domingo, 09 de junio del 2024
 
Por Flavio Morales Cortés
Columna: Letra Capital
De huracanes y temblores
2017-09-12 | 09:45:32
Los huracanes arrasan con todo. Se llevan casas, árboles y también prestigios, sepultan carreras políticas y arrasan la credibilidad de gobiernos enteros.

La fuerza de la naturaleza en toda su expresión es un reto para controlar y manejar los riesgos, pero también es una oportunidad para desplegar habilidades para los hombres públicos.

En México la cultura de la Protección Civil inició como respuesta a la crisis que enfrentó el país con el sismo de 1985.

Ese acontecimiento dejó lecciones más allá de las obvias en materia de seguridad, las dejó también en el ámbito del manejo de crisis de un gobierno y/o político. Es definitivo que hubo un antes y un después para Miguel De la Madrid Hurtado con esos hechos.

Incluso la factura de la inoperancia e ineficiencia del gobierno de De la Madrid la pagó también el PRI, que comenzó a perder las elecciones en la Ciudad de México hasta convertirse en un bastión de la izquierda, que hace años es imposible recuperar para los priistas.

Y es que el impacto de los fenómenos naturales hace estragos en la parte que más duele a las personas, en su patrimonio y lo que es peor, habitualmente suele dejar sin nada a quienes de por sí no tienen nada o muy poco.

Por eso es que un huracán, un sismo, una tormenta suelen devastar también la credibilidad y capital político de una administración o proyecto personal.

En 2013 una inundación en la Ciudad de La Plata en Argentina, evidenció la incapacidad en esta materia de quién era gobernador, Daniel Scioli, el mismo que al postularse dos años después perdió dramáticamente la Presidencia de la República. La gente nunca olvidó que el gobernarte en medio de la tragedia desconocía el número de víctimas fatales.

El huracán ‘Katrina’ en 2005 sacudió a varios niveles de gobierno en Estados Unidos y significó el fin de varias carreras por la dimensión de la crisis que acabó a Nuevo Orleans. Ahora mismo ‘Irma’ a puesto en jaque a la administración Trump.

En Veracruz Fidel Herrera era un maestro de las tempestades, las invocaba, las capitalizaba; sacaba raja política de todo y la crisis humanitaria era un momento propicio para hacer política. Ético o no, se reveló como un caza oportunidades que supo hacer siempre de un problema, una plataforma.

Javier Duarte fue distinto. Javier Duarte era flojo, junior que le molestaba dejar la comodidad de Casa Veracruz para atender en fin de semana, a quienes habían perdido todo. El resultado de esa indolencia es por todos conocido.

Veremos a Miguel Ángel Yunes Linares como sortea estos periplos. Por lo pronto ‘Katia’ le manchó la hoja curricular con dos muertos y en la capital del estado, además de gente evidenciada que hacía presunto proselitismo con los apoyos.

Estamos aún en la crisis, esperemos ver cómo Miguel Ángel, que es político experimentado, responde a este reto que lo hunde o lo catapulta.


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