2017-12-21 | 08:09:05

Veracruz vive un momento crítico considerado por muchos como el peor de su historia política, económica y social.

Inseguridad desbordada, desempleo galopante finanzas en crisis, entre otros problemas.

Muertos por aquí, secuestrados por allá y más violencia por acullá.

Cientos de miles de ciudadanos recorren el solar veracruzano en busca de un trabajo que no encuentran.

Los empresarios, constructores, proveedores de servicios y hasta los alcaldes, exigen pagos que no llegan.

No hay circulante y se repite el clásico: debo no niego, pago no tengo.

La deuda se reestructura con más compromisos a largo plazo, pero no hay reingeniería financiera que urge en la administración estatal porque sigue con déficit presupuestal.

Por el momento, las promesas incumplidas se renuevan con ofrecimientos de campaña igual de huecas y sin sustento en la realidad.

Hay que recordar que en política todo depende del tiempo y la circunstancia, como lo puntualizara el ilustre tuxpeño Jesús Reyes Heroles, y lo ratificara con insistencia el caballeroso empresario y político, Miguel Alemán Velasco.

Sin embargo, estos ingredientes políticos son distintos en cada partido y en algunos no son tomados en cuenta, pues se impone la voluntad unipersonal.

En el PAN, todo está decidido desde que arrancó la presente administración para dar continuidad a la minigubernatura.

En MORENA, ante la escasez de personal calificado, repite la misma receta por decisión de Andrés Manuel López Obrador.

En donde la circunstancia y el tiempo se alinean en favor de un político es en el PRI.

Ahí la figura de Pepe Yunes Zorrilla se agiganta ante el panorama desolador que se vive en el Estado.

El oriundo de Perote, Administrador de Empresas por el ITAM (egresó en 1996) con maestría en Administración Pública por la Universidad de Columbia, es el personaje ideal para corregir el rumbo.

Con 48 años de edad, Pepe Yunes es militante del PRI desde 1987 y ha escalado los cargos de elección popular paso a paso.

Arrancó como diputado federal suplente, y llegó a transformar la imagen de su ciudad natal como presidente municipal.

De ahí fue electo diputado federal en dos ocasiones en la LVIII y en la LXI Legislaturas del Congreso de la Unión.

También fue legislador local en la LX Legislatura; en la actualidad es senador, presidente de la Comisión de Hacienda.

Y en todas sus responsabilidades de elección popular ha tenido un denominador común: cumplir con creces los retos de su gestoría.

Pepe Yunes es, además, un político caballeroso que no utiliza la diatriba ni el insulto para atraer reflectores; se le identifica como un conciliador de mano firme.

Es leal a sus principios, sereno y consciente de los tiempos políticos, para apoyar, con su tradicional bonhomía, a la clase más necesitada.

Fiel a la ortodoxia política, no pierde el piso ni la compostura ni en las circunstancias más adversas.

Ha sido sensible en la gestoría pública.

Ante el desastre administrativo y financiero en Veracruz, el tiempo y la circunstancia se alinean a su favor, porque tiene la experiencia y los resultados lo favorecen como el idóneo para enfrentar, con todo el apoyo federal, el gran reto de sacar a Veracruz del ostracismo.





Hace dos años pactó en el rancho San Julián de Perote, con su homólogo Héctor Yunes, que el nativo de Soledad de Doblado iría por la mini-gubernatura de dos años y él por la de seis en el 2018.

El excandidato del tricolor aceptó que acataría la decisión de la mayoría priista y apoyaría a quien fuera postulado por su partido.

Como una circunstancia adicional, Pepe Yunes tiene una relación inmejorable con Pepe Toño Meade, considerado el más fuerte contendiente del tabasqueño.

Ambos fueron compañeros de estudios en el ITAM y en varias ocasiones el exsecretario de Hacienda vacacionó en el rancho de Perote.

El otro amigo de juventud es Luis Videgaray, también con enorme influencia en política interna del PRI.

Su posición como senador de la República, y sus sólidos lazos de amistad con los “hombres cercanos a Los Pinos”, le favorecen en esta coyuntura de sucesión electoral.

Pepe, es un gestor incansable. Ajeno a la estridencia, lo suyo es el trabajo y los resultados.

Esquiva la guerra sucia y los calificativos de tibieza.

La decisión del tricolor está impregnada de aires navideños y el PRI lo impulsará como el indicado para contender y después gobernar en el tiempo y la circunstancia.

Será un candidato de unidad por la esperanza de un verdadero cambio.