lunes, 06 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De políticas y cosas peores
Trump, más daño que Peña
2017-01-05 | 15:12:16
Pitoncio se inscribió en un club nudista.
El primer día que estuvo ahí la vista de las
esculturales féminas desnudas le produjo
una tumefacción en la entrepierna que lo
apenó bastante.
Para no dar a ver su excitación se sentó
en una banca y se puso un periódico
frente a la erecta parte. Pasó por ahí un
matrimonio anciano. La viejecita observó
aquello y le dijo a su esposo llena de admiración:
“¡Mira! ¡La tuya nunca aprendió
a leer!”...
Don Poseidón, labriego acomodado,
anunció en el pueblo: “Voy a ir a la
ciudad a consultar al ojista”. Alguien lo
corrigió: “Querrá usted decir al oculista”.
“No -replicó el viejo-. De ahí ando bien”.
El caso es que estando en la ciudad don
Poseidón recibió una llamada telefónica
del administrador de su granja, que le
informó: “Anoche el río se salió de madre
y se inundó la granja”. “¡Santo Dios! -se
afligió don Poseidón-. ¡Qué desgracia!”.
Prosiguió el mayordomo: “Todos los
animales perecieron: caballos, borregos,
vacas. No quedó vivo ninguno”. “¡Ánimas
benditas!” -sollozó el labriego-. ¡Qué gran
desdicha!”. Continuó el otro: “Se arruinaron
las cosechas. Este año no tendremos
frijol, maíz ni trigo”.
“¡Mano poderosa! -gimió don Poseidón-.
¡Calamidad más grande no es dable
imaginar!”. Remató el administrador. “Se
cayeron la bodega, el granero y el galpón.
Sólo su casa quedó en pie”.
“¡Cielo santo! -clamó, gemebundo,
el lacerado-. ¡Soy el hombre más infeliz
del mundo!”. Tras decir eso le preguntó
don Poseidón a su administrador: “Pero
dime: ¿cómo le fue con la inundación a
mi compadre Rodoberto?”.
Respondió el otro:”A él le fue aún
peor. Tuvo las mismas pérdidas que usted,
pero a él sí se le cayó la casa. No le
quedó absolutamente nada”. Al oír eso
don Poseidón suspiró y dijo con acento
resignado: “Bueno, después de todo la
cosa no estuvo tan mal”.
Mal, muy mal, se han puesto las cosas
para México ahora que Trump empieza
a cumplir sus amenazas contra nuestro
país. Quienes pensaban que los desplantes
del truhán eran baladronadas, meras
tácticas de campaña, deben haberse convencido
ya de que el nefasto individuo
hablaba en serio.
Peor aún se pondrán las cosas para
México cuando Trump llegue a la Casa
Blanca. Somos y seguiremos siendo el
principal objeto de su animadversión.
Ya veremos que el Presidente de allá nos
hará aún más daño que el de acá.
Una joven esposa dio a luz quíntuples.
El padre Arsilio felicitó a su esposo: “Veo,
hijo mío, que Nuestro Señor te sonrió”.
“¿Me sonrió? -replicó el muchacho, mohíno-.
¡Se echó una carcajada, padre!”.
El reverendo Rocko Fages, pastor de la
iglesia de la Tercera Venida (no confundir
con la Iglesia de la Tercera Avenida, que
permite a sus afiliados cumplir solamente
cinco de los 10 Mandamientos, a escoger-,
leyó en su sermón un texto del Antiguo
Testamento: “Tomó Noé una esposa.”. Dio
vuelta a la página, pero ésta se pegó con
otra, la que hablaba ya del arca. Siguió
leyendo el reverendo: “Medía 300 codos
de longitud, 50 de ancho y 30 de altura”.
Interrumpió la lectura el pastor y dijo a
sus feligreses: “Hermanos: las medidas de
la señora nos pueden parecer exageradas,
pero las aceptaremos por la fe que debemos
tener en las Sagradas Escrituras”...
Pepito recibió un juego de química como
regalo de Navidad. Su abuelo, de visita
en la casa, observó que el niño clavaba algo
en la pared con un martillo. Le preguntó:
“¿Por qué pones ahí ese clavo?”. “No es
clavo, abuelito -le informó el chiquillo-.
Es un cordón.
Pero lo metí en una agüita que hice
con mi estuche de química, y el cordel se
puso tan duro como si estuviera hecho de
metal”. Dijo el abuelo, ansioso: “Préstame
esa agüita, hijo. Hoy en la noche haré
un experimento con ella, y si resulta te
aseguro que seremos millonarios”. FIN.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
La noche aquí es más noche.
En la casa viven muchos años, y
entonces la oscuridad nocturna es
más oscura, tan oscura que apaga
el rumor de las conversaciones que
a esa hora sostienen los antiguos
muebles.
Por la mañana encuentro restos
de las palabras que dijeron.
Algunas quedaron en un rincón;
otras se enredaron en los gruesos
cortinones que no dejan pasar la
luz ni la realidad.
Trato entonces de reconstruir el
diálogo de los roperos; del baúl que
de la ciudad trajo la abuela cuando
su marido la trajo de la ciudad;
del reclinatorio puesto frente a la
estampa de la Virgen de la Luz. Perteneció
a don Ignacio De la Peña, el
fundador de la casa, pero -dice la
conseja familiar- nunca se arrodilló
en él: se hincaba en el vivo suelo
para mortificarse al pedir perdón
por sus pecados.
De noche hablan las cosas, y en el
día callan. Me pregunto si a través
de ellas hablan los que se fueron ya.
Pero para saberlo es necesario oír.
Y yo no sé oír.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“Clonarán una oveja”.
Habrá muchos que deploren
esa acción tan singular.
¿Qué no podrían clonar
mejor a Sophia Loren?


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