2017-01-17 | 09:36:48

›Fotomultas y radares

Las famosas fotomultas en Veracruz están a punto de convertirse en una leyenda negra y de terror porque el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares envió a la Legislatura Local una iniciativa de reforma a la Ley de Tránsito para eliminarlas... a menos que su sucesor decida resucitarlas. La medida es positiva y hay que decirlo. Esos aparatos pudieron haber tenido algún impacto medianamente bueno al obligar a los automovilistas a bajar su velocidad y con ello reducir la estadística de accidentes, lesionados y muertos. El problema es que se convirtieron en instrumento de corrupción con el que se cometían verdaderos asaltos a mano armada porque degeneró en estrategia recaudatoria de dinero. Y va una sugerencia para el gobernador: que también elimine los radares o haga una redada de verificación, porque muchos no sirven, pero los uniformados los usan para extorsionar a los conductores y sacarles dinero. Un verdadero asalto a mano armada, al más puro estilo de los delincuentes. Hace años, cuando Tránsito era municipal, trascendieron las tracaladas de agentes, quienes compraban sus radares por Internet y con ellos sorprendían a los conductores que, dicho sea de paso, no respetaban el reglamento respectivo.

Y hablando de temas inherentes a Tránsito del Estado, es un rumor que al menos dos rutas del transporte público urbano en la ciudad de Veracruz no están en manos precisamente de transportistas, sino de grupos ajenos a ese gremio, una hacia un Infonavit y otra hacia una Reserva. Ahí tiene el mandatario un caso que valdría la pena investigar porque hay muchas leyendas urbanas al respecto, y bastante truculentas. ¿Quiénes, cómo, cuándo y por qué? Ahí está el detalle.

Es casi un hecho que la famosa Plaza de los 500 Años no se construirá en los 11 meses y medio que le quedan a la administración municipal de Veracruz. Es un tema presupuestal en un año de estrechez y austeridad. A eso se suma la inconformidad de los vendedores de artesanías apostados en la zona del malecón, sobre la calle Insurgentes Veracruzanos, que no es sino Mario Molina con otro nombre a partir de Landero y Cos. El impacto de las acciones del gobierno federal alcanza a todos los estados y todos los municipios. Y como en la austeridad lo fundamental es el estómago, el proyecto se quedará guardado en el baúl y en el anecdotario de curiosidades de quienes han sido funcionarios municipales de Veracruz.

Y hablando de servidores públicos, la que finalmente tuvo más pantalones para retomar el tema de revisar la concesión al Grupo Mas, que otorgó el Ayuntamiento de Veracruz, fue la diputada local por el distrito de Medellín, Mariana Dunyaska García. Puso el ejemplo porque los dos diputados elegidos por el puerto de Veracruz usaron el tema de bandera en sus respectivas campañas, pero hasta el momento han guardado silencio al respecto. En cambio la legisladora es echada para adelante, le entró al toro aun sabiendo los fuertes intereses que hay atrás. Pero también lo hace porque el 70 por ciento de los que fueron despedidos al extinguirse el SAS viven en su demarcación y movían de manera importante la economía, sobre todo en la congregación El Tejar.

Cuentan que la semana pasada vieron al Fiscal de Veracruz, Jorge Winckler, comiendo en Xalapa con los cinco integrantes de la bancada Juntos por Veracruz. El encuentro no tendría nada de raro de no ser porque en este grupo de legisladores independientes se ubica Vicente Benítez González, uno de los señalados del pasado sexenio y sobre los que presuntamente se ejercería juicio de desafuero. La charla habría sido para ponerse de acuerdo y cerrar negociaciones, pues hay que recordar que este quinteto de parlamentarios dio su voto a favor para ungir en su actual cargo al abogado.