Se podía calificar al gobernador Yunes Linares como un singular ejemplo de un trastorno sicológico como es la mitomanía, se recuerda que durante el discurso de protesta aseguró que daría un anuncio que “cimbraría a México” y ofreció que todo lo que recuperaría de los latrocinios cometidos por su antecesor Javier Duarte de Ochoa y su camarilla los destinaría al sector salud.

El famoso anuncio nunca se hizo, si se trató de un calambre y  lo convencieron que guardara silencio o simplemente fuera una ocurrencia.

Nunca se ha sabido la cantidad exacta de recursos de lo que recuperó y lo que ha logrado con el famoso vómito negro de los nuevos millonarios duartistas, que para conservar su libertad le daban dinero, bienes, casas en los Estados Unidos, obras de arte, hasta transportes aéreos y camionetas.

Los funcionarios de la Secretaría de Finanzas afirman que solo el 40 por ciento de lo que el gobernante dice haber recuperado existe en las cuentas bancarias, generando intereses para la institución. Lo demás debe estar en algún sitio bien resguardado siguiendo el ejemplo de Karime Macías que con lo guardadito sigue disfrutando cerca de los castillos de la reina Isabel II en Londres, dilapidando  los recursos públicos que había sudado su bien alimentado marido.

De que se les puede acusar a los duartistas y yunistas de enriquecimiento ilícito no hay la menor duda, los gobernadores del PRI y del PAN, solo han trabajado como simples burócratas de cuello blanco y es considerado el Yunes azul como el veracruzano más rico.

Lo más difícil de ocultar para un servidor público es el dinero. Para colmo la familia nunca los ha ayudado a guardar las apariencias y les gusta exhibir el derroche en las mejores tiendas de cualquier lugar del mundo.

En el puerto de Veracruz era notable su presencia en los centros comerciales   por el número de guaruras que escoltaban a las damas, cuyos maridos vivían del pinche poder.

Los cambios en el PAN ordenados por Anaya

Al viejo estilo donde todo se decidía por una persona sin tomar en cuenta a los demás miembros del Comité Ejecutivo Nacional, el grupo de Ricardo Anaya hizo las designaciones de quienes deberían ser los coordinadores de  las bancadas de diputados federales y senadores del PAN y de paso se nombró al nuevo dirigente nacional de los derrotados panistas.

A los Yunes de Veracruz ni siquiera les avisaron de estos cambios, les recordaron que por apoyar al primogénito del gobernador se olvidaron del candidato presidencial que obtuvo menos votos que el aspirante estatal.

A eso lo  llaman traición los azules recalcitrantes de la entidad, que siempre se opusieron a la monarquía. De allí el nacimiento del bloque Antiyunes y la retirada de sus mejores aliados Joaquín Guzmán y Ricardo García.

Los nombres de los nuevos coordinadores son Juan Carlos Romero Hicks para la Cámara Baja y el odioso de los debates por televisión de Damián Zepeda Vidales, quien se autodesignó para el senado y como nuevo líder nacional Marcelo Torres Cofiño. Todo en lo oscurito y con el mando único de Ricardo Anaya.