2017-01-25 | 08:41:07

En un día como hoy querido maestro, cuatro años atrás, 25 de enero del 2013, cumpliste tu cita con el destino que la vida nos ha impuesto a todos. A esa cita todos habremos de acudir inexorablemente. Tú, quizás un tanto prematuro porque tenias aun mucho que dar, mucho que enseñar y mucho amor que profesar entre quienes tuvimos la fortuna y la oportunidad de conocerte.

Hoy solo nos queda pensar a la manera de Francois Mauriac, que la vida no nos roba a los seres queridos, al contrario nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.

Por ello y en tu memoria permíteme dar a conocer un breve asomo de tu responsabilidad como alcalde y tu inmenso cariño por la tierra que te vio nacer.

En una de aquellas tantas noches de trabajo, reunidos en las oficinas de la presidencia, con un plano de Veracruz, nos explicabas porque Veracruz era según, el secreto mejor guardado de México.

Argumentabas que pese a que siglos atrás las murallas de la ciudad habían sido derruidas, las barreras que no le permitían crecer eran algunas naturales y otras meramente circunstanciales.

Rodeada por el mar, por tierras ejidales, por la zona portuaria y sus ferrocarriles, solamente le quedaba una salida, hacia el sur y esa estaba bloqueada porque extensas zonas rumbo a Boca del Río, eran propiedad de una sola persona y ésta ni le interesaba construir y tampoco, vender.

Dentro del Plan Veracruz, obra urbanística y social que entre otras cosas contemplaba la ampliación del Zócalo, el rescate de los patios de vecindad, la reconstrucción de escuelas, el remozamiento de los parques y muchas otras más, teníamos el de romper esa barrera que impedía el desarrollo natural de Veracruz, precisamente hacia la dirección que marcan los urbanistas o sea hacia el sur.

Habría que convencer a Don Manuel Suárez y Suárez, un asturiano avecindado en México desde 1910, participe de la Revolución y acaudalado filántropo que en su momento había construido el Boulevard Ávila Camacho, el hotel Mocambo y el hospital Regional, entre otras obras.

Esbozaste tu plan, se señalaron las rutas críticas, los tiempos y al día siguiente echaste a andar este programa en particular. Sabías que Don Miguel Alemán Valdez, compadre de Don Manuel, te guardaba un aprecio especial y a él te dirigiste, rogándole su intervención ante Don Manuel Suárez y Suárez, para que accediera a vender sus propiedades. Empresa nada fácil, porque para esos momentos este personaje, lo que menos necesitaba era dinero.

Cabe aquí mencionar el personaje en cita era asimismo mecenas del poliforum Siqueiros, el hotel Casino de la Selva, el Gran Hotel de la Ciudad de México etc.; es el mayor coleccionista de obras murales y desde luego multimillonarias.

Filántropo, culto y muy avezado en los negocios. El hombre no le interesaba vender, pero tu labia y el apoyo del ex presidente lo convencieron y aceptó vender todos los terrenos que hoy ocupan la zona hotelera, Costa de Oro y terrenos adyacentes, pero bajo una premisa el precio no admitía regateos y además vendería a una sola persona.

Regresaste a Veracruz y convocaste a los “ricardos” del puerto y algunas otras ciudades y solo la familia de Don Valentín Ruiz Obregón reunieron las condiciones exigidas. Cuando ya se había formalizado la operación, algunos vivales solicitaron de la Secretaría de la Reforma Agraria la creación de un nuevo centro de población precisamente en una parte importante de esos terrenos.

Obviamente la maniobra era para extorsionar a los nuevos propietarios, pero no contaban con que tu no permitirías que unos vivales reventaran un proyecto tan importante para ambas ciudades.

Tu bonhomía y tu gran sentido de la amistad te había granjeado la buena voluntad de políticos importantes. Hablaste con el Secretario del Reforma Agraria y con el Director de la Comisión para la Regularización para la tenencia de la tierra, Corett y esa misma noche el que esto escribe voló a la ciudad de México donde el propio director de Corett me entrego la resolución por la que se negaba la autorización para la creación del nuevo centro de población, documento que en propia mano le entregaste al Ing. Valentín Ruiz Ortiz.

Tu obra material fue extensa y muy exitosa. Lograste que INDECO financiara a los habitantes de cuatro patios de vecindad y sus dueños negociaran y se convirtieran en sujetos de crédito y hoy propietarios de sus viviendas, donde por generaciones habían vivido como inquilinos.

Remozaste varios parques, entre ellos el parque Ciriaco Vázquez, el Zaragoza, ampliaste el Zócalo lo que es hoy, cambiaste el sentido de las calles para hacer más viable el acceso al centro y tantas y tantas obras que escapan a mi memoria. Conectaste Veracruz con Houston y Nueva Orleans con vuelos directos y por la vía marítima con un crucero que arribaba cada semana.

Por esas gestiones que realizaste en solo tres años, Veracruz y Boca del Río te deben un homenaje. Mereces querido maestro, una estatua que se erija en el límite de ambos municipios porque a fuer de ser sinceros y agradecidos, resulta un mito que Boca del Río haya crecido hacia el norte y el oriente, no, Veracruz lo invadió gracias a tu visión urbanista, logrando que ambos municipios crecieran y soy hoy lo que todos disfrutamos.

Sin embargo no todo fueron mieles. Los tranviarios atravesaban una fuerte crisis económica y necesitaban una fuerte inversión monetaria para que siguieran rodando.

Te entrevistaste con el Presidente Echeverría y le explicaste lo emblemático que eran los tranvías para esta ciudad, pero el rescate resultaba incosteable y pese a tus buenos deseos en tu trienio desapareció este medio de transporte, sin embargo lograste que tu buen amigo el Ing. Méndez Docurro a la sazón secretario de Comunicaciones y Transporte, financiara la reconstrucción del hoy llamado Tranvía del Recuerdo, que hoy luce a un costado del parque Zamora.

Cabe mencionar que en ocasión de la visita del la Reyna Isabel se reinauguró la ruta Villa del Mar por Bravo, haciendo el recorrido por la antigua ruta y se mantuvo en activo hasta el año de 1982 en que se suspendió para ser ubicado donde actualmente se encuentra, pero antes en 1984 viajó hasta San Francisco, California donde participo en una feria mundial de tranvías.

Hoy este municipio donde y voy a parafrasearte, …aquí donde viste la luz primera, aquí donde aprendiste tus primeras letras, aquí tu primer amor, aquí donde yace la potestad de tus muertos… te debe un homenaje, ojalá y tus paisanos y aquellos a quienes si no tenías que darles, al menos les regalabas tu tiempo y atención, estas palabras sean un acicate para lograrlo.

Mi agradecimiento por tu amistad, regalo invaluable que desde siempre he valorado, por tus conocimientos que gratuitamente dispensabas y por la molestia de siempre leer estas líneas cuan cuando en varias ocasiones no concordabas con ellas pero eras lo suficientemente respetuoso para hacérmelo saber en forma por demás sutil. Gracias hermano, dondequiera que estés, por tan bellos recuerdos.