domingo, 05 de mayo del 2024
 
Por Leo Zuckermann
Columna: Crónicas del Poder
¡Estás despedido!
2017-05-10 | 12:56:58
Durante años, Donald Trump condujo el programa de televisión “El aprendiz” donde se hizo famoso por descalificar a los concursantes con la frase: “¿estás despedido!”. Ayer, en su calidad de Presidente de Estados Unidos, pronunció las mismas palabras pero con el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés). La razón oficial: para recuperar la credibilidad del Buró después del supuesto involucramiento de James Comey en las elecciones presidenciales pasadas. El cinismo de la Casa Blanca no tiene límites. Qué barbaros. ¿No será que la razón real tiene que ver con las investigaciones del FBI sobre involucramiento del gobierno ruso a favor de la campaña de Trump?
En cuanto me enteré de la noticia, pensé en Richard Nixon y la famosa Masacre del Sábado por la Noche. Sí: en el Presidente que tuvo que renunciar porque estaba a punto de ser destituido por el Congreso debido al escándalo de Watergate. Recordemos la historia. El procurador estadounidense había nombrado a un fiscal especial para investigar un allanamiento al edificio Watergate por el posible espionaje de la campaña de Nixon al Partido Demócrata. Como parte de las indagatorias, el fiscal especial, Archibald Cox, solicitó la entrega de copias de conversaciones grabadas en la Oficina Oval. Nixon se rehusó y le ordenó al procurador que despidiera a Cox. Elliot Richardson se negó a hacerlo y renunció en protesta. El Presidente entonces le instruyó al sub-procurador que corriera a Cox. William Ruckelshaus también se negó y dimitió. Vino la orden al tercero en la jerarquía, Robert Bork, quien sí despidió a Cox argumentando que, de no hacerlo, Nixon acabaría encontrando, de ser necesario, a un intendente para despedir al fiscal especial.
Si bien el Presidente se salió con la suya deshaciéndose de Cox, la Masacre del Sábado por la Noche se convirtió en un punto de quiebre de Watergate. El público se quedó con la impresión de que Nixon estaba escondiendo algo gordo (lo cual, a la postre, resultó cierto); muchos enviaron cartas al Congreso demandando la destitución, vía un Impeachment, del Presidente. En eso pensé cuando me enteré del despido de Comey por parte de Trump.
No hay duda que el ex director del FBI se equivocó al haber intervenido en las elecciones pasadas. En julio de 2016, con bombo y platillo, había anunciado que no presentaría cargos en contra de Hillary Clinton por el envío de correos electrónicos vía un servidor privado cuando había sido secretaria de Estado. Trump, que venía criticando duramente a Comey por no procesar a la candidata demócrata, se puso furioso. Sin embargo, en vísperas de la elección, el 28 de octubre, Comey volvió a sacudir el ambiente electoral al enviar al Congreso una carta en la que anunciaba que había más correos que revisar, por lo que el caso de Clinton no estaba cerrado.
Nate Silver, quien ha estudiado la elección pasada, argumenta que fueron muchos los factores que explican por qué perdió Clinton. Uno de ellos, medible, fue la carta de Comey: “En un máximo, podría haber desplazado la competencia de tres o cuatro puntos porcentuales hacia Trump, balanceando a su favor Michigan, Pennsylvania, Wisconsin y Florida, tal vez junto con Carolina del Norte y Arizona. Como mínimo, su impacto podría haber sido sólo un punto porcentual o algo así. Pero, como Clinton perdió Michigan, Pennsylvania y Wisconsin por menos de un punto, la carta probablemente fue suficiente para cambiar el resultado del Colegio Electoral”.
Todos los demócratas, comenzando por Hillary, estaban furiosos con Comey, un republicano nombrado por el presidente Obama al frente del FBI. Pero también Trump quien siempre consideró que el director del FBI había sido muy blando con Clinton. Lo cierto es que le debe, en parte, la Presidencia.
Pero aquí viene lo bueno porque el FBI también está investigando la posible colusión de la campaña de Trump con el gobierno de Rusia. El asunto no ha tocado, todavía, al Presidente, pero sí a gente muy cercana a él, incluyendo el procurador Jeff Session quien está recusado de la investigación por haberle mentido al Congreso sobre una reunión con el embajador ruso.
En Estados Unidos muchos piensan que esta historia podría costarle la Presidencia a Trump, como ocurrió con Nixon y Watergate. Ayer, en cuanto se supo del despido de Comey, muchos congresistas demócratas exigieron el nombramiento de un fiscal especial para investigar el involucramiento de los rusos en la campaña de Trump. La pregunta es cómo verá el electorado estadounidense el despido de Comey y cómo reaccionarán los republicanos. ¿Seguirán defendiendo a su Presidente?
Twitter: @leozuckermann
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