2017-08-06 | 19:20:15

En medio de protestas a favor y en contra, quedó instalada la Asamblea Constituyente de Venezuela. Oh, casualidad, será presidida por Delcy Rodríguez, la excanciller del gobierno de Nicolás Maduro, quien le ha mostrado una lealtad que raya en lo enfermizo.
En teoría, la Asamblea comienza sus trabajos desde hoy para moldear las reformas que le den a Venezuela la Constitución que Maduro sueña y le dé poder absoluto (como si le hiciera falta).
Rodríguez juró a sus colegas y ni siquiera se ocuparon los 545 asientos de los integrantes, y eso que todos son alineados al gobierno de Maduro. El viernes, el Consejo Nacional Electoral y el oficialismo habían acordado repetir la elección constituyente en dos municipios de los Andes, pero sólo representan siete curules y ninguno de oposición.
Y el contexto no puede ser peor. Ayer por la mañana fue liberado el exalcalde de Caracas y opositor, Antonio Ledezma, quien seguirá en arresto domiciliario. De Leopoldo López seguimos sin saber nada.
Ambos fueron tomados por la fuerza por agentes del gobierno de Maduro a inicios de esta semana, bajo el pretexto absurdo de que planeaban fugarse, porque el arresto domiciliario fuera algo difícil de controlar.
Ayer por la mañana, el papa Francisco pidió al gobierno venezolano que suspendiera la instalación de la Asamblea Constituyente, pues considera que no favorece a la reconciliación.
Éste, el último llamado luego de varias semanas en que varios líderes mundiales le pidieron lo mismo, no sólo por lo antidemocrático, sino porque todo va en detrimento de los venezolanos. Pero Maduro no escuchó, ni al Papa ni a nadie. Por el contrario, no paró en sus provocaciones.
El gobierno venezolano le ha tirado a todo el mundo. Aunque con México no ha reparado. Aún así, el gobierno mexicano anuncia que no expulsará a la embajadora de Venezuela, a pesar de las declaraciones de Nicolás Maduro contra Enrique Peña Nieto.
Y el canciller mexicano, Luis Videgaray, acudirá a Perú, donde discutirá con su homólogo sobre la crisis en Venezuela. Hace unos días, en Twitter, Videgaray llamó al presidente venezolano, Nicolás Maduro, cobarde, por desmantelar la democracia. Esto, a raíz de las declaraciones de Maduro contra Enrique Peña Nieto.
Y a la disposición de México se unió Emmanuel Macron, quien también se ofreció como mediador para lograr que la oposición y los maduristas se sienten a dialogar.
El temor más grande para todos, dentro y fuera de Venezuela, es que a partir de ahora, la oposición ya no tenga espacios para expresarse. Han sido más de 120 muertos en cuatro meses de protestas, antes de que se impusiera la Asamblea infame de Maduro, ¿qué podemos esperar a partir de ahora?
Maduro está por consolidar su gobierno inobjetable y es a partir de ahora, en que la presión internacional debe centrarse en que, al menos, los derechos humanos no sean más violados como lo ha hecho ahora.
Maduro se ha procurado tener hoy poderes que ni Chávez quiso tener, es ahora cuando la voluntad de la regional se pone a prueba. No por ir contra Maduro, sino por el beneficio de los venezolanos.