domingo, 16 de junio del 2024
 
Por Maquiavelo
Columna: Se dice
La revelación en el Senado… Ricardo Ahued
2019-04-02 | 08:21:50

La intensa actividad que realiza en el estado de Veracruz el senador Ricardo Ahued para solucionar problemas que afectan seriamente la buena marcha del gobierno de Cuitláhuac García es ampliamente reconocida en los círculos cupulares de Morena. Un problema que se iba a presentar por trabajadores de la nucleoeléctrica de Laguna Verde, por incumplimiento por parte de la CFE que con la reciente visita del presidente López Obrador, que implicaba bloqueos en las carreteras del norte de la entidad, fue desactivada hábilmente por el legislador xalapeño Ahued Bardahuil y su eficaz asistente, el exalcalde peroteño y exdiputado local, Juan Manuel Velázquez Yunes.


De una manera silenciosa y sin publicidad alguna se pasan las horas trabajando tanto en el Senado de la República en las diferentes comisiones de Relaciones Exteriores, Economía, Justicia, Hacienda y Recursos Hidráulicos  como en las zonas conflictivas del Estado de Veracruz.


 Viene a la mente un pensamiento del entonces presidente norteamericano Ronald Reagan: “Algunos dicen que el trabajo duro no ha matado a nadie, pero yo me digo, ¿para qué arriesgarse?”.


La infalible memoria del presidente López Obrador


Durante la tercera visita del presidente López Obrador al Estado de Veracruz atendió en dos ocasiones al representante del Corporativo Imagen del Golfo, una deferencia singular y especial al medio informativo.


No perdió la oportunidad para preguntar y mandar saludos a la próxima embajadora de México en Costa Rica. Se caracteriza la nueva clase política por poseer una memoria fuera de serie.  Una memoria ejercitada es la guía más valiosa que el genio y la sensibilidad.


Para lograr la gubernatura


Como se tejen las historias de lo que es un gobierno que tiene el pinche poder, como lo afirmaba el exgobernador Fidel Herrera. El presidente Luis Echeverría reconoció ser el protagonista de la matanza de estudiantes de Corpus del 11 de junio de 1969. El regente de la ciudad de México, Alfonso Martínez Domínguez aceptó ser el cómplice del asesinato multitudinario.


El mandatario le pidió que hablara con los medios para bajar la tensión y le dijo lo que tenía que decir, palabra, por palabra. Le pidió que organizara una concentración en el zócalo como reprobación de la masacre. Echeverría felicitó al regente por el éxito alcanzado en la gran plaza.


El jefe de prensa del Distrito Federal era el periodista Manuel Buendía,  quien fuera masacrado años después. Un gran amigo que conoció el ejercicio del poder al margen de la ley,  así como atropellos a los derechos y  dignidad de los mexicanos.


Echeverría le pidió a Alfonso Martínez que renunciara y este lo hizo. Poco después lo acusó de ser autor intelectual de la matanza y el regente guardó silencio. Así se las mascaban en aquellos desajustados tiempos que dejaran una amarga y triste herencia.


Por su disciplina priista de aceptar ser el principal  ejecutor… lo hizo gobernador constitucional de Nuevo León.

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