domingo, 28 de abril del 2024
 
Por Cecilio García Cruz
Columna: Jesús te ampare
Amarga Navidad
2016-12-22 | 09:14:57
A nueve días de que concluya el tortuoso 2016, la figura malévola, perversa y golosa de Javier Duarte, prevalece distante de la justicia. Un año convulso y de azoro. Casos grotescos de abusos de poder que no tienen parangón en la historia mexicana plagada de corrupción. Un año de indignación colectiva. Han transcurrido más de dos meses desde que su rechoncha humanidad se dejó ver por los campos de golf, en El Lencero. Fue Flavino “El Chino” Ríos, quien facilitó el transporte aéreo para que “Caremo” se diera a la fuga con rumbo desconocido. Su abogado Juan Carlos Cajigas Lozano, sostiene que “su representado se encuentra fuera del país atendiendo diversas cuestiones”. ¡ajá! En tanto, el escenario político del estado de Veracruz está contaminado y sus finanzas quebradas. No hay circulante y el gobernador ha declarado al estado en “emergencia financiera”. Sostiene que “no hay un solo peso”. O sea, las arcas están vacías. La solución: pedir prestado. Empresarios, proveedores y prestadores de servicios, siguen a la espera que el gobierno salde sus deudas. Las familias sufren los estragos de las pillerías heredadas por la nefasta administración duartista. Los desvíos de fondos públicos tienen detenida la vida normal de los ciudadanos. Hay tristeza y pesadumbre. Algo inédito que lastima lo más sagrado del ser humano. Y para exacerbar la irritación social, el exmandatario sigue prófugo y no se sabe con certeza su ubicación. Se especula que se refugia, junto con su cómplice conyugal, en un país del Cono Sur. Alejado de sus hijos, progenitora y demás familia, Javier Duarte vive una de sus peores pesadillas decembrinas: el ostracismo. Él se lo buscó y hoy paga las consecuencias de su desmedida voracidad. Atrás quedaron los sueños de un “prínci
pe” que se sintió dueño de los magnánimos recursos de Veracruz. Atrás quedaron también las francachelas, buena vida, boutiques, estéticas y derroche a costa de las arcas del gobierno. Tanto tiempo “a salto de mata” hace pensar a muchos que negoció su fuga y que goza de protección al más alto nivel. Sin embargo, la presión social reclama su encarcelamiento. ¡No puede resistir más! Se considera fantasioso que evada la acción de la justicia en un país que enarbola respeto y fin de la impunidad. Lo que podría atemperar el malhumor jarocho es que Duarte imite al célebre Alí Babá y sus 40 ladrones, regresando el oro saqueado como un gesto de arrepentimiento y buena voluntad. Mientras siga prófugo el PRI-gobierno pagará los platos rotos de quien fue uno de los “jóvenes valores del cambio político”, como lo calificó su amigo y benefactor Peña Nieto. Se avecinan dos años electorales y el tricolor no debe cargar el pesado lastre que representa el ex mandatario. En tanto, sus compinches, aplaudidores, o sea, los incondicionales, hacen circo, maroma y teatro bajo al amparo del fuero para no rendir cuentas ante el pueblo de Veracruz. Algunos han vendido su lealtad a cambio de protección y han “cantado, bien entonados, las melodías polacas de la traición”. No han reparado en el mensaje del nuevo jefe político: ni perdón, ni olvido, menos amnistía. Aquellos que metieron “mano al cajón sin llenadera” por más que “entonen y silven” canciones a modo, tarde o temprano serán crucificados por sus pillerías. No hay mal que dure 100 años ni enfermo, ni sociedad, ni Miguel que los aguante. Irónico es que a dos días de Nochebuena, a pesar de los graves señalamientos, ninguno de la runfla de malandros haya pisado la cárcel. Lo seguro es que todos tendrán una amarga Navidad. Sin duda.


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