La ignorancia es la madre de la felicidad, hasta que la necia realidad impone sus condiciones, limitaciones y efectos.
El reto está ahí, exigiendo atención y solución. Si lo económico, financiero y social no se atienden, resuelven y mejoran, ya se sabe lo que va a pasar: en los gobiernos sobreviven, proliferan e imponen irresponsables, simuladores, ineptos y corruptos, en la continuidad de la impunidad.
Gobernar al gobierno es derecho y obligación ciudadana y social. En una democracia, aún tan incipiente y defectuosa como la nuestra, las respuestas y soluciones favorables no son divinas, aristocráticas, o alienígenas. Fundamentalmente son y deben ser nuestras, no vienen de afuera. Exigen y dependen de más y mejor interés y activismo individual y social.
Por eso hay que insistir y respaldar el cambio verdadero. Si cambiar es la condición de la vida, entonces hay que apoyar lo real y positivo, lo enfocado a logros y avances en bienestar y desarrollo para las mayorías.
La transformación apenas empieza, el nuevo gobierno lleva solo unas semanas. En el ejercicio de libertades y derechos, hay que informarse y participar con responsabilidad, porque no es ni será fácil y rápido. En la diversidad y pluralidad son determinantes, la formación de consensos y la unificación de esfuerzos.
Transparencia, información y evaluación
Lecciones no aprendidas, ignoradas, postergadas llevan a más de lo mismo y peor.
La Historia cansada de repetirse, se empeora y complica. Lo más grave es que responsables y culpables gozan de ventajas y beneficios, que obtienen de la desgracia y el sacrificio general.
Importante precisar y aclarar. Empezar por la transparencia y acceso a la información gubernamental, que debe atender al mismo tiempo, tanto la ineludible obligación de informar; como el inalienable derecho a saber.
En los dos casos, en la vida cotidiana, debe estar claro que esto significa que todo gobernante o funcionario, electo o nombrado, tiene como obligaciones simultáneas e ineludibles, tanto informar, como garantizar el derecho ciudadano a saber, sobre cualquier aspecto o tema oficial.
Hay que decirlo porque la inmensa mayoría, solo se dedica a mal atender lo que algunos ciudadanos preguntan, y no se cumple con el deber de difundir y poner a disposición pública, la información oficial que genera o caracteriza su cargo o responsabilidad. Todo esto, bajo la insuficiente o encubridora actuación, de los órganos autónomos, nacional (INAI) y estatal respectivo (IVAI), supuestamente encargados de garantizar, en verdad, cumplimiento de obligaciones y garantía de derechos.
Por ahora, permítase solo resaltar e insistir en exigir, cumplir y hacer cumplir, la permanente obligación de informar de todo servidor público, que al permitir o facilitar, opacidad e incumplimiento, se convierten en simuladores, encubridores y cómplices. Chéquese y compruébese. ¿Qué informan o desinforman los obligados? ¿Qué vigilan los caros e inútiles órganos vigilantes?
En todo caso, se debe considerar lo contenido en el artículo 6 de la Constitución General, la(s) ley(es) de Transparencia y Acceso a la Información, y otras relacionadas con el tema.
“El Estado garantizará el derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación, así como a los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluido el de banda ancha e internet. Para tales efectos, el Estado establecerá condiciones de competencia efectiva en la prestación de dichos servicios.
Para efectos de lo dispuesto en el presente artículo se observará lo siguiente:
Importante conocer obligaciones y derechos al respecto. Demasiados servidores públicos, en muchas formas, no solo no cumplen con sus obligaciones, sino que además se aprovechan para su beneficio personal o de grupo, al hacer uso y abuso de patrimonio y recursos públicos, así como de atribuciones institucionales a su disposición.
La problemática crece y complica, porque en gran parte, falta imponer seguimiento y asumir el control de lo gubernamental.
Necesario insistir y repetir que tanto ineficiencia y delincuencia gubernamental, como la continuidad de la impunidad siguen presentes, generando intocables y reciclables en los diversos ámbitos de gobierno (federal, estatal y municipal).
El derecho a evaluar para respaldar o revocar, se fortalece con el de informarse y actualizarse permanentemente, para participar activamente; para asegurar logros, y evitar o corregir fracasos.
El cambio verdadero exige informarse, actualizarse y saber de necesidades y prioridades sociales; conocer de esfuerzos y tamaño de los retos; enterarse de la amplitud y complejidad de los problemas.
Ni la afirmación aduladora y servil, ni la negación por principio. Tampoco exagerar, subestimar o sobre valorar. Asegurar acceso a la información y fortalecer participación y evaluación. En una democracia la responsabilidad es de todos, al gobierno hay que gobernarlo.
Se requieren servidores públicos, con capacidad de respuesta y previsión, no sólo simples administradores de la rutina burocrática o de la urgencia de lo inmediato.
-Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH
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