domingo, 09 de junio del 2024
 
Por Cecilio García Cruz
Columna: Jesús te ampare
La Gaviota… ¡A otro nido!
2018-09-20 | 08:44:21

Angélica Rivera Hurtado, en la cúspide del estrellato, tuvo un “Dulce Desafío” y un “Sueño de Amor”: contraer nupcias con el gobernador de Edomex.


Él era la figura del momento. Centraba su política en una estrategia mercantilista para lograr el poder máximo de México: la Presidencia de la República.


Ella, como un “Huracán”, se propuso “Alcanzar una Estrella” y sentirse “La Dueña” de Enrique Peña Nieto.


“Destilando Amor”, logró su meta. Ser Primera Dama de Edomex y, posteriormente, esposa del candidato del tricolor a la primera magistratura del país.


Peña Nieto, fue presidente y ella la “Primera Dama”.


Durante el VI Informe de gobierno, Angélica llegó emocionada.


Con la emoción reflejada en el rostro y lágrimas en los ojos, se despidió de su mejor interpretación en una larga trayectoria histriónica: el personaje estelar de su vida: “La Primera Dama”.


Los aplausos del respetable no se hicieron esperar.


A pesar del llanto, estaba feliz, satisfecha con lo realizado a lo largo del sexenio.


Una representación de contrastes, agridulce y con muchas aristas.


Su papel pasará a la historia del México contemporáneo, si es que desaparece el título de “Primera Dama” en nuestro país.


Angélica Rivera, en 6 años, superó con creces aquella actuación en la icónica telenovela que la convirtió en una estrella de la galaxia mundial del espectáculo, donde se ganó el sobrenombre de “Gaviota”.


Sus esporádicas presentaciones oficiales y otras fuera del guión, hicieron que su personaje estuviera en boca y mente de millones de mexicanos, que la alababan o reprochaban su actuación.


Sus apariciones en escena eran contrastantes.


‘La Gaviota’ y la Casa Blanca.


‘La Gaviota’ y sus hijas de shopping en Hollywood.


‘La Gaviota’ y sus vestidos de diseñador.


‘La Gaviota’ para arriba y para abajo.


Como cerrojo espectacular, apareció ataviada con un vestido rojo sangre que resaltaba su belleza innegable, su porte de princesa, que dejó impresionados a quienes la vieron en Palacio Nacional y a los millones que siguieron la última arenga de Peña Nieto por TV.


Angélica Rivera, con su papel estelar en el agonizante sexenio, superó con creces todo lo que había realizado a lo largo de una exitosa y muy bien renumerada carrera artística.


Inició como “El Rostro del Heraldo de México” en 1987 a los 18 años y de ahí a la televisión.


En 1998-1999 la tomó por su cuenta el director José Alberto “El Güero” Castro (su primer marido) quien la llevó al estelar de “Ángela”.


Ya en primer nivel, hizo “Sin Pecado Concebido” en 2001 y “Mariana de la Noche” (2003), como actriz antagónica, con la que recibió varios premios.


Y llegó “Destilando Amor” en 2008, al lado del actor de su primera telenovela, Eduardo Yáñez donde el pueblo la bautizó como la protagonista del melodrama: “La Gaviota”.


Ningún premio de los que ganó con anterioridad se compara con los aplausos que recibió en el patio central de Palacio Nacional.


Y eso que ganó dos veces el Premio de TV Novelas (Marina de la Noche y Destilando Amor).


También el Golden Award de TV por su personaje de “La Gaviota” y la “Palma de Oro”, por “Mariana de la Noche”.


Sin embargo, en 2010 se retira del mundo del espectáculo para ingresar en el show político, luego de casarse el 27 de noviembre con el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.


Y empezó con el papel de “Primera Dama”, inicialmente a nivel estatal, pero fue un espléndido ensayo para interpretar su papel estelar posterior.


En diciembre del 2012 se estrena en el protagónico de su vida.


Seis años después, se despide como las grandes actrices: entre aplausos y rechiflas.


Su gran traspié fue su desconcertante aparición en la TV “aclarando” el origen del dinero para poder adquirir la célebre “Casa Blanca”, que fue el punto de quiebre del actual sexenio.


El mismo Peña Nieto reconoció que fue un gravísimo error haber enviado a “La Gaviota” a justificar lo injustificable.


Aparte de que fue su peor actuación personal, porque apareció desencajada, insegura y titubeante. Nadie le creyó que a su paso por Televisa hubiera acumulado los millones que cuesta la residencia.


Pero el show está por concluir; hay movimiento de mudanza en Los Pinos.


El telón está por caer y terminar su gran actuación…


La gran pregunta es: ¿Volverá al mundo del espectáculo?


¿O acaso su gran actuación de “Primera Dama” ya le dio para el retiro del show en forma definitiva?


Por lo pronto “La Gaviota” cambiará de nido.


Dudamos que se vaya “Destilando Amor” ya que Peña Nieto concluye su mandato con el nivel más bajo de popularidad y con una derrota descomunal de su partido.



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