2017-09-25 | 09:45:39

Ya quedaron en el pasado todos aquellos esquemas de defensa y de aplicación de la ley cuando el juicio político o cuando menos la destitución de un gobernador o político se daba con la fortaleza del poder del presidente y del secretario de gobernación en este país, incluso el titular de la PRG que lo encabezaron distinguidos juristas y alto nivel y prestigio, hoy se encuentra ya en una imagen de desconfianza hacia su función, pero el último recurso sigue siendo la cárcel desde un gobierno de oposición.
Muchos casos comprometedores y de esos desde los titulares de los gobiernos de los estados se revolvieron con la consabida llama a Los Pinos o mínimo al Palacio de Bucarelli.
Hoy con los sismos y huracanes que han dejado en la emergencia a varias zonas del país, queda al descubierto que algunos gobernadores como el caso de Graco Ramírez en Morelos, ejercen el poder generando miedo y temor a la población al más estilo del antiguo imperio romano, a impulsos y con muchos desaciertos ante la osadía de la gran ambición de controlar hasta la ayuda que se ha mandado desde diversos lugares para la atención de damnificados y todas las personas que requieren la ayuda por la emergencia.
La forma de ejercer un control de absoluta tiranía dejan a Graco, ya sin la posibilidad de cuando menos poder desempeñar un cargo de agente municipal por el PRD, ante los excesos y represión difundidos de su gobierno en las redes sociales, este personaje tendrá que pasar al caso de los muchos ex gobernantes que como diría Adela Micha en una entrevista se convierten en aquellos artículos decorativos en el hogar que no hay donde poner, hasta que mejor se les mantienen escondidos fuera de la vista.
Graco Ramírez, convertido en un dictador moderno y con esposa Elena, hacen de la tarea de gobernar un férreo control hasta en el DIF Estatal de Morelos, y que son parte de la copia fiel de Javier Duarte y su esposa, así como de muchos gobernantes, que sin la necesidad de mencionar más nombres, se convierten en odiosos y odiados por la propia población al grado que ya nadie los quiere ver y menos en una boleta electoral.
Los escombros del sistema también sepultaron los sueños futuristas presidenciales de Graco, quien quiso que lo adoraran y lo reconocieran, pero ahora todos están en su contra, como le sucedió a Duarte, que dicen hasta le pueda hacer compañía en la cárcel más “adelante”.
Aunque ya desde los múltiples casos que demuestran la incapacidad para gobernar un gran estado como el de Morelos, sumido ahora en serios problemas de inseguridad que rebasan hasta lo inimaginable el famoso Graco, convertido en el mayor peligro para los morelenses le acumulan al personaje los ostentosos gastos en su vestimenta de última moda y sus costosos Rolex, que no corresponden al miembro de la izquierda de este país convertido en inmensamente rico de la noche a la mañana y no lo puede ocultar.
Le suman que a pesar de declarar vitalicios a los magistrados del Tribunal de Justicia de Morelos para asegurar su impunidad a su salida, y evitar también que a su hijastro funcionario en el ayuntamiento de Morelos se le relacione con un desvío de 400 millones de pesos.
Ahora, con el fantasma de Cuauhtémoc Blanco, que ronda y no para jugar al futbol, pudiera ser que hasta le quita el sueño a Graco y con sus pesadillas vive su propio sismo atormentado al llegar el día del final de su fatídico mandato, que ya agotó la paciencia de propios y extraños, y más aún porque en el perredismo se le ve como al más priista de los políticos en decadencia. Al tiempo. Así las cosas.