jueves, 02 de mayo del 2024
 
Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Tras lo peor, vendrá algo mejor
2017-02-20 | 08:44:57
Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, se jactaba de dominar todas las técnicas eróticas, lo mismo orales que genitales, igual digitales que manuales, más otras de su propia invención tan exóticas y raras que no podían ser inscritas en ninguna de las categorías mencionadas.

Cierta noche el salaz sujeto se vio en un cuarto de hotel con una chica que al parecer estaba abierta a cualquier forma de experimentación. Le preguntó: “¿Qué te gustaría que te hiciera, linda?”. Respondió al punto la muchacha: “Un cheque”...

Sir Mortimer Highrump, audaz explorador inglés, recibió del Zoológico de Londres el encargo de atrapar un gorila para la colección real. Su esposa le dijo que no le daría permiso de salir de casa si no la llevaba a ella y a su mamá a la expedición.

El famoso aventurero hubo de allanarse a la pretensión de su mujer. Ya en la jungla sir Mortimer salió del campamento una mañana acompañado por un guía y por su suegra, que iba a buscar tierra pa’ las macetas, producto que, dijo, escaseaba en la capital del Imperio.

De súbito apareció un feroz gorila que se lanzó rugiendo sobre la señora. “¡Rápido! -le dijo el guía a sir Mortimer-. ¡Dispárele a la bestia!”. “Espera un poco -replicó el audaz explorador-. Quizá el gorila me ahorre el tiro”...

“Dime, Pepito -preguntó la maestra-: ¿qué significa la palabra ‘monogamia’?”. “No lo sé exactamente, profesora -respondió el chiquillo-, pero imagino que tiene algo qué ver con ‘monotonía’”...

A Woody Allen no le agrada la música de Wagner. “Cuando la escucho -dice- siento unas ganas incontenibles de invadir Polonia”...

Creo que a Donald Trump no le gusta ninguna clase de música, ni siquiera ésa a la que en un tiempo se tildó de hitleriana. Es ignorante, estólido, falto de sensibilidad y carente de sentido humanitario. No ve más allá de sí mismo; no tiene conciencia de lo que se debe a los demás.

En eso estriba su peligrosidad, pero en eso radica también su debilidad mayor. Trump es el poderoso más débil del mundo. Alguien como él siempre está solo, y el que está solo es frágil. No se equivocará quien diga que hoy por hoy el Presidente de los Estados Unidos es el hombre más odiado del planeta.

Quien suscita sentimientos así no puede perdurar. Él mismo se destruye. Sus errores y excesos se irán acumulando hasta hacerlo caer. Se me dirá que esto es lo que en inglés se llama wishful thinking, ilusión consistente en confundir el deseo con la realidad, tendencia a profetizar lo que se anhela.

Posiblemente acertará quien piense así. Pero en este caso lo mejor para el mundo, para México, y aun para los Estados Unidos, sería que Trump saliera de la Casa Blanca. Esperemos de él lo peor para que luego venga lo mejor.

Babalucas fue contratado como extra en una película de indios. “Preséntese en taparrabos” -le indicó el director del film. Al día siguiente Babalucas llegó luciendo un trapo que sólo le cubría la parte de atrás y dejaba a plena vista las partes pudendas delanteras. Le reclamó el director: “Le pedí que viniera en taparrabos”. “Y así vengo -replicó el badulaque-. Usted no dijo que trajera también tapapichas”...

Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, le ordenó a su chofer Aurigio que fuera a la farmacia de la esquina y le comprara una caja de Kotex. El tal Aurigio era escaso de caletre, de modo que cuando el farmacéutico le preguntó qué necesitaba contestó rascándose la cabeza: “No recuerdo qué fue lo que me encargó mi patrona, si Cutex, Kodak o Kotex”. “Seguramente te encargó Kotex -respondió el de la farmacia-. No creo que la señora se lo quiera pintar o retratar”. FIN.






mirador

armando fuentes aguirre


Busqué a la mujer en Elena, cuya belleza destruyó una ciudad.

Busqué a la mujer en Juno, la de los níveos brazos, y en Afrodita, nacida de la infinitud del mar.

Busqué a la mujer en Cleopatra, que hizo morir un imperio y nacer otro.

Busqué a la mujer en Laura, en Eloísa y en Beatriz; en la Venus de Milo y la Gioconda, y en mil mujeres más hasta llegar a Ingrid Bergman y Marilyn Monroe.

En ninguna de esas mujeres encontré a la mujer.

La encontré en ti, que pariste a nuestros hijos y los amamantaste; que cantabas por lo bajo mientras lavabas los platos de la cena, y contabas los pesos y los centavos para salir con el gasto de la casa, y en la oscura y clara noche me dejabas llegar a ti, que nunca he merecido ni siquiera estar cerca de ti.

Tú eres la mujer.

Tú eres la Mujer.

Tú, que eres mi mujer.

¡Hasta mañana!...


manganitas

por afa


“...Dos locos del manicomio peleaban porque ambos se creían Napoleón...”.

Acabó la sarracina,

y aquella pugna feroz,

cuando uno de los dos

aceptó ser Josefina.
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2017-02-15 | Cualquiera de los dos de política y cosas peores por catón Dulciflor, doncella núbil, estaba en vías de tomar estado. Quiero decir que se iba a casar. Importante institución es el matrimonio. Constituye el cimiento de la sociedad. Eso explica por qué actualmente la sociedad se mira tembleque y agrietada, como casa ruinosa con los cimientos quebrantados. Dice un antiguo dicho que el hombre se casa cuando quiere, y la mujer cuando puede. La historia de Dulciflor confirma ese apotegma. Inútilmente había buscado un hombre que aceptara el compromiso del casorio. Desesperaba ya de hallarlo cuando un buen día le salió un galán dispuesto a dejarse conducir al ara, si no del sacrificio sí del esponsalicio. Dulciflor, con la listeza propia de su sexo, le echó el lazo en menos tiempo del que tarda en persignarse un cura loco. La verdad es que el hombre no seduce, es seducido; no conquista, es conquistado. El matrimonio es un combate en el cual las batallas se libran después de que uno de los combatientes ya ganó la guerra. El hombre se resigna al matrimonio con tal de tener sexo, en tanto que la mujer se resigna al sexo con tal de tener matrimonio. Pero advierto que me estoy apartando del relato. Vuelvo a él. Dulciflor, que contaba ya 25 años de edad, era virgen. Ni se lo alabo ni se lo reprocho: me limito a consignar el dato. Sabía, sin embargo, las cosas de la vida, tanto por sus lecturas como por sus conversaciones con amigas solteras y casadas -sobre todo solteras- de mayor experiencia que la suya. Además iba con frecuencia al cine, y las películas, que antes eran proyectadas en una sábana, suceden ahora casi todas entre sábanas. Por eso ya estaba preparada para la ocasión. Aun así le pidió consejo a su abuelita, señora que por haberse casado cuatro veces y enviudado otras tantas sabía mucho acerca de la condición matrimonial. Le dijo: “Abue: no sé qué ropa ponerme en mi noche de bodas. Tengo en mi trousseau un negligé tenue, vaporoso, que no deja nada a la imaginación; un brassiére mínimo que descubre en el realzado busto la insinuación de las areolas; un brevísimo pantie audazmente crotchless, de encaje transparente que no alcanza a velar la incitante sombra del llamado mons veneris; un liguero francés de seda negra, ymedias de igual color con raya, como aquéllas que se quitó Sophia Loren ante Marcello Mastroianni en la inmortal escena de striptease de la película “Ayer, hoy y mañana”. Pero tengo también un ajuar totalmente contrario a ése. Lo conforman una vieja bata de popelina beige que por arriba me tapa hasta las orejas y por abajo me cubre hasta las uñas de los pies; un anticuado corpiño de color salmón; unos calzones bombachos de los tiempos de Maricastaña capaces de abatirle el ánimo al más enhiesto amante, y unas medias de popotillo café de ésas a las que se les hace un nudo arriba para que no se bajen. Estoy en un dilema, abuela. No sé si ponerme aquella ropa sensual, provocativa, como diciéndole a mi novio: “Aquí me tienes, toda para ti. Que no quede comarca de mi cuerpo que no visites con tus manos, tus labios o tu lengua”, o vestir aquel atuendo púdico para decirle: “Soy casta. Soy honesta. Me son ajenas las cosas del amor”. ¿Cuál de los dos atavíos crees que debo ponerme en mi noche nupcial?”. “Mira, hija -le contestó al punto la abuela-. Ponte lo que te dé la gana. Al cabo de cualquier manera vas a marchar”. En la elección presidencial del próximo año el PAN postulará a Margarita Zavala o a Ricardo Anaya. El PRD, posiblemente, a Miguel Mancera. Y Morena, claro, a López Obrador. ¿A quién postulará el PRI? ¿A Videgaray? ¿A Osorio Chong? ¿A Nuño? ¿A Narro Robles? ¿A algún tapado? Que el PRI postule al que le dé la gana. Al cabo de cualquier modo va a marchar. FIN. mirador armando fuentes aguirre John Dee era respetado por su sabiduría, tanto que el rey le permitió negarse a participar en el debate a que convocó para dilucidar si el purgatorio era líquido, sólido o gaseoso. Cuando el filósofo iba por la calle los hombres se descubrían y las mujeres le hacían una profunda reverencia. Sin embargo apartaba la mano si un niño se la quería besar. Le decía: “Jamás beses otra mano que la de tu madre, que te dio la vida, o la de tu padre, que trabaja para darte el pan”. Aun así, objeto de la admiración de todos, John Dee tenía la sencillez de un campesino. Solía declarar: “Hay muchos que saben más que yo, y muy pocos que saben menos que yo”. Reconocía el saber de su esposa, pese a que era mujer de humilde condición, hija de un molinero y una lavandera. De ella decía: “Yo sé de los libros; ella sabe de la vida”. Quizá por eso John Dee era respetado. Tenía la suprema virtud de la humildad, que salva del supremo pecado, la soberbia. ¡Hasta mañana!... manganitas por afa “...Cachivache...”. Esa voz con doble hache tiene un sentido certero: es un pequeño agujero a punto de hacerse bache.









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