Pasadas las semanas se analiza más a fondo las consecuencias y resultados de las pasadas elecciones estatales, donde se juntaron varios factores para decidir el triunfo a favor del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, donde sin duda el factor más importante es que estaba en la boleta Andrés Manuel López Obrador, pero justo es destacar la participación que tuvieron los opositores grupos políticos del PRI.

Para los miembros y líderes locales del partido tricolor lo que más importaba era que no siguieran en el poder los Yunes azules. Conscientes que el candidato de su partido José Yunes Zorrilla no tenía posibilidades.

Ellos no llegaron a considerar como una traición a su instituto político, el sentimiento que más les importaba era bloquear al candidato con muchas posibilidades de ganar, Miguel Yunes Márquez que su mayor problema era el de ser el hijo del gobernador que estaba en el poder.

Una tarea titánica de Morena y del PRI, enfrentarse al grupo político panista que contaba con todo el apoyo de tener a su lado un poderoso gobierno que podía ordenar y manejar a su antojo el complejo proceso el día de las elecciones y los recursos públicos de manera ilimitada, tanto para el pago de sobornar a los miembros de las casillas, como para la compra del voto.

Tenían varios meses repartiendo despensas en las colonias marginadas de la entidad con la complicidad comprada de los jefes de manzana, así como atendiendo a la gente del campo que esperaban con ansia ese día por recibir una buena suma de dinero por el sufragio a favor del hijo mayor del gobernante veracruzano.

Además del compromiso adquirido con los alcaldes panistas que actuaron como promotores y vigilantes de cumplir con el jefe Yunes, en caso contrario sufrir las amenazas de recortes presupuestales durante los próximos años por la certeza que tenían, que seguirían los Yunes ricos en el gobierno estatal.

Para los militantes de Morena y los coordinadores de los candidatos de Juntos Haremos Historia, se enfrentaban a un universo lleno de mañoserías y trampas en el manejo de las actas, de allí que contaron con los mejores expertos priistas para evitar que se llevara a cabo el fraude, que tenían planeado de obtener más de un millón 400 mil votos, cifra record que garantizaba el triunfo.

Por razones obvias guardamos la celosa secrecía de los protagonistas del partido tricolor que inclinaron la balanza y dejaron que su candidato José Yunes Zorrilla se fuera hasta un remoto tercer lugar.

La actitud muy significativa del presidente electo Andrés Manuel López Obrador de realizar una gira de gratitud por todo el país, en Veracruz es justo reconocer a ese grupo político, que no pertenecía a Morena y que se la jugaron para que triunfaran los candidatos de la verdadera ideología de la izquierda.

No se trata de repartir cargos sino de aceptar y corresponder a la labor realizada por personas que seguirán con el PRI, pero que trabajaron denodadamente para bloquear la monarquía que pretendía una poderosa familia en perpetuarse en el manejo del dinero público y en el poder.

Tratar a los demás como uno quisiera ser tratado, es la única fórmula de agradar en correspondencia.