2017-01-02 | 09:11:54

Inicio difícil de 2017

Con un panorama sombrío y pocas alternativas para superar una galopante crisis económica, cargada de inflación, desempleo, inseguridad y de grandes retos a una pesada carga fiscal para el grueso de la población “clasemediera” y pobre de este país, con el tema del aumento al costo de los combustibles que hasta ya le quitaron el nombre de gasolinazo y queda simplemente como un primero de enero negro, el más negro en décadas.

El cinismo de la clase política en este país de todos los colores escapa a cualquier descalificación por el alto grado de vale-madrismo con las clases populares, que lo único que tienen son dos cosas, compromiso para trabajar y el sufragio que resurge luego como voto de castigo.

Pero ya quedo evidenciado que en México, las cúpulas del poder se unen con un solo objetivo de no perder espacios de privilegios y de poder económico.

Los políticos en su mayoría se han convertido en sirvientes con dinero de los poderosos, ahora también hay otros grupos que se manifiestan como defensores de los pobres.

La situación desde el primero día de enero del año 2017, inicia con un sabor amargo, con crisis en los hogares por el desempleo a causa de los despidos masivos en el gobierno estatal, ante el argumento de una crisis financiera irreversible que nadie quiere o puede solventar ante la ausencia de voluntad del propio gobierno federal y las diferencias con un gobierno de oposición, que con el poder popular acabó con la hegemonía priista, pero ahora a un mes del anhelado cambio, ya muchos se arrepintieron del paso político.

Los especialistas en el análisis de la política ahora ven a MORENA como la última y única opción, pero también con las reversas a un personaje como Andrés Manuel López Obrador, que gobierna su partido con sus hijos, sus amigos y sus cuates intelectuales, pero no deja de verse con un visión de cambio que ya hay temor de que lleve al país a estar como Venezuela.

Las desmedidas acciones económicas que con el inicio del año entraron en operación, dejan el peso del aumento a los precios de los combustibles en las mayorías de este país, y por lo mismo son parte de una molestia generalizada y que también propician desanimo, a una medida impopular y desatinada. Con el fin de recaudar mayores recursos financieros y sin que los funcionarios públicos se reduzcan sueldos y privilegios.

Aquí una reflexión de Mario Benedetti: Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.
La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme.
La gente que tiene tacto.
Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.
A estos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la prédica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor.
La gente que nunca deja de ser aniñada.

Me gusta la gente que con su energía, contagia.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

La gente que lucha contra adversidades.
Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.

Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse gente.

Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido. Mario Benedetti.
Felicidad siempre y un año pleno. Así las cosas