2016-12-26 | 09:13:16

›Polvorienta Navidad

Pese a los discursos, los días y las noches de diciembre se han caracterizado por el estruendo de los juegos pirotécnicos en todo Veracruz. Supuestamente hay operativos y decomiso de cohetones, bengalas y demás productos de pólvora, pero lo extraño es que persiste el tráfico de esa mercancía. La noche del sábado y con el pretexto de la “tradición” que no es tal, el cielo jarocho se tornó de tonalidades amarillas y rojas, según el tipo de artefacto que los niños y sus papás arrojaran al aire. Nadie los “molestó” ni intentó detener ese tráfico ni la quema de esa mercancía a la que extrañamente no se ve entrar a la ciudad de Veracruz. Vecinos de la unidad habitacional El Coyol reportaron que en puntos tan visibles como la Prolongación J.B. Lobos a la altura del semáforo donde se ubica una conocida tienda de conveniencia se ejercía el comercio de explosivos sin el menor recato. Dijeron que los vendedores de cohetones, bengalas y otras sorpresas abordaban a los automovilistas cuando el semáforo estaba en rojo y ofrecían todo lo posible y cuando les preguntaban si no habría problema por comprarles en la vía pública respondían que todo estaba bajo control. ¿Así o más claro y descarado el tráfico -porque es un comercio presuntamente prohibido- de explosivos en la vía pública, a plena luz del día? Peor aún, afirman que elementos de la Marina o de Seguridad Pública del Estado ni siquiera volteaban a verlos cuando recorrían la zona en sus patrullas. Quizá no es competencia de esos uniformados retirar a los vendedores de pólvora, pero no había más autoridad que ellos en esa zona. ¿En cuántos puntos más se desarrollará ese comercio que nadie ve ni oye?

Apenas el jueves de la semana pasada el gobernador Miguel Ángel anunció el inmediato arranque se un Operativo Especial de Seguridad en la conurbación Veracruz-Boca del Río, extendido a Medellin, Jalapa y Alvarado, ante el crecimiento de la delincuencia. Tres días después, ayer informó que la inocencia delictiva en esta zona se redujo casi a la tercera parte, pues de un promedio de 18 a 22 casos que se registraban cada día, el sábado 24 de diciembre bajaron a 8. Habrá que esperar el comportamiento delictivo en el futuro inmediato.

Está bien detener y encarcelar a quienes saquearon a Veracruz, pero sorprende que para ello se pretenda un esquema que entre otros puntos contempla el pago de recompensas a quien proporcione informes sobre el paradero de los fugitivos, entre ellos el exgobernador Javier Duarte de Ochoa. Y resulta sorprendente porque las recompensas en esos casos siempre son cifras de al menos seis dígitos en adelante, que en ese caso tendría que ser de siete dígitos por lo menos, es decir de un millón de pesos para arriba. Ése es justamente el problema. Si el buscado dejó las arcas veracruzanas sin dinero, ¿entonces de dónde saldrán recursos para pagar no una sino varias recompensas que seguramente serán millonarias? Los maestros y los acreedores del gobierno estatal serán los primeros en protestar porque dirán que si hay para pagar recompensas también lo habrá para liquidar los compromisos financieros que reclaman.

Ahora resulta que a la exalcaldesa de Veracruz, Carolina Gudiño Corro, alguien desde el Viejo Mundo le ve los tamaños y los espolones para ser candidata a senadora en el año 2018. Y eso enciende las señales de alerta en los círculos políticos. Podría sonar a vacilada pero el hecho de que el hijo del exgobernador Fidel Herrera Beltrán, el diputado federal plurinominal -no representa a un distrito electoral- Javier Herrera Borunda la llevara a uno de sus eventos y la pusiera como conductora o lo que sea, disparó las alertas. Carolina Gudiño creció bajo el cobijo de Herrera Beltrán hasta ser la primera presidenta municipal de Veracruz ya en el sexenio de Javier Duarte. Pero su gobierno no satisfizo a los veracruzanos. Cuando el PRI la hizo candidata a diputada federal en el año 2015 fue derrotada por el panista Francisco Gutiérrez de Velasco Urtaza. Y aunque se culpó del desastre al llamado grupo de “los enanos”, lo cierto es que no tuvo el apoyo ciudadano debido a su gobierno municipal.