2017-08-28 | 09:49:29

Pese a todas las declaraciones oficiales la pesadilla continúa. Veracruz sigue siendo piedra de sacrificio para el ejercicio periodístico. Uno más del gremio de la información ha sido arteramente asesinado, a pesar de la protección oficial de la que gozaba por las múltiples amenazas que había recibido.

El periodista Cándido Ríos Vázquez, quien cubría la fuente policiaca para el Diario de Acayucan y fundador de La Voz de Hueyapan, fue asesinado el martes pasado junto con el que fuera inspector de la Policía de Acayucan y candidato a síndico por la alianza PRI-PVEM por ese mismo municipio, Víctor Acrelio Antonio Alegría. En los hechos también murió el escolta de este último.

Aquí es donde uno puede percatarse, fatalmente, de la importancia de la labor reporteril, de investigación, de indagar datos y hechos por contar, y del impacto que tiene en la sociedad la búsqueda de la verdad y su exhibición en los medios de comunicación.

En esta misma columna dimos cuenta de los números fatales para el gremio periodístico durante el gobierno del hoy preso en régimen de dieta extrema por protesta política, llamada comúnmente huelga de hambre.

Fueron 17 los periodistas asesinados y 3 desaparecidos durante el siniestro mandato de Duarte. Lo que llevó a la organización Reporteros sin Fronteras a considerar a Veracruz en 2016 como el estado con la peor situación letal para los periodistas en el mundo, después de Siria y Afganistán.

Hoy, a menos de un año de un gobierno que prometió acabar en seis meses con la situación de violencia que vive Veracruz, la tercera agresión fatal contra un periodista veracruzano es muestra palpable de que la pesadilla continúa con Yunes, en éste y en otros órdenes de la vida pública de nuestra entidad.

En Veracruz, una comunidad lastimada por la delincuencia y por los malos gobernantes (disculpas por la redundancia al usar ambos términos), la labor de los informadores sigue siendo altamente peligrosa porque no se ha ido a fondo en la resolución de los graves problemas económicos y sociales que nos aquejan.

La libre circulación de la delincuencia es obra de la libre circulación de la impunidad y de los negocios ilícitos de los que nos gobiernan, sean rojos priístas o azules panistas. La labor informativa sigue siendo perseguida porque continúa el estado de anomalías que reina en nuestra entidad.

Y dar a conocer la verdad es veneno para los que están acostumbrados a ejercer su poder bajo las sombras. Baste decir que el periodista Cándido Ríos tenía varias amenazas por parte de diversas autoridades municipales de la región de Hueyapan.

Según el informe de 2014 de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, la mayor parte de agresiones de servidores públicos contra periodistas proviene de funcionarios municipales.

Por cierto, el número de agresiones ha aumentado, de 44 en 2014 a 115 en 2016. (Véase http://ceapp.org.mx/admin/pdf/2016-04-14/pdf/56.pdf)

No hay a la fecha ningún cambio. El erario público se sigue utilizando para mejorar los bolsillos de unos cuantos y atizar la compra electoral, que ahora se lleva a cabo de manera continua, sin importar los tiempos electorales.

Para muestra de esto basta observar la proliferación de la entrega de despensas del programa “Veracruz contigo”, la que se extenderá por todo un año hasta julio de 2018, si los partidos distintos al azul no hacen nada por detenerlo.

Ningún apoyo al campo, al turismo, al desarrollo industrial, a la educación, a la salud, al mejoramiento ambiental. Todo el presupuesto destinado a fortalecer la presencia electoral panista. Y mientras, la violencia en ascenso.

Lo dicho, necesitamos con urgencia un cambio verdadero.










marco.a.medinaperez@gmail.com