jueves, 16 de mayo del 2024
 
Por Bezale Berger
Columna: Puntos de vista
El saqueo de nuestros recursos
2019-02-02 | 09:37:51

Comentaba en pasada colaboración que la obra Decadencia y Renacimiento, de la autoría del actual Presidente, relata el saqueo inmisericorde de nuestro País. Es indudable que el hombre sabe de lo que habla, sin embargo llama la atención que no haya sido tema onmipresente durante sus diversas campañas políticas.


Durante mi trayectoria en la PGR conocí muy de cerca dos asuntos relacionados directamente con este delito y en agravio de la misma Paraestatal. El primero acaecido en 1986 en el Complejo Petroquimico de Cosoleacaque donde el Superintendente, el tesorero, la secretaria particular, el auditor y seis o siete personas más fueron detenidas y procesadas por diversas irregularidades cometidas en agravio de la empresa que servían.


El proceso duro años y aunque finalmente resultaron responsables por los delitos imputados, por razones que ignoro ganaron los juicios laborales y fueron reinstalados e indemnizados.


Tiempo después un vigilante de la entrada de los tanques de almacenamiento se percató de que una misma pipa amparada en una misma orden de carga había realizado ya ese día, algunos viajes y volvía a repetir la maniobra. Alertados los servicios de seguridad, que obviamente no estaban en el ajo, procedieron a revisar las operaciones de ese día y se dieron cuenta que con la misma documentación que amparaba, digamos la capacidad de una pipa transportaba treinta o cuarenta mil litros de gasolina, descargaba y volvía a cargar, o sea que con un solo pago se llenaban cinco o seis pipas. Se procedió a la detención de los inculpados, se aseguraron los vehículos y se presentó la denuncia respectiva ante el Órgano de Procuración de Justicia.


Armar una averiguación previa en cuarenta y ocho horas, norma constitucional obligatoria, no es enchílame esta otra, se deben realizar una serie de diligencias que requieren conocimientos y personal especializado, pero principalmente de los servicios técnicos de la empresa afectada. En ese entonces la institución no contaba con peritos propios, por lo que habríamos que recurrir a los propios denunciantes.


Poco antes de vencer el termino y a fin de integrar debidamente la investigación, Pemex presentó un dictamen técnico de avalúo considerando que acorde a las declaraciones de los implicados elaboradas ante sus servicios de seguridad y ratificadas ante el Ministerio Público Federal, el daño patrimonial que sufría la empresa reportaba varios cientos de millones de pesos.


Cuando tuve acceso al citado documento no supe si reírme o ponerme a llorar. Debo aclarar que un asunto de esta envergadura comentado y aumentado por los medios de comunicación nacionales mantenía sobre nosotros, la mirada vigilante de las autoridades superiores de la institución y de allí mi desencanto cuando conocí el contenido del mal llamado dictamen técnico.


Sostenía el documento que tomando en consideración las declaraciones rendidas por los implicados, las que comprendían las fechas en que se habían realizado estas operaciones, las vueltas y llenados ilegales que daban los vehículos, la capacidad de las pipas y el costo del combustible no pagado, el daño patrimonial alcanzaba una suma impresionante de dinero robado.


Me entreviste de inmediato con los abogados de la paraestatal y les indique que el dictamen servía para dos cosas para nada y para una chingada, por la simple y sencilla razón de que los acusados se iban a retractar en el juzgado de sus confesiones aduciendo que eran ilegales por haber sido rendido primero ante una autoridad incompetente, los servicios de seguridad y que si fueron ratificados en la PGR fue por amenazas de tortura y que simplemente los habían obligado a firmar y ante otra falta de prueba el Juez iba a dictar un auto de libertad que no tenía remedio.


Requiriéndoles para que de inmediato se me proporcionara un dictamen técnico basado en la cantidad de hidrocarburo que recibían los tanques, lo que faltaba y establecer la diferencia cuantificable en números que multiplicados por el costo del producto pudiesen arrojarnos un resultado contable y confiable que pudiera defenderse en los Tribunales.


La respuesta de los apoderados de Pemex me dejó estupefacto, no conocemos la cantidad ni siquiera aproximada del producto que entra a los tanques de abastecimiento y tampoco conocemos la cantidad que sale, o sea que Pemex ignora o ignoraba en ese entonces algo básico en un negocio, lo que entra y lo que sale legalmente.


El resultado es obvio, auto de libertad para todos, devolución de vehículos y lo que sigue. Los recursos legales se perdieron ya que en realidad se carecía de evidencia contable para poder fincar responsabilidad a nadie.


Pasaron los años y en ocasión a que me encontraba fuera de la institución me invitaron a participar en la defensa de un superintendente de un almacén de Pemex acusándolo del delito de peculado con base en una auditoría que solamente estaba apoyada en el examen del Cardex que supuestamente marca las entradas y salidas del almacén acorde con el bodeguero de turno.


En realidad, en el contrato de prestación de servicios que establece los deberes y derechos del trabajador, nuestro cliente era el intermediario entre ese almacén (al aire libre) y la gerencia de almacenes de depósito de Petróleos Mexicanos.


En realidad, esos almacenes abarcan kilómetros cuadrados en donde se encuentran desde tambos de aceite de doscientos litros, maquinaria diversa, chatarra y todo en cuanto la industria se utiliza o se haya utilizado y ya no tenga ningún valor, pero que no se da de baja porque nunca existió y supongo que tampoco existe. Se carecía de un inventario físico que respalde el inventario de papel con el que se manejaban los miles de artículos que ahí se almacenan. Es decir entran y salen docenas de artículos, todo lo imaginable para la industria v quizás ya obsoletos o no pero cuya existencia solo consta en el Kardex,supongo ya digitalizado.


Para no hacer más largo el cuento nuestro cliente simple y sencillamente negó tener obligación de vigilar, custodiar o dar seguridad a ninguno de los objetos que se encontraban o no en el almacén, que nadie lo acusaba de ninguna falta administrativa, que sus reportes se rendían en tiempo y forma, pero que además la auditoría la había practicado un médico cirujano dado de baja en el hospital y que como no tenían en que emplearlo, algún gerente lo había mandado de auditor a un almacén imposible de auditar porque todos los días entraban y salían mercancías, los bodegueros constantemente eran cambiados y el desorden administrativo era de primera magnitud.


El resultado es obvio nuestro cliente se le dictó el auto de libertad y actualmente goza de una buena pensión, retirado ya de la tremenda responsabilidad de su cargo.


El problema con que se enfrenta la Secretaria de Energía y el propio Presidente de la República no tienen parangón en la historia de México. Soy el primero en desear que encuentren la solución para toda la problemática de este pobre País que ya no siente lo duro sino lo tupido y en el que el propio pueblo de México ha observado que si sus gobernantes roban sin ningún castigo, ellos más necesitados que los otros, ¿Por qué no van hacerlo?. No nos engañemos en México la corrupción se mama y es una constante en la educación de la niñez.



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