2017-11-24 | 09:36:52

Los veracruzanos pueden estar tranquilos -mal de muchos consuelo de tontos-, porque el partido que postuló al peor gobernador en la historia de México, también paga los platos rotos del tsunami llamado Javier Duarte de Ochoa.

El PRI de Veracruz está en quiebra y es gracias al hombre que en 2010 hicieron candidato y luego Gobernador.

La noticia de que el otrora poderoso y próspero partido político adeuda la nómina de sus empleados corrió como pólvora hace algunos días.

Muchos opinadores se anticiparon a fustigar al dirigente estatal Renato Alarcón Guevara y su administración, e incluso, dijeron que el déficit tricolor era por las prerrogativas que el Comité Nacional no envió por andar de caritativo donando a los damnificados del sismo del 19/9.

Pero la realidad es otra. El PRI está quebrado gracias a la irresponsabilidad del exgobernador Javier Duarte, quien estando en el cargo junto con otros funcionarios estatales acumuló multas por su intromisión en las pasadas elecciones locales.

Al PRI de Veracruz se le impuso una multa de 14 millones de pesos por las chistosadas de Javier; los cuales está pagando a razón de 3 millones de pesos mensuales.

Con base en ese descuento de sus prerrogativas, el PRI sobrevive actualmente con 2.6 millones de pesos mensuales para sus gastos operativos, aunque casi el 100 por ciento de sus ingresos se van en pagar salarios. Sólo de servicios (agua y luz) pagan más de 400 mil pesos.

Al llegar Renato Alarcón al PRI estatal la nómina mensual de este instituto político era de 5.4 millones de pesos. Échele cuentas de qué tamaño era el boquete financiero tricolor.

Literalmente los priistas no juntaban para los sueldos de sus empleados; por eso el exdelegado del ISSSTE despidió a 160 trabajadores (muchos heredados por otras dirigencias como la de Elizabeth Morales, que tenía enquistado hasta a su cuñado en la nómina).

Con ese recorte el pobre expartido rico consiguió ahorrarse 3.1 millones de pesos al mes, más el apoyo del Comité Nacional priista pues ahí van, a los tapaderazos sacando los fierros pal’gasto de cada mes.

¿Ingresos propios por el pago de cuotas de sus militantes? CERO. Ni los alcaldes, diputados locales y federales (muchos de los cuales se hicieron millonarios en la gestión rapaz de Duarte) retribuyen un peso al partido que los encumbró.

Ni hablar, ahí para que le vayan pensando qué tipo de engendros políticos nos avientan como candidatos.


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