2017-08-14 | 08:35:35

PRI: en la agonía

El PRI de Enrique Peña Nieto, se resiste a morir, porque aun con vida y en la peor época de un partido sin cambio en sus estructuras y con personajes que no dan acceso a los jóvenes, se disponen entrar a la más competida lucha electoral por la presidencia del país en el 2018.
Con los precarios resultados de la XXII asamblea nacional, los priistas incrédulos siguen en una lucha infructuosa que les han dado una vida latente, cuando quienes desde la oposición no han podido consolidar nada que ofrezca un cambio certero a la dinámica de un país sumido en impunidad y corrupción.
Pero también, asoman pobreza, miseria extrema y la falta de oportunidades para las grandes mayorías de este país que son víctimas de maltrato extremo, vejaciones a derechos humanos y un sinnúmero de ofensas que tienen ya a la población en el hartazgo.
Luego de los resultados muy precarios en el estado de México, en donde el PRI resurge con el pariente incomodo de Peña Nieto, y ante un Peje debilitado por el silencio de la conformidad y de que a Morena se la maneja con los sueños de millones pero en manos del personaje mesiánico que tiene todas las posibilidades por primera vez de llegar a la presidencia desde un partido de la izquierda.
México, el vecino incomodo ante el país más poderoso del orbe en decadencia, se encuentra en el debate del cambio de las estructuras nacionales, pero sin opciones reales de lograr una transformación, por lo que López Obrador, aun no se consolida con mensajes serios que logren ya conformar un equipo de personajes para la transición.
La debilidad de los partidos políticos y de sus dirigentes, fue parte del oportunismo del presidente Enrique Peña Nieto, al llegar con un mensaje falaz en la XXII asamblea de su partido para criticar lo de afuera y sin llegar a las verdaderas entrañas de su partido que muestra ya un avanzado estado de descomposición y en donde aparecen desde adentro las corrientes democratizadoras que al final se estarán uniendo a AMLO.
Con los errores desde los panistas y perredistas, el PRI resurge de las cenizas cuando un experimentado Peña Nieto, juega sin balón o en la metáfora en sus propios rounds de sombra pretende erigirse en el ganador de una elección en el 2018 en donde los jóvenes, viejos y de todos los sectores de la población, simplemente estarán votando por el hartazgo y en definitiva el fin a un ciclo que falló y sólo enriqueció a unas cuantas familias de privilegiados, mientras el grupo de la clase media y baja le corresponde pagar la fuerte carga impositiva y de servicios para que sigan en la opulencia los burócratas eternos que nunca han trabajado en toda su vida y ya suman décadas, y lo más grave se ostentan de ser súper millonarios y la gente lo sabe.
El PRI llegará al 2018 con un candidato hibrido mitad panista y mitad priista, José Antonio Meade Kuribreña, quien después de andar en el calderonismo y situarse en el peñismo como la mejor opción, ahora sólo falta que el ala dura y radical lo acepte en el nuevo priismo, ausente de objetivos, por lo que esto aun estará por verse.
En el estado de Veracruz, el ejemplo más claro del ostracismo y la opacidad, está representado por Carlos Brito Gómez, con más de ochenta años de edad y representando por décadas a los cuadro juveniles del PRI, sin que nadie lo pueda quitar de ser un verdadero usufructuario del poder político y beneficiario de los desvíos de Javier Duarte, por citar al último gobernador del priismo en estos lares.
Y Brito, sigue acumulando kilómetros a su larga carrera de corrupción y excesos al frente de un partido anquilosado y que se niega a cambiar desde sus viejas estructuras.
Para impedir el paso por fin a los jóvenes, y por lo mismo están listos a dar el voto de castigo, nada más por frenar al que ven ya como un peligroso enemigo y causante de sus condiciones de falta de oportunidades, diría Luis Donaldo Colosio, en su fatídico discurso. Así las cosas.