jueves, 23 de mayo del 2024
 
Por Maquiavelo
Columna: Se dice
Como pelea de barrio
2019-07-05 | 07:38:58

La polémica entre el secretario de Gobierno, Eric Cisneros y el fiscal Anticorrupción, Marcos Even Torres,  es de esas peleas de barrio donde se usan adjetivos de menosprecio para denostar a los funcionarios, se pierde el nivel y la altura de lo que debe ser un debate.


Acusar que no se tiene calidad moral y que se trata de un servidor público patito, además de acusarlo de corrupto,  ya que se quedó con propiedades que les quitaron a los duartistas a cambio de no meterlos a la cárcel. Son graves denuncias de tipo penal que obliga al número dos del Gobierno del Estado a comprobarlas.


Se supone que Even Torres es un maestro del Derecho y que su alumno  es el cuestionado fiscal general Jorge Winckler. Se viven nuevos tiempos donde impera la justicia y el gobierno federal no da ninguna línea.


En esta confrontación entre el nefasto pasado panista y el gobierno estatal, debe ser de pronóstico reservado, donde el conocimiento de las leyes y la experiencia en los juicios  coloca  en desventaja al que acusa. Ciertos principios sobre estos procesos de impartición de justicia son muy precisos.


La existencia de videos y audios donde se negociaban la salida de prisión de los priistas rateros y se asegura que Marcos Even era el que ejecutaba, de allí el duro calificativo de carecer de ética y vergüenza.


Un infierno llamado Veracruz


Como un ejemplo de lo grave de la inseguridad que se vive en Veracruz, un comando entró a una empresa donde laboraban 100 personas, a todos les quitaron lo que llevaban desde celulares, carteras y tarjetas bancarias.


Por razones de seguridad y amenazas que tienen los propietarios de este negocio, pidieron se omitieran nombres, la razón social de esta empresa y donde está establecida. Hasta el momento no hay nadie detenido.


Nadie creería  que esto podría acontecer en pleno día y ante tantas personas que resultaron afectadas.


La relación Lidya Cacho y Yunes


Comenta la periodista Lidya Cacho en el curso de una entrevista que hace años que vivía en Cancún,  vio que bajaba en una residencia con amplios jardines un moderno helicóptero,  razón que la intrigó y despertó su interés periodístico, motivo por el cual le preguntó al joven que estaba en la entrada quién vivía en dicho lujoso lugar y le contestó que pertenecía a Pablo Escobar, el famoso narcotraficante de Colombia. En dicha casa habitaban hermosas jóvenes colombianas que disfrutaban de la protección de las autoridades, en aquellos tiempos, el gobernador de Quintana Roo, era Pedro Joaquín Coldwell, quien fuera presidente nacional del PRI y secretario de Energía con Peña Nieto.


La periodista empezó a investigar lo que ocurría en esa casa y los personajes que la habitaban la motivaron a escribir su interesante libro titulado Los demonios del Edén, en donde denuncia a la mafia de la pederastia en México y la explotación comercial del sexo con menores donde implica  a varios funcionarios públicos.


Cuando dichos textos estaban en prensa, que pronto saldrían a la venta y a la luz pública, fue llamada y advertida que correría graves riesgos su vida si salía a la venta su libro. El personaje que la amenazó de estos peligros era Miguel Ángel Yunes Linares, el exgobernador de Veracruz.

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