos estos correos electrónicos, se manejaba la versión de que quien estaba detrás de este hackeo, eran ciberespías rusos, ligados con el gobierno de ese país. Y estas afirmaciones se encuentran al centro del debate nacional en estos días.

De acuerdo a un reporte confidencial elaborado por Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), y que han venido reportando algunos de los medios más influyentes en ese país, como el New York Times y el Washington Post, no solo existe evidencia suficiente para vincular estos ciberataques con el gobierno ruso, sino que, de acuerdo al mismo reporte, está claro que la intención era perjudicar a la candidata demócrata y por lo tanto favorecer al candidato republicano Donald Trump.

Hasta el momento se han pronunciado legisladores de ambos partidos porque se profundice en las investigaciones y que se haga público lo que se conoce hasta el momento.

Por su parte el Presidente Obama, ha confirmado la idea de que el gobierno ruso estuvo detrás de estas acciones y ha amenazado con tomar acciones en contra del país soviético.

Dentro del equipo de transición del próximo candidato, se ha querido cuestionar las conclusiones de la agencia de inteligencia norteamericana y minimizar los hechos.

Por un lado está claro de que existe la intención del establishment americano por debilitar al próximo mandatario y cuestionar su triunfo, así como de alimentar el clima de hostilidad en contra del gobierno ruso, que se las debe desde que llevó a cabo el anexo de Crimea en Ucrania, e incursionó en el conflicto de Medio Oriente, apoyando al gobierno sirio.

En la memoria del pueblo americano, aun está muy fresco el recuerdo del manejo de la información generada por los cuerpos de inteligencia norteamericanos, previos a la guerra de Irak, donde se afirmaba que el régimen de Saddam Hussein contaba con armas de destrucción masiva.

La desconfianza en la CIA y demás agencias de inteligencia, así como en los medios tradicionales de comunicación va en aumento y las elites norteamericanas cada vez se ven más desesperadas, conforme van perdiendo su capacidad de controlar el debate nacional y el manejo de la opinión pública de la mayoría de la sociedad.

Llama la atención que el debate hasta el momento se ha enfocado únicamente en quién llevó a cabo el ataque y no en la información que se hizo pública, como resultado de este acto.

El fundador de Wikileaks, Julian Assange, ha sido blanco del gobierno de los Estados Unidos, desde hace años en que filtró miles de comunicados del Departamento de Estado, mientras Hillary Clinton lo dirigía, donde se evidenció que este gobierno espiaba hasta a los mandatarios de sus aliados, como Brasil o Alemania misma.

El propio Assange, ha negado la versión de que en esta ocasión la información le fue dada por los rusos y por el contrario el afirma, que la filtración vino dentro del propio aparato de inteligencia norteamericano.

La reacción del gobierno americano ha sido la misa con Edward Snowden o Chelsea Manning, dos miembros de agencias de inteligencia norteamericana que han filtrado información delicada para esta nación, referente a su capacidad de espionaje cibernético.

Donde lo que se hace es tratar de desacreditar y perseguir a los mensajeros y distraer a la gente del mensaje.

De llegarse a comprobar públicamente (algo que resulta por demás complicado, cuando se trata de un ciberataque), que un país ajeno, tuvo la capacidad de robarse y filtrar información capaz de incidir en una elección nacional de los Estados Unidos.

Estaríamos ante un escenario totalmente nuevo, donde el país que tradicionalmente a través de sus agencias de inteligencia ha intervenido en procesos electorales en todo el mundo, -como lo hizo en Irán o en Chile durante la década de los 70´s solo por mencionar los más conocidos-, ahora gracias a los avances tecnológicos de las comunicaciones, se ha vuelto igual de vulnerable que los demás.

Esto es lo que más preocupa a los norteamericanos, que han perdido la exclusividad y ahora también son vulnerables. Por su parte el pueblo norteamericano, no parece importarle mucho, de hecho la percepción sobre el Presidente Ruso, Vladimir Putin, ha mejorado entre los republicanos, con respecto a hace un año.

Y esto se puede entender si suponemos que durante las elecciones mexicanas, se dan a conocer comunicaciones entre funcionarios del gobierno de Peña Nieto, donde se evidencia que quieren modificar el resultado electoral a su favor y esta información fuera filtrada por una país extranjero.

Yo dudo que muchos mexicanos se molestaran mucho con el gobierno de aquel supuesto país.

Lo que sí debería de ser una llamada de atención para los mexicanos donde el espionaje político es un deporte nacional que ocupa la atención de los medios, cada proceso electoral.

Que nadie se sorprenda si dentro de dos años nos vamos enterando de las maniobras de nuestros políticos, gracias a algún grupo de hackeadores, ya sean locales o extranjeros que nos filtren sus correos electrónicos. Y se trate de inclinar la percepción pública en contra o favor de algún político.


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