martes, 14 de mayo del 2024
 
Por Cecilio García Cruz
Columna: Jesús te ampare
El manotazo de Lima
2019-09-26 | 07:13:15

El joven secretario de Finanzas y Planeación, caminó muy pensativo hacia su oficina e instruyó a su incondicional y suertudo Víctor Manuel Rebollo Ramírez –su amigo de escolaridad que se rompía el alma por él--- que convocara a reunión urgente con sus subalternos.


Dominguito de asueto.


Sin embargo, José Luis Lima Franco se desanudó la corbata y cambió el traje común y corriente, por uno de camuflaje.


War Room, con la ausencia obvia de un subsecretario, pariente cercano al gobernador: Eleazar Guerrero Pérez, quien opera por su cuenta y solo acuerda en forma directa con su primo Cuitláhuac García.


Y Lima Franco, les leyó la cartilla.


Ante el asombro de los convocados, fue severo, directo y evitó circunloquios. Fue al grano.


Mintiera si fue textual, pero más o menos deslizó:


“Sé que alguno de ustedes no ha cumplido con los deberes que les impone la ley, sirviendo a la comunidad y protegiendo a todas las personas contra actos ilegales, en consonancia con el alto grado de responsabilidad exigido por su profesión”.


No soltó nombres ni temas específicos.


Rostros serios y algunos cabizbajos, con la cabeza inclinada hacia abajo. Sorprendidos.


En pocas palabras, les expresó que se tiene conocimiento que hay servidores públicos en SEFIPLAN que han violado el Código de conducta y eso lo sabe el titular del Poder Ejecutivo.


Los nombres de los funcionarios que se sienten intocables, arrogantes y, además, se han metido en el fangoso río de la corrupción, ya están en el escritorio principal de Palacio de Gobierno.


Uno de ellos, al tercer whisky, protagoniza escenas de inaudita prepotencia.


En diciembre serán separados de sus cargos y encomiendas, pero si antes se hacen públicas sus fechorías, podrían causar escándalos y escozor políticos que mancharían la imagen de la institución.


Los artículos 109, fracción III de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 5 de la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción y 7 de la ley General de Responsabilidades Administrativas, establecen:


“Que la legalidad, la objetividad, el profesionalismo, la honradez, la lealtad, la imparcialidad, la eficiencia, la eficacia, la equidad, la transparencia, la economía, la integridad y la competencia por mérito, son los principios que rigen el servicio público”.


Algunos jóvenes funcionarios (insisto, no todos), de SEFIPLAN, se ensoberbecieron muy pronto con el poder y desconocen o no han leído el Código de Ética de los Servidores Públicos y las Reglas de Integridad para el Ejercicio de la Función Pública, del  Poder Ejecutivo del estado de Veracruz.


Deberían hacerlo para cambiar conductas y ordenar su metodología de trabajo en beneficio de la sociedad veracruzana, pero eso no lo entienden por distraerse en frivolidades pasajeras y nimias.


El gobernador Cuitláhuac García, “un hombre honesto y bueno” (así lo llama su patrón AML; pero también lo ha reprendido: “tú tienes tache”), debe fajarse muy bien los “machos” en el traje de luces para salir en hombros como los grandes toreros.


Tiene que hacer una gran faena y tirarse a matar con decisión, para dejar el estoque en la empuñadura, hasta “tocar pelo”.


Impedir que intervengan los subalternos que todo lo estropean con sus torpes capotazos.


Y,sobre todo, evitar una tremenda “cogida” por un toro de lidia loco como “El Pajarito”, de 503 kilos, que hace 10 años saltó al tendido de la Plaza México causando pánico, terror y azoro.


Pero, además, Cuitláhuac debe salir de la plaza de toros en una pieza, con las orejas, las patas y hasta el rabo del burel en sus manos.


Y olé, matador.

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