2017-02-19 | 21:36:05

Pasión por el periodismo

Somos una especie en extinción o en desarrollo, simplemente hay que darle la visión de objetividad a la profesión antes reconocida como un oficio y que se ejerce con gran respeto para una sociedad ávida de información.

La pregunta de siempre, de que se nace o se hace periodista, se responde con una parte innata y después, lógicamente viene el desarrollo de la actividad con grandes experiencias y vivencias.

Desde niño, se comenzó con la lectura de todos los libros y revistas que corrían por la casa desde el que marca la vida y el alma, la Uvas de la Ira, John Steinbeck, el clásico en estos lares del maestro Diódoro Cobo, Ideas y Doctrinas, Políticas, Sociales y Económicas, que se llevaba en el Ilustre Instituto Veracruzano, y lo tomé siendo un niño de los hermanos mayores.

Después, la pasión por los libros y novelas de la segunda guerra mundial Montecasino, Dachau y todo lo que se encontraba a la mano.

Sin faltar las clásicas historias de Estefanía de las historias del Oeste, hasta las novelas de Bárbara Cartland, que marcaron las precisas descripciones y crónicas de cada una de las narraciones que cautivan la mente que trasladan al lector y hasta se podía sentir la tensión de los duelos en algunos casos y en los otros la escritora inglesa, solía describir bellos paisajes, a parejas enamoradas, el suculento desayuno de huevos con tocino, sin faltar el delicioso olor del café matutino.

La etapa de estudiante en la Facultad de Comunicación de la UV, con la interacción de grandes maestros que transmitían el orgullo de ser periodista, desde el director Ignacio Oropeza López y las recomendaciones precisas, minuciosas y recurrentes de seguir la trayectoria con mucho respeto de los grandes personajes del periodismo en la época de los setentas.

Primero, la recomendación orgullosa por el maestro José Pablo Robles Martínez, famoso jefe de redacción del Heraldo de México, como un distinguido egresado de la entonces Facultad de Periodismo de la UV.

La imagen inmaculada y generosa del profesor Alfonso Valencia Ríos, un Dios de carne y hueso al que todos podían acercarse a compartir desde los momentos del café en las mañanas y sus entrevistas llevadas con magistralidad, y sus colegas sólo escuchar, sin preguntar para empezar hacer los primeros pininos en la redacción.

Luego la radio con Mario Malpica y Mario Vázquez Sandoval, ambos generosos en el compartir y dar la oportunidad para el ingreso a la reporteada junto al gran amigo Marco Polo Villanueva.

Siguieron los días, y el jefe de prensa del ayuntamiento de Veracruz, Ignacio Oropeza López, quien se daba tiempo para atender a los alumnos, siempre generoso en compartir la actividad y luego la invitación para la incorporación al Periódico el Universal de Veracruz, cuando fue nombrado director.

“Ahora en lugar de ir al cine vas a cubrir los eventos deportivos”, sentenció, para luego decidir el futuro y mandar a la cobertura de la información general de las fuentes laborales teniendo como jefe de información, a Primitivo López Herrera.

La oportunidad de conocer a don Francisco Healy Ortiz, cuando acompañaba al presidente de la república al puerto de Veracruz.

La primera foto con un presidente a los 22 años, junto a don José López Portillo, gracias a la generosidad del jefe de giras presidenciales, don Angel Alvaro Peña.

Después vino, la incursión a la televisión local el Canal 4 Más, gracias la promoción de don Joel González Verdejo, quien hizo la recomendación con el director Enrique Collía Chacón, quien se quedó al frente a la muerte del famoso Miguel Guevara.

Trabajar al lado de Raúl Peimbert, Cristina Medina, Ernestina Galván, Silvia Baca, Jorge Ruiz y Marco Polo Villanueva, al que se sumó a la tarea informativa.

Después el retorno a Veracruz, para incorporarse de nuevo al periódico el Universal de Veracruz, ya como director el profesor Luciano Constantito y el apoyo del colega fotógrafo José Antonio Montenegro.

Con los meses se cumplió el anhelo del ingreso a Telever con los amigos Guillermo Wong y Raúl Peimbert, con las aportaciones de la experiencia de don Antonio Leaño, el director de noticieros. Luego vino la corresponsalía de Televisa y más tarde la invitación de don Jacobo Zabludodovski, para ser corresponsal en Denver, Colorado en EU.

Los designios marcado por el entonces presidente de noticieros de Televisa, don Miguel Alemán Velasco, fueron de seguir en esta tierra y no huir a las amenazas provenientes desde el gobierno del estado en tiempos de don Agustín Acosta Lagunes, con quien se superaron las diferencias, gracias a la intervención decidida de MAV, lo que permitió seguir en la actividad y después cambiar la ruta hacia la comunicación social en el Banrural y después en la jefatura de relaciones públicas de Pemex en Veracruz.

Al paso de los años, se retorna a la actividad periodística gracias a la generosa invitación del maestro José Pablo Robles Martínez al entonces periódico Sur y su participación en el Colegio de Periodistas, se dio de nuevo el regreso a Xalapa.

Se dio una incursión de dos años en la docencia en la Universidad Cristóbal Colón, en donde se compartió la experiencia con varias materias en las carreras de comunicación y derecho, y la ética en las carreras de Ingeniería y Economía.

Con el paso del tiempo de cumplen ya 35 años de andar en la brega de la información y la comunicación –y se sigue siendo niño-- de lo que se concluye han sido etapas y momentos de preparación diaria y de un peregrinar continuamente en la mejor tarea formativa para el desarrollo humanos, que se puede hacer para quien disfruta de ser y estar en continuo movimiento y en la reflexión diaria de los hechos que acontecen en la ciudad, en el estado, en el país y en el mundo.

En todo este tiempo conocer a los más grandes personajes del periodismo de la época a lo largo de 40 años ha sido la mejor experiencia. Y se concluye todos son de carne y hueso, huraños o no, siempre disfrutando de vivir en la soledad positiva para la reflexión sin detenerse a pensar en el tiempo. Eso jamás.

Gracias maestros: José Pablo Robles Martínez, Nacho Oropeza y Paco Blanco. Los grandes guías en esta interesante y apasionada labor, siempre presentes como cálidos amigos y colegas. Así las cosas.