2017-10-27 | 09:39:06

Sonríe estás en Orizaba’ se puede leer como bienvenida a la entrada de este municipio. Pero en la región centro de Veracruz muy pocos sonríen, porque muy pocos están exentos de que les hayan secuestrado, levantado o asesinado a un familiar, a un amigo o vecino.

Córdoba es el municipio más caliente de la zona. No hay día que no aparezcan cuerpos desmembrados en la vía pública o qué durante la mañana o tarde ejecuten a una persona. Aquí la muerte no necesita una fecha ni es catrina; aquí edificó su feudo y todos los días hace fiesta.

En esta zona del estado el crimen organizado se lustra los zapatos con el Grupo de Coordinación Veracruz. En Orizaba por ejemplo, hace unos días levantaron a una empleada de una estación de radio. Iban por una reportera cuentan los colegas, sin embargo pese al error de los sicarios, el mensaje fue entregado fuerte y claro a todos los colaboradores de ese y otros medios informativos del lugar: no se publica nada sobre ejecuciones y secuestros.

No hay estado de derecho en estos municipios y el gobierno de Miguel Ángel Yunes es una parodia de lo que es la autoridad. Todos los que habitan aquí están alejados de la justicia y de la mano de Dios; solos a su suerte sin que el gobierno del panista Yunes, ese que se decía experto en seguridad, haga algo para protegerlos.

De lo que se ha hecho público en los últimos días, se suman al recuento la desaparición forzada de un empleado en el municipio de Ixtaczoquitlán y de un policía en Nogales.

Además está el caso de los policías Juan Bernabé Santiago, Andrés Garcia Notario y Marcelino Rosas Marquez y el paramédico Antonio de Jesus Martinez, quienes en enero al salir a atender una supuesta emergencia en la comunidad Loma Grande del municipio de Mariano Escobedo, fueron desaparecidos sin que hasta la fecha sus familiares tengan datos de su paradero.

En la entrega pasada en este mismo espacio, dimos cuenta de la indignación en Argentina por la desaparición forzada del activista Santiago Maldonado. Aquel país en general se asumió de luto y en muchas casas, se encendió una vela por el descanso del joven artesano.

Allá acusan al Estado. Aquí dijimos que las desapariciones son producto de la delincuencia organizada, con la complacencia o ineficiencia de las autoridades. Allá tienen los cuerpos y les encienden velas, aquí nosotros muchas veces le lloramos a las ausencias o en el mejor de los casos, recibimos en bolsas algunos miembros de nuestros seres queridos.

¿Encender velas? Imposible, ocasionaríamos un incendio de proporciones descomunales.

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