viernes, 31 de mayo del 2024
 
Por Cecilio García Cruz
Columna: Jesús te ampare
¡Welcome Primor!
2019-06-27 | 07:52:56

“¿Viejo el PRI? ¡No joven! viejas, viejas…las arañas”, replicó haciéndose el gracioso Manuel Sánchez Vite, titular del Revolucionario Institucional, allá por los años setenta.


Hoy, el coraje de militantes distinguidos los llevó a tomar decisiones impensables: huir despavoridos del tricolor por los arreglos cupulares en lo “oscurito”.


El viejo dedazo en toda la extensión de la palabra.


Uno de ellos, el prestigioso ex Rector de la UNAM, doctor José Narro Robles, con una militancia de 46 años, tomó distancia de su partido porque “hay simulación en exceso y el “tamal de cochinita pibil” ya está cocinado”.


Su dimisión desató una revuelta al interior del partido.


La editora y politóloga Beatriz Pagés, amiga entrañable, al observar que el “Pritanic” zozobra en la tormenta de la antidemocracia, determinó también seguir los pasos del exrector de la UNAM. Acusó que el tricolor fue entregado a AMLO.


Nunca pasó por nuestra mente que Manlio Fabio Beltrones, expresidente del PRI nacional, girara suavemente su pulgar derecho hacia abajo, en señal de protesta.


Por eso escribió en su cuenta de tuiter: “En lo personal no acudiré a votar el 11 de agosto, con ese padrón irregular de que habla la convocatoria”.


De inmediato, Alejandro Moreno lo buscó y se reunieron en un restaurante de Polanco. Diálogo intenso; se ignoran los acuerdos.


Sin embargo, hay priistas que no tienen llenadera y reiteran, una y otra vez la locución atribuida, erróneamente, a José Zorrilla: “Los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud…”.


Por su parte, los adversarios vociferan gustosos a los cuatro vientos que el PRI es un muerto viviente.


La próxima elección de su dirigente nacional será la confirmación de que está en etapa terminal.


El respetado doctor José Narro, con su renuncia y decisión de no formar parte de la comparsa, extendió al PRI su certificado de defunción.


Pero quienes pelean la dirigencia, no aceptan su deceso porque quieren seguir “succionando” las migajas del INE.


La nomenclatura del tricolor acordó que Alejandro Moreno, gobernador con licencia de Campeche, sea el próximo dirigente. Su misión es alinearse con MORENA para gozar de privilegios a cambio de votos. Será un sumiso más de la 4T.


Ivonne Ortega no podrá detener la tramposa decisión cupular en movimiento. Sus pataleos no impedirán la llegada del campechano, quien en otros tiempos vomitaba pestes del tabasqueño.


A Ulises Ruiz, quien pudo ser el más competitivo, le metieron zancadilla antes de arrancar la carrera. Su rivalidad con José Murat, lo hundió.


La dirigencia tricolor se aferra al endeble poder que les queda y, si para conservarlo tienen que aliarse con el nuevo mesías, “me canso ganso” que lo harán sin rubor alguno.


El PRI va en picada, caída libre y sin malla protectora.


En las dos gubernaturas donde hubo cambio de poder este año, Puebla y Baja California, no pintaron una solo rayita tricolor. En cambio, MORENA, todavía con el impulso que imprime AMLO, se las arrebató al PAN, de “golpe y porrazo”.


Con el temor de ser arrasados en las próximas elecciones intermedias, han pactado la muerte del PRI y dar paso a su novedoso romance político llamado PRIMOR.


El tricolor sufrió su primer sismo en 1987, con la Corriente Democrática que se opuso a que Carlos Salinas fuera el candidato del priismo y se fracturó.


Cuauhtémoc Cárdenas fue el candidato del Frente Democrático Nacional, que al final perdió por la caída del sistema manipulada por Manuel Bartlett.


El neoliberalismo se asentó y el tricolor sorteó la fractura profunda, que dio origen al PRD.


La debacle fue en 2018 y colapsó en 2019.


 


El partidazo invencible que resurgió de sus cenizas para recuperar la Silla del Águila en 2012, olvidó, sin embargo, lo más importante: el contacto con el pueblo.


La soberbia y la corrupción institucionalizada provocaron el hartazgo ciudadano, que dio paso a la ola pejista instalada hoy día en Palacio Nacional.


El otrora poderoso PRI, ante la disyuntiva de desaparecer, ha optado por la sumisión ante la 4T y sumar sufragios en las próximas contiendas electorales.


Y mientras, el autor de la estrategia para salvar su “pellejo” a través de un pacto de impunidad, “mueve el bote” disfrutando y agradeciendo a quienes siguieron su juego para hacer creer que el cambio de dirigencia es puro y limpio.


Peña Nieto, hizo su agosto en el mes de junio con Alejandro Moreno (quien lleva en su apellido paterno la línea política a seguir) y Carolina Viggiano, quienes harán el 1-2 en el PRI Nacional.


Faltan 46 días para la contienda interna… ¡y ya tenemos el nombre del ganador!


¡Brujos!

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