2017-10-31 | 09:30:09

Las cifras no mienten y la estrategia electoral es la reina si se trata de ganar elecciones. Por esa razón, los Yunes azules van en caballo de hacienda para retener la gubernatura de Veracruz el próximo año.

Ni la inseguridad, ni las promesas incumplidas, ni la crisis económica del estado, ni la mediocre administración de Miguel Ángel Yunes los despeina; no hay razonamiento que valga ante la hegemonía del control de la canasta de votos.

Un grupo de entusiastas amigos polemizan, un deporte muy veracruzano, en torno a las posibilidades de cada partido para obtener el triunfo en la elección a Gobernador en el 2018. Dudan mucho que dado el desastroso paso de Miguel Ángel como mandatario (todo un fiasco para los que votamos por él), el PAN pueda ganar nuevamente la elección estatal.

Apuestan por Morena, la gran revelación en los últimos meses en todo el país. Al PRI le dan pocas oportunidades pero no lo descartan, sobre todo si el candidato es Pepe Yunes Zorrilla.

Pero lo que estos amigos no consideran, es que las elecciones se ganan con votos y esos los tienen los Yunes del PAN.

De los más de 5 millones 400 mil veracruzanos que integran la lista nominal, casi el 10 por ciento viven en el corredor azul, la joya de la corona, que se ha conformado principalmente con los municipios de Veracruz Puerto, Medellín de Bravo y Boca del Río, todos ellos una muy considerable reserva de votos para cualquier candidato y donde los panistas tienen el control absoluto.

La operación política de Miguel Ángel -en esto sí no le podemos regatear méritos- ha sido muy certera al poner su atención en controlar estos municipios, que en conjunto concentran como franja, el mayor número de votos en el estado: Veracruz puerto, con más de 426 mil inscritos en la lista nominal; Medellín de Bravo, con más de 46 mil ciudadanos en lista nominal; Boca del Río, más de 116 mil.

Pero además, han sido cuidadosos de evitar que las otras fuerzas políticas competitivas, concentren municipios importantes en términos de densidad electoral. De tal suerte que, por ejemplo, Morena controla Xalapa (más de 350 mil), además de Coatzacoalcos (más de 234 mil) y Poza Rica (más de 136 mil). Pero esos son los municipios más importantes que maneja.

A la causa del PAN habría que sumarle Córdoba (más de 146 mil) y otros municipios medianos.

En la zona centro el PRI mantiene el control en algunos Ayuntamientos, pero con trabajos, como el caso de Orizaba (más de 91 mil) que es de los más grandes, y que sin embargo ganó con menos de 500 votos por arriba del PAN, es decir, es un municipio que ni siquiera puede contar como amplio dominador.

Con esta geografía, el PAN tiene bajo control la elección estatal venidera, de ahí que, le importe poco al Gobernador resolver los problemas de los veracruzanos. Con su corredor azul le basta y sobra para retener el poder.

En conjunto, de los 212 Ayuntamientos que conforman el estado, el PAN-PRD será gobierno a partir de enero próximo en 112 municipios; el PRI en 35 y Morena en 17. En muchos de los casos, el PAN-PRD barrió en los municipios que controla, como el caso del corredor azul.

Que importa que las marchas de distintos sectores sociales inconformes se presenten de nueva cuenta en la calles veracruzanas. Que importa que sus índices de popularidad vayan en picada y que el crimen organizado haga y deshaga en los municipios; los votos están de su lado con base en la conformación dela geografía electoral imperante a partir del próximo año.

En ese contexto, los contendientes arrancarán de la siguiente manera en las próximas elecciones: PAN-PRD, primero; Morena, segundo (aunque tiene menos municipios que el PRI, los que ganó lo hizo de manera contundente y representan mayor número de electores y el PRI confirmará su debacle con un tercer puesto.

Así las cosas, llueva o truene el clan de los Yunes celestes puede seguir meciéndose en la hamaca.

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