domingo, 05 de mayo del 2024
 
Por Leo Zuckermann
Columna: Juegos de Poder
Perdón por ser tan molón
2017-04-27 | 10:55:47
Mis disculpas pero tengo que volver a machacar con la urgencia de una segunda vuelta electoral en México. Nos lo dice la experiencia internacional. Nos lo demanda la creciente fragmentación del voto en nuestro país.
Comencemos con lo primero. La gran mayoría de los países con regímenes presidenciales ya cuenta con una segunda vuelta. Francia, que tiene un sistema semi-presidencial, también. Esto permitió que varios candidatos se presentaran a la primera ronda que se llevó a cabo el domingo pasado. El primer lugar lo obtuvo un candidato independiente, Emmanuel Macron, con el 24% de los votos. Marine Le Pen, del ultraderechista Frente Nacional, quedó en el segundo puesto con 21% seguida del derechista François Fillon con el 20%, el comunista Jean-Luc Mélenchon con el 19.6%, el socialista Benoît Hamon con 6.4% y después seis candidatos más.
La segunda vuelta se llevará a cabo el 7 de mayo entre Macron y Le Pen. Es muy saludable tener una primera vuelta donde cada francés vota por el candidato que se le pega la gana. Se mide la fuerza relativa de todas las opciones políticas. Sin segunda vuelta, Macron o Le Pen hubieran ganado la Presidencia, pero con un porcentaje mínimo de votos. No quizá lo que sacaron porque hubiera existido voto útil de las otras alternativas. Parte del electorado, viendo en las encuestas que su favorito no tenía opción de ganar, hubiera votado por su segunda opción. La virtud de la segunda vuelta es que no se necesitan instrumentos imperfectos (cada vez más, por cierto) como las encuestas para que el electorado decida por un voto útil. Siempre será mejor tener una segunda vuelta electoral que tomar decisiones trascendentales con base en encuestas.
Además, la segunda vuelta permite que, después de la primera, comiencen las negociaciones entre las distintas fuerzas políticas sobre quién de los perdedores apoyará a los dos que aparecerán en la siguiente ronda. Esto le permite al próximo Presidente ir sumando apoyos políticos muy necesarios para la gobernabilidad del país. Más aún, se fortalece el mandato y la representatividad del ganador: es muy diferente ganar el poder con más del 50% de los votos que con un 25 o 30%.
Para México resulta urgente la segunda vuelta por la creciente fragmentación del voto. Hemos pasado de un sistema de tres partidos grandes y la morralla a uno de tres medianos (Morena, PAN y PRI), tres más chicos (PRD, Verde y Movimiento Ciudadano) y la morralla (Nueva Alianza, Encuentro Social y el PT). En este contexto, es posible que un candidato gane con muy pocos votos.
Lo estamos viendo en el Estado de México. Hoy, según las encuestas, la gubernatura se la están disputando Delfina Gómez de Morena y Alfredo del Mazo del PRI, cada uno con un 30% de las intenciones de voto en las encuestas. Atrás se encuentra Josefina Vázquez Mota (PAN) con 22% y Juan Zepeda (PRD) con 14%. De seguir así, los electores mexiquenses que están a favor de estos últimos tendrán que decidir si se mantienen con ellos o cambian su voto para que no gane el PRI o la candidata de López Obrador. Para tomar esta decisión, tendrán que creerle a las encuestas. No sería el caso con una segunda vuelta donde los dos ganadores de la primera ronda saldrían a ganarse el apoyo de los electores de los perdedores estableciendo alianzas políticas. ¿Qué haría, por ejemplo, Josefina? ¿Recomendaría votar por Delfina para sacar al PRI del gobierno mexiquense o por Alfredo para evitar el avance de AMLO? En todo caso, hoy, como están las cosas en el Edomex, es posible que el próximo gobernador gane con menos de un tercio de los votos. Ridículo.
Y en 2018, lo mismo para la Presidencia. ¿Acaso queremos que nuestro jefe de Estado y gobierno, comandante de las Fuerzas Armadas, el que ejerce un presupuesto de más de cuatro billones de pesos al año, sea elegido con menos de un tercio de los votos que pueden equivaler, dependiendo la participación, a uno de cada diez mexicanos inscritos en el padrón electoral? Yo creo que no. Para eso se inventaron las segundas vueltas: para darle mayor fuerza y legitimidad a los ganadores, sobre todo en sistemas presidenciales donde el voto está muy fragmentado.
El problema es que ni el PRI ni AMLO quieren la segunda vuelta. Prefieren jugársela a una sola para evitar que en la siguiente se aglutine una coalición anti-priista o anti-lopezobradorista. Eso es, quizá, lo que más le convendría a ellos, pero no al régimen democrático. Si pensaran en la salud de la República, ya hubieran cambiando la Constitución para permitir la segunda vuelta. No lo han hecho y no lo van a hacer porque lo que les interesa es la salud de ellos. Por tanto me temo que nos quedaremos sin segunda vuelta con el riesgo de que el próximo Presidente gane con menos de un tercio de los votos.



Twitter: @leozuckermann
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