sábado, 18 de mayo del 2024
 
Por Yuriria Sierra
Columna: #MeTooMéxico
#MeTooMéxico
2019-03-27 | 08:15:47

Ellos parece que se portan, solamente,


como hijos de sus papás.


Ellas hoy, en cambio, se vuelven


dignas madres de sus hijas...


Consuelo Sáizar


 


Las víctimas encontraron un refugio para hablar


No fue la primera, pero fue, acaso, la explosión que faltaba en nuestro país para sumarse a una coyuntura mundial que, poco a poco, define comportamientos tan normalizados que aún resulta para muchos de difícil comprensión.


El #MeToo se materializó el fin de semana en las redes sociales gracias a las denuncias de mexicanas que, finalmente y con más fuerza que en ocasiones anteriores, encontraron una vía para hablar de la violencia cotidiana a la que nos exponemos sólo por ser mujeres.


Lo mismo en el mundo de la literatura que en el cine, la academia o el lugar donde trabajamos. Que la violencia de género no sólo ocurre en nuestra propia casa.


Pero los sectores señalados en Twitter este fin de semana sirven para poner en alarma lo que, con toda seguridad, ocurre en cualquier entorno.


Las redes se alzaron como la plataforma en donde, poco a poco, las víctimas encontraron un refugio para hablar, algunas por primera vez, de agresiones que van desde los acercamientos, mensajes lascivos y hasta el acoso laboral, golpes o amenazas.


Acoso y abuso, debemos entender, en principio no pueden ser definidos por nadie más que por quien los padece. Una cuestión meramente subjetiva y que, para detenerlo, debería bastar con ese “no” que muchas veces no es escuchado.


Y justo esta falta de definición hace que la aplicación de la ley en materia de género sea tan difusa y torpe.


Aplaudo a las mujeres valientes que han alzado la voz; pero ahora también nos toca organizarnos para que esto que ahora se escucha con más fuerza genere protocolos que legitimen y den valor a las denuncias.


Twitter es una red de comunicación que carece de filtros, por eso ha sido necesaria la intervención de agentes externos en momentos como los sismos de septiembre de 2017 o la elección de 2018. #Verificado es un gran ejemplo de la importancia del rigor en la información que difundimos.


Por ahora, en los varios #MeToo de México se hacen públicos señalamientos con todo y los riesgos que trae el anonimato.


El siguiente paso será tener criterios mínimos de verificación, no dar por buenos tuits de cuentas recién creadas o con dos seguidores, perfiles de quienes ven esto como una oportunidad para la venganza o la difamación malintencionada.


De lo contrario, se resta sentido y valor a una denuncia que debe ser atendida. También deberán existir protocolos de acompañamiento y asesoría sicológica e incluso legal para que estas denuncias encuentren final en el terreno jurídico, pues no sólo se busca detener cualquier tipo de violencia de género, sino también de castigar a quienes, hasta hoy, están impunes.


Y crear una verdadera conciencia del respeto, de la empatía, de la igualdad. Entre seres humanos que poseen los mismos derechos.


Con todo, lo sucedido a partir del fin de semana crea un diálogo necesario en nuestro país y en el mundo.


Nombrar siempre será el comienzo para el entendimiento y la definición de, en este caso, comportamientos que aún encuentran una falsa justificación, actos que muchas veces han sido cometidos frente a otros y que son minimizados porque la última persona a la que se escucha es a la víctima.


De ahí que muchos de los casos permanecen en la sombra, porque el miedo —a que no crean, a que juzguen, a que justifiquen, a que se genere más violencia— siempre es el obstáculo para la denuncia.


Que esto sirva, también, para que los hombres piensen dos veces antes de acosar... o, incluso, antes de solaparse.



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