2017-03-28 | 09:19:15

El escenario político de Veracruz empieza a convertirse en una caldera que de un momento a otro saldrá volando hecha pedazos que en su violenta fragmentación lesionarán a la ciudadanía, como siempre.

En todos los partidos registrados ante las autoridades electorales la imposición de candidatos es el factor común. Se desdeña a la militancia que hace la talacha diaria y se premia a los privilegiados de las cúpulas. Eso causa irritación porque los candidatos que ganen en esas circunstancias podrán ser legales pero no serán legítimos.

Además ocurren cosas imaginables únicamente en México y particularmente en Veracruz, como el haber encandilado a David Velasco Chedraui para la candidatura a la alcaldía de Xalapa por el PRD y después quitársela para dársela a Míriam Ferráez.


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En el PAN la furia llevó a dos militantes porteños, Agustín Andrade Murga y Leopoldo Pimentel Ubieta a quemar dos piñatas que simbolizaban al presidente del comité estatal, José de Jesús Mancha Alarcón y a su secretario general, de cuyo nombre ni siquiera se acordaron.

Ellos y otros militantes de cepa se apostaron en la sede del comité municipal del PAN en la ciudad de Veracruz, en la calle Bravo entre Mario Molina y Serdán, punto en el que habían convocado a una reunión de inconformes y sólo llegaron ellos dos.

La carente convocatoria no los desanimó y por el contrario, aprovechando la presencia de la prensa sacaron sus dos monigotes y les hicieron arder para que quedarán tan enardecidos como ellos.

Minutos después los dos panistas se retiraron del lugar y todo volvió a quedar en santa paz, o al menos así pareció.

Sin embargo esa acción se repitió en varios municipios del estado, donde los azules dijeron no querer a oportunistas en las candidaturas que les corresponden a quienes han militado toda su vida en Acción Nacional, en las buenas, en las malas y en las peores, no solamente en los momentos de bonanza y abundancia.


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Los que no hacen ruido son los del Partido del Trabajo, que se aventuraron a ir solos, sin alianzas para la elección de alcaldes. Sólo ellos saben su juego pero lo más probable es que pasen sin pena ni gloria.


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Dicen que el retiro de la candidatura a la alcaldía de Xalapa a David Velasco por el Comité Ejecutivo Nacional del PRD es un duro golpe para la familia en el poder, pues todos saben que los Chedraui fueron de los primeros que se la jugaron con el hoy gobernador en la pasada campaña.

La recomendación que hicieron de Palacio de Gobierno al PRD no fructificó porque para empezar, el exalcalde no ganó la encuesta que aplicó Indermec, lo cual demuestra que traía varios negativos producto del desempeño que tuvo en su primera actuación como presidente municipal de la capital del estado.

Y en segundo de alguna manera el partido del sol azteca quiso desde el CEN mantener autonomía en este municipio que es el más importante de los 70 que le tocaron en el convenio de coalición con el PAN, con el argumento del tema de género, razón por la que designaron a Ana Míriam Ferráez, quien además traía un poder fáctico atrás de ella.


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Cada vez más se confirma que el voto del PRI y de la bancada independiente a favor de la reestructuración de la deuda pública fue a cambio de que la Fiscalía del Estado soltara al exgobernador Flavino Ríos Alvarado, quien se encontraba purgando una condena de un año de prisión preventiva, según lo que había dictado el juez.

Se sabe que aquel viernes operaron desde el altiplano para terminar de convencer a los diputados locales de que había que apoyar el proyecto de dictamen del titular del poder ejecutivo y que después liberarían al también secretario de Gobierno en el pasado sexenio, que fue llevado a la cárcel por prestar una nave al exmandatario Javier Duarte de Ochoa para que escapara.

Hoy se sabe que ya el minatitleco ya no está en el hospital a donde fue trasladado por un tema de presión arterial y que fue llevado a su casa, donde terminará de cumplir su sentencia.


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Varias voces en el estado celebran con bombo y platillo el amparo otorgado por la justicia federal para que en breve salga en libertad el joven Diego Cruz, acusado de pederastia contra una joven.

El argumento es que nunca se demostró el presunto delito del joven a quien se incluyó en el mote colectivo de Los Porkis y que los testigos en su contra cayeron en contradicción, por lo que en cuestión de días saldrá en libertad.

¿Se hizo justicia o triunfa la impunidad? ¿Se cae algo que era endeble desde el principio y que estaba condenado a ese final o qué cosa falló para no poder demostrar la supuesta culpabilidad del imputado? Que cada quién saque sus conclusiones y lo que eso significa para quienes lo acusaron y satanizaron sin tener los pelos de la burra en la mano.