Hay historias políticas que nadie quisiera que se repitieran y se olvidaran,  sobre todo cuando los protagonistas vuelven a coincidir en eventos importantes. Si se confirma que el excandidato presidencial del PRI, José Antonio Meade que ha hecho una buena amistad con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, será el operador o auditor financiero, en el cuestionado proceso de la transición en el gobierno de Veracruz, donde el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares debe ofrecer la mayor transparencia en las cuentas públicas que entregará a su sucesor Cuitláhuac García, quien ya lo acusó de ser un simple ratero.

En la memoria existe un encuentro entre Yunes Linares con el entonces secretario de Hacienda, Meade Kuribreña,  quien le exigía que le entregara una suma millonaria de recursos públicos que había acordado con el presidente Peña Nieto y que no se movería de su oficina hasta que se hiciera el depósito.

El funcionario federal sin inmutarse llamó a su secretaria para que estuviera pendiente y le ofreciera café o agua,  y se retiró de sus oficinas advirtiendo que tenía compromisos que atender fuera, dejándolo con un palmo de narices.

Se imaginan la molestia y enojo del gobernante por esa penosa situación.

Pues a partir del próximo mes de noviembre, el señor economista y abogado  Meade Kuribreña, va a revisar las cuentas públicas del choleño, de manera especial de los recursos públicos federales, de los que el propio exsecretario de Hacienda José Antonio Meade,  posee toda la documentación y el gasto etiquetado que debió de ejercerse en los meses de la objetable administración estatal panista.

Por obvias razones personales será muy cuidadoso en examinar los ingresos y la forma como se gastaron dichas partidas.

Los números son fríos  como los de las celdas.

Merece un premio estatal

El mejor reportero policiaco del estado de Veracruz es el fiscal general Jorge Winckler,  quien otorga las exclusivas para el medio que trabaja de acuerdo a lo ordenado por su jefe, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Es el funcionario estatal quien da a conocer con la debida anticipación las notas rojas que él va a trabajar y las pistas a seguir para capturar a presuntos maleantes para obtener las primicias informativas, tanto las escritas como las fotografías, para el medio impreso que labora.

No es una persona egoísta, se hace acompañar de agentes de seguridad que están bajo sus órdenes y compañeros de su nuevo oficio de periodista.

Es candidato a uno de las docenas de premios estatales  de periodismo que se reparten anualmente al redactor que haya logrado más notas destacadas en la primera plana. Cuando termine su función de fiscal general, lo más seguro es que le otorguen la planta como jefe de la sección policiaca.

Por otra parte, es merecedor  de un reconocimiento por parte del gobierno panista de Veracruz por la eficaz duplicidad de labores que desarrolla. Durante los últimos dos años ha sido el servidor público y al mismo tiempo destacado periodista de nota roja que más se promueve en las redes sociales.