martes, 28 de mayo del 2024
 
Por Cecilio García Cruz
Columna: Jesús te ampare
Angélica, Karime y Sonia… gran diferencia
2017-09-14 | 09:58:50
Hay 3 mujeres, diferentes, relacionadas con la política que, como seres humanos, irradian debilidades y virtudes: Angélica, Karime y Sonia.

Dos ya portaron la etiqueta de Primeras Damas y, la otra, está en ejercicio del poder.

Angélica Rivera Hurtado, de primera actriz del canal de las estrellas, a Primera Dama del país.

Espléndida y guapérrima conquistó el corazón del entonces gobernador de Edomex, Enrique Peña Nieto.

Consolidó su carrera artística en la telenovela Destilando Amor, donde protagonizó el personaje de “La Gaviota”, sobrenombre que prevalece grabado en el pueblo que siguió de cerca este drama actoral.

El inicio como esposa del Presidente de la República fue difícil.

Tuvo caídas que le hicieron cambiar de actitud.

Rectificó, en tiempo y forma.

Una cosa es la altivez de un personaje telenovelesco, y otra, la imagen de Primera Dama.

Según Sanjuana Martínez, autora del polémico libro Las Amantes del Poder, Angélica es visceral, religiosa, moderna y de carácter fuerte.

Pocas veces pierde la compostura, pero cuando tropieza y se siente engañada, es ruda y mezquina. Va directo al punto que desea atacar.

Después del affaire de la Casa Blanca, la ex primera actriz, se desenvuelve con prudencia y sin protagonismos. Se alejó de los reflectores políticos.

Sin embargo, en reciente viaje a China, se hizo acompañar de su maquillista, una asistente, un escolta, un ayudante, dos fotógrafos y su secretario particular, Edgar Bringas.

Solo le faltó llevar al perico y un perrito faldero.

Alfonso Waithsman (quien literalmente cambia el rostro de las mujeres), tiene una tarifa de 30 mil pesos diarios por los servicios de belleza. Pide, además, viáticos, transporte y hospedaje.

En total, “el maquillista de las estrellas” devengó 200 mil pesos aproximadamente, con cargo al erario, para embellecer a “La Gaviota” en los eventos protocolarios a los que asistió en China.

Angélica quizá ya no regrese a la pantalla chica para interpretar personajes protagónicos, pero eso lo tendrá que conversar en familia.

De Karime, la ex primera dama metafísica que decretaba “merezco la abundancia”, se tiene un archivo negro, tan negro que no se compara ni con Obama.

Protagonizó una historia ácida de escándalos y deshonestidad.

Conocida por su voraz actitud saqueadora de tesoros públicos, hoy se contonea orondamente por los grandes almacenes de Londres como Harrods o Peter Jones, dando rienda suelta a su insaciable debilidad: ser compradora compulsiva.

Joyas, vestuarios, productos de belleza, viajes y gastronomía, fueron el pan nuestro de cada día como Primera Dama de Veracruz.

Experta en actos de malversación de fondos, convocaba y presidía reuniones de gabinete. Ahí llevaba la batuta exigiendo, instruyendo y hasta exhibiendo al propio mandatario.

De cuerpo frágil, pero de actitud agresiva y posesiva.

Astuta y sin honra.

Si José López Portillo presumía públicamente de su nepotismo, Karime superó y rebasó por la derecha al ex presidente mexicano.

Sus padres, hermanas, primos, cuñados y amigos incondicionales disfrutaron plenamente la administración que encabezó su marido Javier Duarte, hoy recluido en prisión.

Ejerció el poder como ninguna otra y se despachó con la cuchara grande, al imponer en cargos de gran responsabilidad, a su parentela y cercanos que aplaudían sus fechorías.

Nunca se valoró como humilde y virtuosa, en cambio presumió a los cuatro vientos de pecadora, soberbia e insaciable.

Aunque hay expedientes que la involucran en el saqueo financiero a Veracruz, judicialmente ha sido intocada.



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