martes, 28 de mayo del 2024
 
Por Cecilio García Cruz
Columna: Jesús te ampare
Dios los cría…
2017-05-04 | 09:30:17
En su relatoría a un diario porteño, Gina Domínguez Colío –amiga incondicional de Javier Duarte, aunque hoy niega haber pertenecido a ese grupo selecto—, anunció que el siguiente tema a publicitar sería: Morena y su pacto con Duarte.

Nos seguiremos leyendo, remató.

Esa segunda entrega jamás llegó al diario.

En la edición posterior, el periódico encabezó a ocho columnas: Gina a la Reja, y reprodujo el texto de un citatorio que le giró la Fiscalía General del Estado.

Sin embargo, la otrora arrogante comunicadora desafió a la autoridad al no presentarse a declarar por la carpeta de investigación en su contra.

Se le señala por los delitos de fraude, usurpación de funciones y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Se le investiga también por el desvío de recursos por casi 3 mil millones de pesos.

Gina, reconoce no poder conciliar el sueño y que los ex funcionarios de Javier Duarte, “tenían miedo, todos eran mencionados en columnas, en redes sociales, infamados, despreciados, linchados.

Lamentablemente, este juicio se extendió a personas que nada tuvieron que ver con los entramados de la corrupción ampliamente documentados”.

La ex vocera pretende deslindarse de los actos de corrupción cometidos en la pasada administración donde ejerció el poder con privilegios.

Se vanagloria como una “palomita blanca” cuyo plumaje nunca se manchó.

Y confiesa que no es nada personal, pero el plumaje más sucio es el de Beto El Cisne Silva, a quien el ex mandatario, según ella, considera “el amo de la perversidad”.

Dos ex voceros arrogantes, fichitas de uñas largas, prepotentes e incondicionales de Duarte y Karime.

Los dos tienen resuelta su situación financiera de por vida pues amasaron cuantiosas fortunas durante el ejercicio de poder que les brindó su amigo el ex gobernador de Veracruz.

Gina, se sirvió con la “cuchara grande”: levantó un emporio en medios de comunicación, compró hoteles, restaurantes e inmuebles en general.

El Cisne, se transformó en una auténtica ave de rapiña que cruzó el pantano y quedó convertido en ave anseriforme carroñera con el plumaje de un zopilote panteonero.

Con alevosía y ventaja utilizó muy orondo su cuello largo y flexible para encabezar a la élite duartista que participó en delicadas decisiones políticas que dejaron un quebranto financiero sin precedentes.

Gina, posee un récord nada envidiable:

Fue vocera de los ex gobernadores Mario Villanueva, de Quintana Roo, y Javier Duarte, de Veracruz, ambos presos en reclusorios de alta seguridad por delitos graves cometidos durante sus mandatos.

En las playas del Mar Caribe, Domínguez Colío tuvo un ascenso vertiginoso y una caída estrepitosa.

En poco tiempo llegó a la cima del éxito, pero el tortuoso aunque placentero camino que eligió para su ascenso, incomodó a destacadas damas de la corte “celestial” del mandatario.

Tuvo que salir despavorida del paraíso caribeño.

En Veracruz, se convirtió de “golpe y porrazo” en poderosa e implacable funcionaria.

Duarte, no daba un paso que no estuviera “palomeado” por ella.





Varios comunicadores la motejaron como la vicegobernadora.

La leyenda urbana relata que sufrió millonario robo en su mansión de “La Pitaya”, donde fueron sustraídos de dos cajas fuertes 25 millones de pesos, “atraco” que nunca denunció.

Gina y El Cisne, dos ex voceros de una administración corrupta que dejó en bancarrota las finanzas del estado.

Uno, tiene fuero, pero no puede conciliar el sueño. Pronto contraerá nupcias para formalizar su relación con la asistente personal que le administró las finanzas en Comunicación Social.

La otra, padece trastornos mentales al saber que de un momento a otro podría ser detenida y encarcelada.

Dios los cría y el diablo los junta.


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